Por Marco Antonio Serrato García* Vivimos una era de control personal sin precedentes. Nunca habíamos sido capaces de controlar todo aquello que vemos, escuchamos y leemos, como lo hacemos actualmente. Esto presenta diversas oportunidades, pero también retos para la formación continua y desarrollo ejecutivo. Opciones de entretenimiento como Netflix y Hulu nos permiten ver películas y series acordes a nuestros intereses y preferencias, en el momento y lugar de nuestro interés mediante diversas tecnologías. Amazon y Google identifican productos o páginas para nuestra consulta o compra, y nos hacen recomendaciones personalizadas a partir de ello. Spotify y Pandora aprenden sobre la música que nos gusta y la acercan a menos de un toque de dedo de distancia. Facebook y LinkedIn, por su lado, nos informan sobre aquello que nos gusta o interesa en círculos sociales y profesionales. La educación continua y desarrollo ejecutivo se topan con esta nueva normalidad que plantea diversos retos y oportunidades. Frecuentemente se dice que “los colaboradores y ejecutivos en la organización tienen la capacidad de elegir lo que desean aprender”. La realidad es que esto no es del todo cierto. Como se presenta en un estudio de The Chief Learning Officer – Business Intelligence Board, sólo 25 % de las organizaciones involucran realmente a sus colaboradores en la definición detallada de los conocimientos, habilidades y competencias que desarrollarán. De igual forma, el Human Capital Media Research Advisory Group, a través de un estudio que consideró a más de 1,500 áreas de formación en diversas organizaciones e industrias a nivel internacional, muestra que los líderes y directivos tienen en la mayoría de los casos el control final sobre esta decisión. Se habla de crear ‘ecosistemas de aprendizaje’ que permitan personalizar la experiencia del participante. Se invierte en plataformas que apuestan por entregar conocimientos en el momento, lugar y condiciones requeridas. Pero la realidad es que la personalización del aprendizaje en la formación continua y desarrollo ejecutivo están apenas por iniciar. Tecnologías como la inteligencia artificial o machine learning serán la base para una verdadera personalización, necesaria y urgente ante la inminente disrupción en el mundo de la formación. Por ello, es fundamental tanto invertir en tecnología y desarrollo como empatar nuevos conocimientos y competencias con la función, perfil, intereses y deseos de cada colaborador. ¿Qué están haciendo las empresas innovadoras? Mientras estas nuevas tecnologías e iniciativas se vuelven financieramente accesibles y se socializa su uso, organizaciones innovadoras están tomando ya acciones simples y de gran impacto. Por ejemplo, Relativity, una proveedora de tecnología para apoyar litigaciones e investigaciones legales otorga hasta 3,000 dólares anuales a sus colaboradores para invertirlos en formación de su propio interés. Es decir, ellos mismos hacen esa elección bajo un esquema de ‘libertad acompañada de responsabilidad’. Otras organizaciones están permitiendo que sus colaboradores utilicen hasta 10 % de su tiempo laboral para involucrarse en programas de libre elección, desarrollando nuevos conocimientos, competencias y habilidades que benefician a ambas partes. Empresas con operaciones internacionales como IBM han desarrollado también políticas para la atracción y desarrollo de talento bajo esta nueva tendencia. Más allá de considerar las ‘credenciales’ (grados académicos) de las personas, se están enfocando en las habilidades y competencias que han desarrollado o son capaces desarrollar en forma personal para determinadas funciones. De igual forma, empresas en este mismo sector como HackerRank han decidido mover su modelo de formación y desarrollo a un esquema basado en capacidades individuales en cada uno de los colaboradores que la conforman. Otras empresas en economías emergentes como India o América Latina ya están considerando acciones similares ante los enormes retos y oportunidades que se presentan en estas regiones. Y la razón es muy clara: mientras más individuos u organizaciones busquen formación personalizada conforme a intereses y necesidades específicas, la identificación y desarrollo de talento bajo esta tendencia crecerán en mayor proporción. Esto provocará que las áreas de formación de las organizaciones entren en una profunda transición en el futuro inmediato. Nuevas teorías, modelos e ideas están emergiendo para mejorar la calidad y pertinencia del conocimiento y formación a desarrollar en las organizaciones y sus colaboradores. Al mismo tiempo, esto demanda que los individuos seamos más empáticos, sensibles y comprendamos que el aprendizaje es una vía de dos caminos: todo aquello que aprendamos a través de nuestra organización, debe beneficiar a ambas partes. El mundo actual nos presenta un escenario en el que la formación será cada vez más personalizada, con y sin uso de la tecnología, pero también mucho más enfocada al beneficio mutuo del individuo y de su organización. Aquellas iniciativas que logren alinear y empatar ambos objetivos, serán las que se destaquen ante los retos que enfrentan ambas partes en el futuro inmediato. *Profesor de EGADE Business School y director de Educación Continua del Tecnológico de Monterrey.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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