Cuando Dennis entró a Boeing era un estudiante de ingeniería aeronáutica y tenía un puesto temporal. Hoy, 30 años después, está a unos días de ocupar el puesto máximo de la compañía.   Por Susan Adams El 1 de julio, Dennis A. Muilenburg, de 51 años, asumirá el cargo de director general de Boeing, el gigante aeroespacial con ingresos anuales por 91,000 millones de dólares (mdd), anunció la compañía. El ejecutivo es un ingeniero aeronáutico que comenzó en Boeing hace 30 años como practicante. Después de ascender en la escalera corporativa y dirigir las actividades de defensa y del espacio, se ha desempeñado como director de operaciones y presidente desde 2013, y era ampliamente visto como un heredero obvio. En momentos en que pocas personas piensan en trabajar para la misma empresa durante toda su carrera, la llegada de Muilenburg al cargo máximo en Boeing demuestra que la lealtad a una compañía aún puede rendir frutos. Jugosos frutos. Dennis cursó la licenciatura en ingeniería aeroespacial en la Universidad Estatal de Iowa y una maestría en aeronáutica y astronáutica en la Universidad de Washington antes de unirse a Boeing como practicante en 1985. Como jefe de Sistemas de Defensa de Boeing, una de las dos divisiones principales de la compañía, ganó un contrato para construir una nueva cisterna de reabastecimiento para la Fuerza Aérea y redactó una estrategia para absorber recortes presupuestarios de defensa. El colaborador de Forbes Loren Thompson, quien ha tratado con Muilenburg a través del think tank del Instituto Lexington de Thompson, describe a Muilenburg como “concentrado e hipercompetitivo”, con una afinidad para los deportes y el ejercicio, especialmente la bicicleta. “Hay una intensidad en su personalidad que uno rara vez se encuentra en el sector aeroespacial, uno tradicionalmente mesurado”, escribe Thompson. Muilenburg no es el único alto ejecutivo que ha cosechado los frutos de perseverar en la compañía en donde ha practicado. Aquí hay otros tres jefes que iniciaron como pasantes: Mary Barra, de 53 años, CEO de General Motors desde diciembre de 2013, se convirtió en practicante en la fábrica de la automotriz de Detroit, hace más de 30 años. En ese entonces era una estudiante de ingeniería de 18 años en el Instituto General Motors (ahora Universidad Kettering) en Flint, Michigan, una escuela de oficios cooperativa fundada en 1919 y dirigida por GM entre 1926 y 1982, donde los Tres Grandes de Detroit pagaron por su educación mientras trabajaba temporadas en la empresa. Entre sus primeros trabajos estuvo uno en una planta de estampado metálico en Pontiac. Después de graduarse entró a trabajar como inspectora de calidad de tiempo completo de Pontiac. En 1988 la empresa le pagó una maestría en Stanford. En medio de las tensas negociaciones laborales nacionales, trabajó para mejorar las comunicaciones a nivel de planta con los empleados. Cuatro años más tarde, ya dirigía una fábrica de GM que pasaba por serios problemas en una época en la que buscaba innovar en la automatización para desafiar a los japoneses. Más tarde GM fue ascendida a directora ejecutiva de ingeniería de fabricación. Poco después de convertirse en CEO tuvo que manejar la controversia sobre los problemas del switch de encendido en el Cobalt GM que ha sido relacionado a 87 víctimas mortales. Barra ganó 16.4 mdd en 2014. Ursula Burns, de 56 años, CEO de Xerox desde 2010, trabajó en el gigante de impresión y copias a sus 20 años, cuando era practicante de verano y estudiante de ingeniería mecánica. Mientras crecía con una madre soltera en Nueva York, un consejero en su preparatoria católica le aconsejó seguir la carrera en enfermería, enseñanza o convertirse en monja. En cambio, se especializó en ingeniería mecánica en la Universidad de Nueva York y cursó una maestría en el tema en Colombia. Durante sus veintes, se despeñó en varios puestos en Xerox en el desarrollo de productos y planeación hasta que Wayland Hicks, un vicepresidente, le pidió que fuera su asistente ejecutiva en 1990. Ella tenía 31 años y tomó el trabajo, a pesar de que pensó que podría ser un callejón sin salida. Burns no pasó desapercibida para el presidente de Xerox Paul Allaire, quien la contrató como su asistente ejecutiva, y fue cuando Ursula comenzó a construir una reputación de decir lo que piensa acerca de los retos de la empresa. Más tarde dirigió equipos en los negocios de fax e impresión en red. En 2000, con las acciones por los suelos y los rumores de una quiebra, estaba lista para renunciar, pero los miembros del consejo la convencieron de quedarse. La compensación de Burns alcanzó los 22 mdd en 2014 según Bloomberg. Roger Goodell, de 56 años, comisionado de la NFL desde 2006, recibió una serie de cartas de rechazo de los equipos de futbol profesional antes de conseguir una práctica administrativa de tres meses en la sede de la liga en 1982. Su tenacidad le consiguió ese puesto después de que el entonces director ejecutivo Don Weiss le dijo que no había trabajo disponible, pero que pasar por su oficina por si alguna vez estaba en la zona. Goodell manejó siete horas durante la noche y se presentó en las oficinas de Nueva York. Su siguiente trabajó fue como encargado de las relaciones públicas de los Jets antes de regresar a la liga. Desde que se convirtió comisionado en 2006 ha resistido muchas controversias, incluyendo demandas de ex jugadores por lesiones y enfermedades graves provocadas por el juego. The New York Times reportó que Goodell ganó 35 mdd en 2013. Muilenburg reemplazará a W. James “Jim” McNerney, de 65 años, que ha alcanzado la edad de jubilación obligatoria de Boeing. Según Bloomberg, McNerney ganó 24.9 mdd en 2014. El Times informa que la transición está llegando en un buen momento para la compañía con sede en Chicago, en medio de ingresos y beneficios saludables de los pedidos de sus nuevos aviones comerciales de bajo consumo. Muilenburg dijo al Times que se había enfocado intensamente en la división de aviones comerciales en los últimos dos años y está planeando el futuro de la unidad. Él también tiene que lidiar con el posible cierre de producción de aviones de combate de Boeing en St. Louis. McNerney tenía amplia experiencia fuera de Boeing antes de unirse a la compañía como director, presidente y director general en julio de 2005. Antes fue presidente y consejero delegado del gigante mundial de tecnología 3M, donde había trabajado desde el 2000, después de 19 años en General Electric. Durante su permanencia en GM presidió el lanzamiento del llamado Dreamliner, un avión más ligero que terminó golpeado por inconvenientes de producción y problemas con las baterías de litio-hierro. También fue criticado por su difícil relación con los trabajadores de Boeing. No obstante, el precio de las acciones de Boeing ha aumentado 40% en los últimos dos años, impulsado por la expectativa de que los nuevos aumenten los ingresos. Un analista de aviación dijo al Times que los ingenieros de Boeing están emocionados por la llegada de un colega al puesto más alto. La vasta experiencia de Muilenburg en la empresa también lo pone en buena posición. Para facilitar la transición, McNerney seguirá siendo CEO hasta febrero y luego permanecerá como presidente.

 

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