La transferencia de conocimiento es el vehículo principal para lograr cambios importantes a medida que las nuevas generaciones se involucran en la fuerza laboral. Pasa lo mismo con la industria automotriz, la cual se mantiene como el pilar principal de la economía mexicana. Esto ha sido resultado, en buena parte, de la reconocida mano de obra calificada que tenemos en la industria, que es una de las más eficientes a nivel global desde hace varias décadas, dejando claro el talento y potencial en el país.

La industria se ha consolidado como una fuente importante de empleo; tan solo en 2022 se mantuvieron 986,576 empleos, de los cuales 89.7% están destinados a puestos y actividades relacionadas con la producción de autopartes, carrocerías y remolques; mientras que el 10.3% está enfocado a la industria terminal, logrando así un beneficio directo a más de 3.5 millones de familias. 

Además de que la industria automotriz consume insumos de 219 ramas económicas del país, más del 80%. A través de esas ramas, como industria se impacta en casi 30 millones de empleos.

Los datos mencionados previamente, muestran el potencial que México posee como líder automotriz y que ha logrado sobrellevar pese a las adversidades globales, como el desabasto de microcomponentes y la disrupción de las cadenas de suministro. Esto último, incluso abriendo una oportunidad en materia de regionalización para México que nos permite como industria potenciar el nearshoring, además de las oportunidades que trae la transición a electrificación de vehículos para reducir emisiones.  

Por ello, para lograr que estos esfuerzos sean llevados de la mejor forma, es necesario visualizar las tendencias con las que evoluciona la industria y, por ende, atender las necesidades de especialización y de mano de obra que también se tendrán. Una clave para esto será continuar el impulso del talento joven para mantener una industria automotriz actualizada, eficaz y competitiva.

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Por un lado, ahora que la electrificación es una realidad, es fundamental que la gestión de dicha transición pueda realizarse de manera eficiente y al ritmo con el que el mercado lo está demandando; para eso, necesitamos cada vez más de la especialización del talento. 

Cada vez son más las armadoras que están llegando a nuestro país con objetivos claros para en 2050 convertirse en empresas neutras en carbono a través de la producción de vehículos electrificados; pero también desde la operación de sus plantas y el uso de nuevas tecnologías verdes. De modo que será necesario el ingreso de profesionistas enfocados en ingenierías mecánicas, así como industriales con alguna especialización en desarrollo sustentable. 

Asimismo, parte del potencial en nuestra mano de obra tiene que ver con la transferencia de conocimiento que mencionaba previamente. Tenemos a grandes universidades como el IPN, la UNAM o el Tecnológico de Monterrey, por mencionar algunas, que cada vez más impulsan programas de estudios STEM – ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas- y ofrecen carreras más especializadas para la industria automotriz.

Por otro lado, también las empresas están realizando esfuerzos con los jóvenes para promover programas que ayuden a los estudiantes a entender el mundo automotriz desde temprana edad. Desde competencias a nivel nacional, regional o global donde promueven que equipos multidisciplinarios de estudiantes simulen la creación de prototipos con materiales sustentables, hasta la alianza con academias u ONG’s para impulsar programas o apoyos estudiantiles. 

Y por supuesto, existe una prioridad de enfocar nuestros esfuerzos para cerrar la brecha de género que existe entre los hombres y mujeres que deciden inclinarse por estudiar alguna ingeniería o especialización de carrera, que antes era pensada más comúnmente para los hombres. 

De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), en 2022 se resaltó que en México solo tres de cada 10 profesionistas mujeres están relacionadas con las carreras en STEM; y aunque se ha observado un incremento significativo, aún queda un largo camino por recorrer. No obstante, la industria automotriz ha sido ejemplo de que las mujeres en estas carreras y sector han dejado huella a través del tiempo. Por ello, refrendamos ese compromiso para generar las mismas oportunidades y condiciones, así como seguir reconociendo y promoviendo el talento femenino.  

Es así que, si bien nuestra mano de obra ha sido reconocida por sus altos estándares de calidad, la oportunidad que tenemos en el país de seguir trabajando por esta especialización y generar nuevas habilidades para cumplir con las demandas del mercado, deben ser prioridad. 

La industria automotriz mexicana se encuentra en un momento clave, en el que es necesario no estancarnos y trabajar de la mano, iniciativa privada y academia, para impulsar la creación de oportunidades dentro de la industria para apostar por la promoción e impulso de nuestro talento. 

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Contacto:

Dr. José Zozaya, presidente ejecutivo de la AMIA

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