Es tiempo de colgar la corbata en el perchero y cambiar los tacones por sandalias. Sientan la magia que se puede crear si se atreven a pasar desconectados estas vacaciones.   ¿Acaso te sientes distraído, agotado, rebasado? Aquí te va una buena noticia: las semanas Santa y de Pascua ya están aquí; se abre la temporada vacacional. El tiempo para colgar la corbata en el perchero y cambiar los tacones por cómodas sandalias ya llegó. Estamos en una época propicia para tomar unos días de descanso y recargar baterías. En ese sentido, para cumplir el cometido de llenarnos de energía, una buena idea es permanecer desconectados. Sí, sin aparatos que nos enchufen a Internet. Desde la perspectiva de la salud, es bueno hacernos cargo de que estamos cansados y hace falta reposar. Tal vez también necesitamos tomar distancia del exceso de comunicación que nos ofrecen los avances tecnológicos. Lo mejor, al cerrar la puerta y salir de vacaciones, es olvidarse de la oficina. Cuando uno no está en el trabajo, simplemente no está en el trabajo. Hay que dejar el tema en paz. Lo malo es que no todos sabemos hacerlo. Hay gente que siente remordimiento al descansar y ansiedad al estar fuera de la oficina. Hay que saber parar. Si estás de vacaciones, actualizar tu status en Facebook con una mano mientras haces llamadas a la oficina con la otra es una forma ineficiente de descansar y de trabajar. Libera tus manos. Conviértelas en territorios libres de aparatos. Entiendo que puede resultar muy angustiante, ya que estamos tan acostumbrados a tenerlos cerca que parecen una extensión del cuerpo, pero no lo son. Créeme, permanecer desconectado puede hacerte más presente entre colegas y colaboradores que estarlos fastidiando constantemente con llamadas y mensajes. Dales oportunidad de que te extrañen. Además, si tus ojos miran con devoción una pantalla, puedes estar perdiéndote grandes oportunidades. Primordialmente, al estar permanentemente conectado estás interfiriendo con la conexión de las personas que efectivamente están a tu lado. Esa pérdida es lamentable, pues por estar poniendo atención a un aparato electrónico estás dejando de lado lo que el mundo te puede enseñar. Las vacaciones son periodos para recuperar enfoque. El desempeño en el trabajo depende de la habilidad que tenemos para detectar problemas y crear soluciones innovadoras. Para hacerlo en forma profunda y efectiva necesitamos estar enfocados. Sin embargo, la concentración se convierte en algo imposible de alcanzar con tantas redes sociales y correos electrónicos zumbando a nuestro derredor. Desconectarnos ayuda a mejorar la atención y reencontrar el centro. Es importante alejarse de la tecnología de vez en cuando para darle cabida a nuestros sueños e intereses. El espacio que ocupan los aparatos se lo quitan a nuestros pensamientos, sentimientos y a las sensaciones. Dejamos de percibir las alertas que nos da el cuerpo por estar distraídos y hasta ignoramos a nuestros seres más amados. Las vacaciones son la oportunidad perfecta para bajar el ritmo. Vivimos tan instalados en nuestro modo de respuesta rápida que ya olvidamos cómo apagarlo. Las prisas causan ansiedad, sobreestimulación y estrés. Nuestra habilidad para desacelerar, para calmarnos y relajarnos está minada. Por ello, desconectarse en vacaciones nos brinda la oportunidad de ver el mar, de perder la mirada en el cielo, de ejercitar el cada vez más raro hábito de conversar, de experimentar la maravillosa sensación de escuchar o de tocar el firmamento leyendo un buen libro. En la cotidianidad laboral, la gente siente una presión abrumadora por responder inmediatamente los requerimientos de las redes sociales. Asomarse al Facebook, Instagram, Twitter, emails es una de las prioridades más altas. Por ello, para poder arrancar esa presión, puedes dejar el teléfono en un cajón y trasladar la devoción al aparato por el fervor a la familia y los amigos. La desconexión durante el descanso puede rendir otros beneficios, uno que tiene otro nivel de profundidad. Si la experiencia de estar todo el tiempo en línea deja una sensación de vacío, cansancio o soledad, cortar el cable, así sea de forma temporal, sólo por esta temporada, trae la oportunidad de avistar nuevas situaciones. Piénsalo como un breve retiro. Cuando regreses habrás ganado perspectiva, renovado los bríos, engendrado nuevas ideas para aprovecharlas cuando estés de nuevo en el terreno laboral. Computadoras, iPads, iPods, laptops, smartphones, televisiones, son demasiadas pantallas, ¿no lo crees? ¿Qué tal un poco de tiempo cara a cara? No es tal difícil comunicarse a través de este aparato llamado voz. Caminar y tomar aire, hacer ejercicio, es tan importante como alejarse de tanta tecnología. Correr sin nada enchufado a los oídos. Coger la correa y llevar al perro a disfrutar una caminata superlarga o con los niños al parque o disfrutar una cena con un amigo y después dar unos pasos sin prisa por los alrededores del restaurante, tomar a la pareja de la mano o sentarte a disfrutar de tu propia compañía en la banca de un jardín, en vez de buscar con ansiedad el artilugio favorito, se convierten en buenas ideas. Piensa en todas las horas que pasas frente a la computadora o delante de una pantalla. Ahora imagina las otras cosas que podrías estar haciendo en vez de estar tecleando. Desde el cajón que no has podido arreglar, hasta el libro que pacientemente te espera en el estante del librero o la visita que has querido hacer y no has podido concretar por falta de tiempo. Siente la magia que se puede crear si te atreves a desconectarte estas vacaciones. Hacerlo da un buen ejemplo a los niños. Los pequeños pasan cada día más tiempo sin moverse, hipnotizados por un aparato, sin aprender a interactuar con los demás y con el medio ambiente. Eso afecta su salud física, mental, su ánimo y su visión de la vida. Hacerlo da la oportunidad de construir intimidad, con la familia y con los amigos. Además, mientras nosotros respiramos profundo el aire vacacional, en el terreno de la oficina la gente también estará descansando de las presiones que ejercemos y, tal vez, estén echando de menos la forma en la que hacemos las cosas o resolvemos los problemas. Un buen propósito vacacional es solidificar vínculos. Para hacerlo de verdad hay que hablar sin que exista un aparato de por medio. En verdad, desconectarse puede ser una buena experiencia. Ayuda a limpiar la mente, aleja la distracción, el agotamiento y la sensación de estar rebasado. Ayuda a descansar.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @CecyDuranMena Blog: Las ventanas de Cecilia Durán Mena   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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