La policía que cumple una orden de arresto contra un hombre adinerado acusado de abuso infantil en Río de Janeiro dice que se toparon con su extensa colección de recuerdos nazis que se estima en 3.2 millones de dólares.
HECHOS CLAVE
El hombre de 58 años, que no ha sido identificado por las autoridades, supuestamente se acercaba a los niños en el complejo de condominios donde vivía en el oeste de Río de Janeiro y trató de llevarlos a su casa, dijo la policía.
Pero cuando las autoridades llegaron para arrestar al hombre, también encontraron una vasta colección de más de 1,000 artículos relacionados con el nazismo que incluían uniformes, insignias, medallas, pinturas y fotografías de Adolf Hitler, según Reuters.
El sospechoso fue acusado de discriminación tras el descubrimiento del botín, dijo la policía, y las armas y municiones de la Segunda Guerra Mundial presentes en el apartamento también lo llevaron a un cargo de armas ilegales.
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El sospechoso proviene de una familia que acumuló riqueza mediante inversiones, dijo a Reuters Luis Armond, el detective principal del caso, y la policía cree que usó su herencia para financiar su pasatiempo coleccionista: un uniforme usado por un nazi de alto rango puede costar tanto como 290,000 dólares, dijo.
La policía está investigando si el sospechoso tiene vínculos con grupos de extrema derecha en Brasil, y Armond planteó la posibilidad de que un museo se lleve la colección nazi.
COTIZACIÓN CRUCIAL
“Es un tipo inteligente y articulado, pero niega el Holocausto, es homofóbico, es un pedófilo y dice que caza homosexuales”, dijo Armond a Reuters. “No soy médico, pero me parece un psicópata loco”.
ANTECEDENTES CLAVE
Después de la Segunda Guerra Mundial, miles de oficiales militares nazis y miembros del partido huyeron a América del Sur para evitar ser juzgados por crímenes de guerra. El más notable que se sabe que terminó en Brasil fue Josef Mengele, que era médico en Auschwitz y realizó crueles experimentos en prisioneros de Brasil. Se ahogó mientras nadaba frente a la costa de São Paulo en 1979, casi 20 años después de huir de la caída del Tercer Reich. Los grupos neonazis aún operan en Brasil, especialmente en la parte sur del país, y han crecido en los últimos años.
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