El 86% de la navegación en los móviles se hace desde apps, no desde el navegador, lo cual pone en evidencia una evolución en la dinastía digital. Quizás es tiempo de pensar móvil primero.   ¿Cuándo es momento de pensar en una app? ¿Qué esfuerzo requiere ir de internet a una app? ¿Cuáles son sus pro y sus contra? Son preguntas que constantemente nos hacen en la consultoría, seguido del típico ¿qué debo tomar en cuenta antes de dar ese paso? En marzo del 2015 celebramos 26 años de la red más conocida del mundo: internet. Muchos de nosotros la hemos integrado como parte de nuestra vida diaria, y para algunos concebir el trabajo sin medios electrónicos suena casi imposible. La hemos visto transformarse de una humilde colección de sitios estáticos a un dinámico ecosistema de contenido en línea, de comercio electrónico e interacción entre individuos y compañías. En México vemos recientemente explosionar el comercio electrónico gracias a la coyuntura entre los hábitos y costumbres de los clientes, las condiciones en el sector financiero, la certeza legal y la inclinación de la oferta a través de este canal de comercialización. ¿Es entonces momento para pensar en otra opción, la de una app? En 2014, la economía de las aplicaciones a nivel internacional supuso ya el 25% del negocio total de la movilidad –según un informe de Vision Mobile–, frente al 75% de negocio que fue generado por la venta de dispositivos, y se espera que esa cifra suba hasta 33% en 2016. Ante estos datos no podemos cerrar los ojos. Siempre debemos tener un pie en el siguiente paso y observar cuándo es adecuado tomar la decisión dentro de la estrategia de la empresa y la asignación de presupuesto. De hecho, WSJ publicó en su artículo “The Web Is Dying; Apps Are Killing It” que el 86% de la navegación en los móviles se hace desde apps, no desde el navegador, lo cual pone en evidencia una evolución en la dinastía digital. Hay una transición de la predominancia de sitios web como ancla del marketing moderno, al uso de apps. ¿A qué se debe ese cambio? Las apps hacen la vida fácil, son más intuitivas, versátiles y nos sumergen en experiencias únicas; en éstas, vamos directo al contenido sin pasar por buscadores, y nos vuelven más eficientes y más precisos ante el mar de opciones. Sin embargo, la responsabilidad de las empresas en este sentido es cumplir con las expectativas de los usuarios de apps. En pocos años, las tiendas nativas como Google Play o App Store se han convertido en un catálogo interminable de opciones en temas muy variados; esto hace cada vez más necesario planear estrategias de posicionamiento, segmentación de públicos, etc. Además, hay que tomar en cuenta que la migración de web a app demanda un cambio en la manera que se hace el marketing, específicamente la relación con los usuarios. Quizás es tiempo de pensar móvil primero. En cuanto a la forma de capturar usuarios, algunas estrategias son similares, por lo que podrán capitalizarse parte de las experiencias adquiridas en web; sin embargo, sí implica esfuerzos adicionales y horas de aprendizaje, aspectos que pueden minimizarse con ayuda de los expertos. Al final de cuentas, el objetivo es llegar al 85% de las personas que prefiere una app nativa que navegar en web. Tarea un poco difícil, pero no imposible, y mientras ven cuáles serían sus opciones, yo los dejo para consultar en mi smartphone cuál es la mejor ruta para llegar a mi restaurante favorito. Si el tráfico está muy complicado quizá decida pedir taxi mediante mi app, y en el trayecto comprar mis boletos de cine.   Contacto: Twitter: @EstherMurow LinkedIn: Esther Murow   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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