Sólo hay que detectar una necesidad y encontrar la fórmula correcta para satisfacerla a través de la web, que es una fuente inagotable de clientes potenciales.     Detectar una necesidad y darle solución con el apoyo de Internet se ha convertido en una fórmula exitosa para muchos emprendedores. Ésa es la receta que utilizó la estadounidense Campell McKellar para fundar en junio de 2010 la plataforma Loosecubes, un espacio en la web dedicado a conectar a personas que buscaban un espacio donde trabajar con empresas que contaban con escritorios vacíos. Campell tuvo la idea luego de pasar por una experiencia profesional que la obligó a trabajar desde casa. Ella y su esposo decidieron mudarse de Nueva York a Maine, en Estados Unidos, y trabajar desde casa. Se dieron cuenta de que no era fácil hacer su trabajo en casa, con una mala conexión a Internet y en un ambiente que los distraía. Además no podían hacer llamadas telefónicas. Esta emprendedora observó que había empresas y oficinas con espacios desaprovechados, y pensó entonces que sería genial utilizar uno de esos espacios para trabajar sin los inconvenientes que tenía en su hogar. Pensó en un lugar cerca de la casa y donde pudiera salir a la hora que mejor le conviniera. Incluso pensó que podría ser una oficina donde conviviera con personas de su misma área profesional, lo que le permitiría ampliar su red de contactos profesionales. Esto dio origen a Loosecubes, una plataforma en Internet que operaba primero con dos personas y que alcanzó a tener 12 empleados. Con presencia en más de 600 ciudades en 72 países, esta plataforma llegó a ofrecer más de 1,700 ubicaciones y sumar más de 11,000 miembros que buscaban escritorios y lugares donde trabajar cerca de casa. Aunque este proyecto cerró sus puertas en 2013 (a pesar de tener buenos resultados), mostró un potencial importante, que atrajo inversiones significativas. Hasta el momento no se ha informado qué motivó su cierre. Su modelo comercial funcionaba de la siguiente forma: los anfitriones (dueños de espacios) se anunciaban gratuitamente en la página, fijando sus precios por hora, día o semana. Los miembros de la comunidad también se daban de alta para buscar un escritorio vacío. Una vez que pactaban el precio del espacio, se hacía el pago inmediatamente, a través del sitio, con tarjeta de crédito o PayPal. Los miembros podían dar su opinión y calificar las oficinas y escritorios ofrecidos, y sus comentarios eran publicados en el portal a manera de guía. Loosecubes se quedaba con una comisión del 10% del monto abonado por el alquiler. El precio promedio en Estados Unidos era de entre 20 y 30 dólares por escritorio por día y de entre 300 y 450 al mes. Loosecube es un claro ejemplo de lo que se puede hacer en Internet si se detecta una necesidad y se diseña un modelo que permita solucionarla. La web es, sin duda, una fuente inagotable de clientes potenciales si se encuentra la fórmula correcta.     Contacto: Twitter: @elopez_loyola Correo: [email protected] Correo: [email protected]     (*Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.)  

 

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