Queridos lectores, esta semana les platicaré la historia de Adriana Bello, productora ejecutiva de Días de gracia, la primera película mexicana en llegar a la Selección Oficial de Cannes en 2011.     Abriendo brecha… Adriana nunca fue la niña de las muñecas, pero siempre quiso ser mamá. Su mamá fue la primera en empujarla a abrir camino y buscar la felicidad. La única manera: trabajar duro por lo que uno quiere. Comenzó la Licenciatura de Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana, hecho que nunca le agradó, aunque tenía las aptitudes. A los 19 años y en el quinto semestre de la carrera, ocurrió un hecho que marcaría su vida: decidió mudarse a Estados Unidos para terminar su licenciatura, ahora como periodista. En sus tiempos libres, a los 20 años, escribía sobre cine en un periódico local y en una revista que se llamaba Valiente. Ahí fue que su conexión con el cine comenzó a hacerse más tangible, aunque era un amor que tenía desde los 10 años de edad. Adriana se casó con un mexicano a los 22 años en Estados Unidos, con lo que su visa cambió a Turista y no pudo trabajar. Así que para no perder el tiempo, decidió hacer voluntariado en el museo de ciencias de Dallas, Texas. Ella era quien daba el tour a los niños. Sin embargo, su hiperactividad era demasiada, por lo que tuvo la gran idea de proponerle a la dueña del museo hacer bilingües los contenidos, idea que se pudo realizar, y hoy, a 10 años de distancia, aún se puede escuchar su voz en algunos contenidos interactivos del museo.   Una coincidencia en el supermercado… Adriana se encontraba en el proceso del trámite de divorcio con su esposo, tiempo en el que no lo pasaba muy bien. Un día estaba en el supermercado con sus dos hijos cuando vio al productor de cine Guillermo Arriaga –ella seguía siendo fan del cine–, así que, sin pena, se acercó a él para felicitarlo por sus películas, y él respondió: eres una persona que tienes mucho pero que estás muerta en vida, y es una tristeza ver eso. Intercambiaron teléfonos, comenzó una amistad muy estrecha, Guillermo le prometió no dejarla caer, que le daría trabajo en su productora. Un día, Adriana le habló a Guillermo por teléfono, y él sólo respondió: “Voy a hacer una película. Cuando regrese, te aviso.” Fue lo mejor que le pudo haber pasado. Juntó varios artículos de cuando trabajó en el periódico y en la revista, y le llamó mucho la atención lo que escribió sobre una cinta mexicana: Tlatelolco. Comenzó a buscar a Everardo Gout, el director de Días de Gracia, durante seis meses.   Días de gracia En ese momento, Adriana y Everardo ya compartían oficina en la casa de Luis Buñuel, padrino de Everardo. Un día habló a su oficina y del conmutador se escuchó: “Para Días de gracia, marque 1.” Adriana le preguntó a Everardo que de qué trataba Días de gracia. Pasó mucho tiempo para que él le dijera que era la película que estaba haciendo, y después de un largo tiempo, Everardo le enseñó el guión de la película, y entonces Adriana decidió involucrar su propia historia con la de la película. Adriana logró conseguir en tres días una pequeña parte de los fondos para la película, y Everardo no podía creer que él llevaba tres años tratando de conseguirlos. Fue entonces que Everardo le pidió que fuera la productora ejecutiva de Días de gracia. En tres días buscó a medio México para saber cómo se producía cine; ¡no sabía pero se aventó! Fue cuando platicó con Mónica Lozano, quien le confirmó que lo que estaba haciendo era producir cine. Esto fue un noviembre de 2007; para marzo de 2008 ya estaba todo el dinero. El costo total de la película fueron 50 millones de pesos: 35 millones de capital mexicano y 15 millones de capital francés. Comenzaron a filmar en mayo de 2008, exhibieron en salas y fue Selección de Cannes hasta 2011. Ella trabajaba como directora de División de Cine y Marketing de Quality cuando le hablaron para decirle que su película se iba a Cannes, hecho que no podía creer, y que tampoco pudo festejar, porque comenzó a accionar para buscar apoyos para poder llevar a todos a Cannes, con la premisa de que allá festejarían. Adriana ha organizado festivales de cortos y de cine, ha producido televisión y cine, y muy pronto la veremos produciendo comedia en coproducción con Eugenio Derbez.   6 lecciones de Adriana 1) Nunca te tomes el tiempo para preguntarte si quieres o no ser un emprendedor; sólo hazlo. Es el momento de aprovechar lo que la vida te da, de intentar, de hacer algo padre. 2) Aviéntate: el “no” siempre lo vas a tener. En todas las situaciones ahí está. Siempre es: ve y busca el sí, pase lo que pase. Aprende a no tener miedo; sentir miedo es únicamente un momento de: ¡cuidado! 3) Equivócate mil veces, diario. Entre más te equivoques, más vas aprender. No hay fórmula. No importa cuántas veces lo hagas mal; en un momento lo harás bien. 4) Ser fiel con lo que sientes. Lo más débil es darte por vencido porque crees que no se puede. 5) Cambia como va pasando el tiempo: siempre debes tener metas; cuando llegas, ya tienes otra. Nunca termines, no voltees; al paso del tiempo te darás cuenta que no eres el mismo y cuán lejos has llegado. 6) Aprende a pedir ayuda; nadie llega sólo. Trabaja arduo por lo que quieres. Espero que hayan disfrutado y aprendido mucho de la historia de Adriana Bello. Les dejo el corto de Días de gracia y, por supuesto, espero sus comentarios. ¡Un abrazo fuerte!     Contacto: Correo: [email protected] Facebook: StephanieLewisS Twitter: @yameroenForbes     Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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