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Estas son las 30 promesas de los negocios 2024
Planear en medio de la acción es ineficiente. Y cuando ejecutamos planes que hicimos en medio de la acción, en muchas ocasiones nos lanzan hacia atrás en lugar de hacia delante. Durante la batalla diaria, la cabeza está “caliente”, y para planear de forma correcta, para generar ideas innovadoras y definir un enfoque claro se requiere cabeza “fresca”. Para planear se necesita ser visionario, creativo, analítico e introspectivo. Para actuar con base en planes se requiere ser contundente, eficiente, enfocado y estratégico. Quien pretende generar ideas mientras actúa sólo contará con pequeñas ideas para poner en marcha, y quien ejecuta mientras planea sólo ejecutará una fracción de sus grandes ideas. Y aun cuando podrían parecer muy obvias las diferencias entre planear y ejecutar, y que todos coinciden en que hay días para hacer una u otra cosa, la mayoría vive en el día a día, en medio de la batalla cotidiana, apagando ciertos incendios e iniciando otros nuevos, creyendo que así les es posible planear apropiadamente. Y esto no sólo va para los ejecutivos y empresarios. Tener días para planear y días para ejecutar separados es también importante para las parejas, para las familias, para los gobiernos, para las escuelas y, en general, para cada individuo que quiera producir valor en su paso por esta vida. Caí en cuenta de esto, que parece tan obvio, durante un retiro en solitario por tres días. No iba con la intención de planificar mi vida, ni personal ni de negocios, sino en busca de una experiencia mística, la cual, sin duda, tuve, pero al mismo tiempo planeé como nunca lo había hecho. Una vez que regresé de mi retiro en una montaña, llegué con las pilas más puestas que nunca, con una gran claridad de enfoque, ejecutando con gran eficiencia los planes y lleno de un conjunto de eficaces herramientas mentales e ideas innovadoras que antes no tenía. La actividad diaria había nublado mi mente y no me dejaba ver, planear y generar ideas y herramientas con nitidez. En el retiro fui honesto conmigo, acepté que no contaba con ciertas capacidades y volví dispuesto a pedir apoyo y hacer equipo; acepté también que ciertos miedos me obstaculizaban avanzar y logré convertirlos en virtudes durante mi soledad. La naturaleza oxigenó mi mente y generé muchas y grandes ideas, que –aunque requieren esfuerzo y dedicación– son factibles, y ya he comenzado a ponerlas en marcha. Incluso tomé la valiente decisión de pedir disculpas a quien tenía que hacerlo, de ayudar a quien desde hacía tiempo me lo había pedido, de invertir en donde sabía que tenía que hacerlo y antes me daba miedo, de vender lo que ya no agregaba valor y que sólo mantenía porque llenaba huecos inconscientes. Tome la decisión y me planteé lograr que cada bien que poseo tenga realmente un enfoque que agregue valor, así como no hacer lo que otros quieren que yo haga, si eso no forma parte de mi óptica y mis pasiones. Al volver de la montaña también llegué decidido a llevarme de retiro a mi mujer, no de vacaciones, que es diferente, sino de retiro de planeación, y posteriormente hacerlo con mis colegas en la consultora que dirijo. Estoy seguro de que esto nos caerá bien a todos, que lo merecemos y que lo necesitamos, en lo personal y en lo profesional. ¿Cuál fue la última vez que llevaste a tus colegas a un retiro de planeación por dos o tres días, y nadie, en ningún momento, ejecutó cosas del diario, distraído, ausente o sin participar? ¿Cuál fue la última vez que fuiste a un retiro de planeación con tu esposa, incluso con tus hijos, sin ninguna interrupción? ¿Cuál habrá sido la última vez en que el presidente, su gabinete y equipo cercano se habrán tomado el tiempo para planear con cabeza fresca? Los días de planeación implican un proceso de revisión tanto de lo logrado como de objetivos y enfoques, de alineación de pasiones personales con agendas colectivas, de selección de las prioridades, de introspección para analizar las culpas y errores, de fortalecer virtudes necesarias para la acción, de coordinar equipos y seleccionar responsables; de motivación, de definición de incentivos, incluso de catarsis que aligere la carga emocional. Los días para planear son profundamente necesarios en la vida de cada ser humano, incluso para preguntarse si quiere seguir trabajando en donde lo está haciendo, o si quiere seguir con su pareja. Planear siempre es bueno, para saber cómo mejorar lo que hoy simplemente se hace, ser más feliz, más productivo, y que la vida valga más la pena…   Contacto: Correo: [email protected] Facebook: rperret1 Twitter: @ricardopeer Página web: Ricardo Perret – Socio Mindcode & Brainscan Mindcode   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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