Investigadores de varios países han descubierto un exoplaneta similar a Júpiter, pero mucho más caliente que el Sol -unos 2,000 grados más-, un hallazgo que según la comunidad científica puede ayudar a la comprensión de la evolución de los planetas y las estrellas en condiciones extremas.

El trabajo, cuyas conclusiones aparecen hoy en la revista Nature Astronomy, ha sido coordinado por el Departamento de Física de Partículas y Astrofísica del Instituto Weizmann de Ciencias (Israel) y en el mismo han participado numerosos centros de investigación y universidades de varios países, entre ellas la Universidad Politécnica de Cataluña.

Los investigadores, que han utilizado datos espectroscópicos recogidos por el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral (en Chile), han confirmado el descubrimiento de un sistema binario formado por dos cuerpos celestes, situados a unos 1,400 años luz de distancia, y que juntos ofrecen una excelente oportunidad para avanzar en la comprensión de la evolución planetaria y estelar.

Este sistema binario es el más extremo de su clase conocido hasta ahora en términos de temperatura, ya que según los investigadores tendría unos 2,000 grados más que la superficie del Sol.

La investigadora Na’ama Hallakoun, del Departamento de Física de Partículas y Astrofísica del Instituto Weizmann de Ciencias, ha observado que, a diferencia de otros exoplanetas similares también a Júpiter, es posible observar y estudiar este objeto porque es muy grande en comparación con la estrella anfitriona a la que orbita, que es unas 10,000 veces más débil que una estrella normal.

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Descubren un exoplaneta similar a Júpiter, pero mucho más caliente que el sol

El sistema binario descubierto por los investigadores está formado por dos objetos celestes denominados “enanas”, pero de naturaleza muy diferente.

Uno de ellos es una “enana blanca”, el remanente de una estrella similar al Sol tras agotar su combustible nuclear; y la otra parte de la pareja, que no es ni un planeta ni una estrella, es una “enana marrón”, miembro de una clase de objetos que tienen una masa entre la de un gigante gaseoso como Júpiter y la de una estrella pequeña.

Las “enanas marrones” se denominan a veces estrellas fallidas porque no tienen masa suficiente para alimentar las reacciones de fusión del hidrógeno, pero a diferencia de los planetas gigantes gaseosos, las enanas marrones tienen una masa suficiente para sobrevivir al “tirón” de sus compañeras estelares, ha informado el Instituto Weizmann de Ciencias.

Objetos como este exoplaneta similar a Júpiter son, según los investigadores, la antítesis de los planetas habitables, puesto que se trata de lugares “dramáticamente inhóspitos para la vida”, ha señalado Hallakoun.

Las futuras observaciones espectroscópicas de alta resolución de este sistema caliente similar a Júpiter – que se podrán realizar previsiblemente con el nuevo telescopio espacial James Webb de la NASA- podrían revelar cómo las condiciones calientes y altamente irradiadas impactan en la estructura atmosférica, algo que podría ayudar a la comunidad científica a entender los exoplanetas en otras partes del universo. 

Con información de EFE.

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