El gobierno de China está acostumbrado a salirse con la suya. Mantiene un fuerte control sobre la divisa y hasta puede fijar objetivos de crecimiento de la economía. Pero el mercado bursátil, al parecer, es más difícil de mantener bajo control.   Pese a haber repuntado los últimos días, el índice Shanghai Composite llegó a descender hasta 30% desde mediados de junio, lo que ha representado una pérdida en valor del mercado accionario de USD 3.5 billones, lo equivalente al valor de todo el mercado bursátil de Gran Bretaña. Entre otras medidas, se flexibilizaron las normas de compras apalancadas de títulos y sus garantías, se ha ordenado a las empresas de intermediación controladas por el Estado que compren acciones y se endurecieron las normas sobre las ventas en corto. Y, sin embargo, en lugar de restaurar la calma, la intervención del gobierno pudo haber propagado el contagio hacia Hong Kong.   ¿Qué está fallando? Mientras que el Estado chino ejerce influencia sobre las instituciones financieras, los inversionistas minoristas son difíciles de persuadir, y representan cerca del 80% del volumen de negociación de las acciones A locales. El desafío de convencerlos para que no vendan ha sido mucho más difícil, pues muchos han estado negociando con dinero prestado. El financiamiento de garantías para compra de títulos prácticamente se ha quintuplicado en el último año y alcanzó un nivel máximo de USD 354,000mn (CNY 2.2bn). El gobierno ha flexibilizado los términos de los préstamos con objeto de reducir las ventas forzadas por las llamadas de margen o “margin calls”. Pero los inversionistas que negocian con dinero prestado suelen estar más impacientes por reducir sus pérdidas, con independencia de si están obligados a hacerlo o no. Las restricciones a las ventas en descubierto tampoco logran alcanzar el objetivo. Los préstamos de acciones ya eran difíciles, con lo cual las ventas en descubierto no han tenido un gran papel en el mercado de todos modos. Finalmente, el gobierno le está prestando USD 42,000mn (CNY 260,000mn) a 21 empresas de intermediación para apoyar las compras de acciones de alto valor de mercado (blue chips). En un mercado cuya facturación diaria puede llegar a los CNY 2bn, el plan equivale sólo a unas pocas horas de operación. Peor aún, para financiar estas compras, algunos intermediarios se han visto, al parecer, obligados a vender las acciones H operadas en el mercado internacional en Hong Kong. Ello ha propagado la infección del mercado, y el MSCI China también ha bajado ahora más de un 15% desde mediados de junio.   ¿Deberíamos preocuparnos? Un factor positivo radica en que posiblemente las consecuencias de la caída sean limitadas. Para empezar, el efecto sobre el consumo debería ser bajo. Los ciudadanos chinos poseen tan sólo un 6% de su patrimonio en acciones, muy inferior a la asignación de 22% de los hogares de EU. Históricamente, existen muy pocas evidencias de un vínculo entre las rentabilidades del mercado y el PIB. El aumento del 70% de las acciones chinas entre febrero y junio hizo muy poco por impulsar la actividad económica; así pues, es poco probable que la reciente caída del 33% vaya a perjudicarla gravemente. El daño para los inversionistas también debería ser contenido. A pesar del reciente derrumbe, muchos inversionistas chinos siguen registrando ganancias, dado que el Shanghai Composite se ha mantenido un 80% arriba en los últimos 12 meses. Y el impacto sobre los inversionistas internacionales será limitado, pues las acciones A chinas representan tan sólo el 1% de las tenencias de renta variable, y las acciones H el 5%.   Contacto: Correo: [email protected] Microsite: UBS Platiquemos Microsite: UBS
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