Cada comienzo de año se habla mucho de los riesgos que puede enfrentar México. En esta ocasión, no hablamos de factores coyunturales: en 2018, vamos a enfrentar aspectos estructurales, verdaderas bombas de tiempo para toda economía, como la pobreza, las pensiones, la deuda, la corrupción y la impunidad, que han crecido y requieren acciones inmediatas para empezar a corregirlas y erradicarlas de raíz para no generar un daño más profundo en la sociedad. Con los programas sociales, hemos apostado a reducir la pobreza, pero habría que considerar si nos hemos equivocado en el camino, porque, en lugar de lograr una disminución fuerte en la cantidad de ciudadanos que viven con carencias, en algunas regiones del país ha habido, incluso, un incremento. Como México está dividido en zonas muy pobres y zonas prósperas, esto genera un desequilibrio económico y social que deberá ser atendido de manera prioritaria para hacer un país más igualitario. Los programas sociales que se han desarrollado dan ayuda, pero, en ningún momento, se estipula que los beneficiarios contribuyan con trabajo, con responsabilidades sociales, porque parece que todo es un derecho, sin obligaciones. Otra bomba por desactivar es el tema de las pensiones. Prácticamente ya estamos viviendo la crisis, debido a que la estructura demográfica ha cambiado con el incremento de la expectativa de vida, y ahora hay que financiar el bienestar de las personas por más años, pero el sistema actual de pensiones sólo cubre al 40% de la población, mientras que el resto, durante su vejez, enfrentará problemas de pobreza. Por ello, se observa cómo las instituciones que otorgan pensiones han complicado los trámites para obtenerla y, de alguna manera, extender su capacidad financiera. A todo ello hay que sumarle que el ahorro de quienes actualmente cuentan con un sistema de pensiones es insuficiente y, a futuro, no les permitirá contar con un retiro digno, por lo que, nuevamente, son inminente más afectaciones a las finanzas del país y, además, hay que considerar que las pensiones y jubilaciones en el ISSSTE, Pemex, CFE y el Consejo de la Judicatura Federal ya representan un monto importante para el gasto. Posiblemente, un paliativo será la cuenta individual de los derechohabientes del Infonavit. Una bomba que no hay que activar es la deuda del país, tanto interna como externa. Mucho cuidado, porque la velocidad con la que han venido aumentando los pasivos nacionales es preocupante: datos de la SHCP señalan que el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP), que no es otra cosa sino la deuda en su sentido más amplio (deuda interna, externa, rescate carretero, bancario, organismos y empresas públicas, entre otros) en 2016 fue de 50.14% del PIB; pero, en 2006, esa proporción era de únicamente 29.75%. Algo que hay que vigilar y monitorear muy de cerca es la capacidad de pago de los estados endeudados, que, en algunos casos, puede hacer un gran daño a las instituciones financieras del país. Para finalizar, las bombas más peligrosas para toda la economía son la corrupción y la impunidad, enemigos silenciosos que no sólo tienen costos elevados, sino que nos generan un rezago en competitividad, en la capacidad para generar riqueza. Los desafíos que México debe enfrentar en el escenario global de crecimiento (educación, innovación, competitividad, estabilidad, bienestar económico, desarrollo social, comercial y otros más) no podrán ser resueltos si no generamos verdaderos programas y políticas con alcance de largo plazo, para, así, erradicarlas de raíz. Estos elementos negativos deberán ser abordados por las ofertas que los diferentes candidatos a la presidencia de la República nos ofrezcan. Ellos deberán convencernos de que están capacitados para enfrentar tamaño reto. Vivimos en un mundo muy complejo, lleno de riesgos internacionales, de los cuales podemos contaminarnos con mucha facilidad y, si no tenemos fortaleza interna y defensas reales (unidad y estabilidad social), México se encontraría en un parteaguas, donde las bombas podrían explotar. Cuidado… mucho cuidado, México es primero.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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