Aquí algunas anécdotas periodísticas que bien pueden convertirse en excelentes lecciones para especialistas en relaciones públicas, voceros de empresas y todos aquellos que incidan en la comunicación corporativa.       Parte esencial del trabajo de un reportero es informar, dar a conocer, narrar, describir hechos que son o pueden ser de interés para una comunidad, una ciudad, un país o el mundo; el de una agencia de relaciones públicas es el de contribuir al logro de ese objetivo periodístico. Sin embargo, pocas veces el reportero o el ejecutivo de relaciones públicas dan a conocer todo lo que de alguna forma tienen que enfrentar para cumplir con esa labor y que sólo queda en sus recuerdos como meras anécdotas, muchas curiosas, otras divertidas y algunas más no muy gratas. Como reportero, estas anécdotas pueden ir desde una novatada o algunas “travesuras” entre colegas, hasta vivencias que ponen en riesgo la vida o, al menos, la estabilidad laboral; como ejecutivo de relaciones públicas en relación con medios, las historias pueden ir desde solucionar circunstancias que pueden poner en entredicho el nombre de una institución, a resolver situaciones que, voluntaria o involuntariamente, origina algún periodista. No obstante, unas y otras son situaciones que dejan alguna enseñanza. Ejemplo de ello son las siguientes historias:
  • Juan Villoro narra en la Revista de la UNAM: “Leñero ha dejado constancia de la noche en que una fotografía de Raúl Salinas de Gortari iba a ocupar la portada de Proceso y no encontraban una frase para respaldarla. Cuando las ideas parecían agotadas, (Julio) Scherer dio con una que ha transformado el habla popular de México: “El hermano incómodo”. Lo mejor de la anécdota es que la puntería del director reveló, una vez más, su entusiasmo por el oficio. Los ojos le brillaban cuando le comunicó el titular a Leñero: “Dime que te gusta, dime que te fascina, dime que te enloquece”.
Una frase puede convertirse en un encabezado de primera plana o en un referente continuamente citado. Es por ello que a quienes asumen el papel de vocero de una institución se les instruye en sus entrenamientos para expresar durante una entrevista o conferencia de prensa una frase recordable. Algunos ejemplos: “¿por qué yo?”, “Política Ficción”, “El error de diciembre”, “El señor de las ligas”, etcétera.
  • El portal Vocero.com.mx recuerda la anécdota de un reportero de Ovaciones que fue víctima de censura durante la presidencia de Ernesto Zedillo: “Cuando un reportero de Ovaciones, David Romero Ceyde le preguntó a Zedillo si en México era posible un golpe militar de Estado, la pregunta y la respuesta fueron censuradas. Ricardo Alemán lo narró en una de sus columnas: ‘… El presidente Zedillo fue sorprendido por la pregunta de un periodista mexicano sobre los rumores de golpe de Estado. Molesto, el presidente mexicano pidió no hacer caso de rumores, al tiempo que la pregunta y la respuesta fueron censuradas de la versión estenográfica. El periodista, por cierto, fue despedido de su medio”.
Luego del incidente, Romero ingresó como reportero al diario La Crónica de Hoy en el que en 2005 ocupó el cargo de Gerente General, hasta su muerte, en junio del año siguiente. Un vocero debe estar preparado para todo tipo de preguntas, especialmente ante situaciones coyunturales, para las cuales es importante tener una postura claramente definida y sostenerse en ella.
  • El veterano periodista Manuel Arvizu, quien trabajó en el diario Excélsior hasta julio de 1976, realizó, un año antes, una entrevista al entonces secretario de Hacienda, José López Portillo, quien carecía de experiencia en el ramo hacendario por lo que al ser designado el Presidente en turno exclamó “A partir de ahora, la política económica se decide en Los Pinos”. Aprovechando una distracción telefónica del secretario, Arvizu se percató de unos documentos en el bote de basura, mismos que recogió y guardó cuidadosamente. Se trataba del último borrador de la propuesta de cambios fiscales que se propondrían para el siguiente año. Al día siguiente la información ocupó las ocho columnas y no fue desmentida por la Secretaría de Hacienda.
El reportero ejerce su función durante las 24 horas del día y está siempre atento a todo lo que rodea el lugar en donde realizará una entrevista. En los entrenamientos a los voceros también se les recomienda no tener sobre el escritorio –ni el cesto de basura– documentación confidencial o que pudiera resultar de alto interés para el periodista, a riesgo de vivir una situación similar.
  • Un reportero de televisión especializado en temas aeronáuticos recibió el encargo de realizar en el aeropuerto algunas entrevistas a los integrantes de la selección mexicana de fútbol, sobre el tema de cómo se preparaban para un viaje internacional de varias horas. El problema que enfrentó es que sólo identificaba al director técnico Velibor “Bora” Milutinović. Ante ello se tuvo que asesorar con sus camarógrafos a quienes, previo a abordar a alguno de los jugadores, les pedía su nombre y algunos rápidos antecedentes que le permitieran aparecer como conocedor del tema. El resultado de sus entrevistas no requirió de gran edición y cumplió con la encomienda, apareciendo como un gran conocedor del deporte.
La preparación para una entrevista es fundamental tanto para el vocero como para el reportero. Para el primero, a través de algunas preguntas previas que le pudieran hacer y teniendo claridad sobre el mensaje que quiere transmitir a las audiencias. Para el segundo, documentándose sobre el vocero, la institución a la que representa y, sobre todo, acerca del tema que quiere abordar. Finalmente, me parece curioso recordar algunas de las novatadas que se solían dar a los nuevos reporteros hace algunas décadas:
  • En la fuente aeronáutica en la época en que permanecían reporteros de guardia a toda hora, era común que al nuevo reportero se le dijera: “El aeropuerto está cerrado”. Inmediatamente se le solicitaba su ayuda para que recorriera los mostradores de documentación (cuyo personal conocía la novatada) para ver quién tenía la llave.
  • En la fuente policíaca, en una de varias posibles novatadas, se le decía al novato que acudiera de inmediato a la esquina de Avenida Cuauhtémoc y Baja California, en donde se encontraban cientos de muertos; la sorpresa no era menor cuando el nobel reportero se percataba que en esa esquina está un panteón.
  • En la guardia nocturna en la Cruz Roja, la novatada consistía en llevar al debutante a cubrir un “terrible accidente”. Se le ubicaba en la parte trasera de la ambulancia en donde no había cinturones de seguridad y se le daba un breve recorrido a alta velocidad dando vueltas pronunciadas que ponían al reportero en el piso.
  • En los inicios de la televisión a colores y durante varios años después se hacían ajustes cromáticos, de manera electrónica, antes de las grabaciones de video; la novatada de quien ingresaba a alguna televisora consistía en tener que recorrer varias áreas solicitando una caja de barras de colores.
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