La poesía está hecha de palabras: sonidos que son sentidos. Cada sonido debe ser escuchado con claridad para que el oyente pueda percibir el sentido.

 Octavio Paz, La Otra Voz.

  Muchos somos adeptos a la melancolía en la poesía, de alguna manera los temas más trascendentales y profundos del ser humano son expuestos con libertad y maestría bajo la pluma del poeta adecuado. En cierto sentido el regresar a los versos llenos de días nublados, temporada de lluvia y grises al máximo provoca algo en nuestro estado de ánimo, que si bien en momentos toca fibras personales y detona la tristeza, también sirve para reflexionar y cuestionarse sobre nuestra existencia misma, lo cual suele desnudar nuestra condición humana. Resta decir que como cualquier lista, ésta es incompleta y personalísima, pero seguro no tiene desperdicio alguno, sí mucha calidad y que si funciona para encontrar al lector adecuado, esta selección trascenderá la simple y llana recomendación de diez poetas para cuando llega la temporada de lluvias, con sus tardes pensativas y largas y húmedas noches. Que la disfruten. ¿Quién los leerá? ¿A qué manos irán? Flor, me han cortado para los ojos; Árbol, me arrancaron para las bocas; Río, el destino de mis aguas era dejarme. Me someto y me siento casi alegre, Casi alegre como el que se cansa de estar triste. 10.- Fernando Pessoa/Octavio Paz. El Desconocido de sí Mismo (Antología), UNAM, 1962. En el otoño de 1958, el poeta y ensayista mexicano Octavio Paz conoce la obra del portugués Fernando Pessoa, que no había sido traducido al español. Paz introduce a México la obra del poeta con múltiples personalidades y estilos, con un interés y pasión, propias de un amante incansable de las letras. La obra de Pessoa no sólo es extensa sino distinta entre sí, es complicado (mas no imposible) que guste toda. Digamos que la magia de El Desconocido de sí Mismo es un libro que funciona tanto como introducción básica que como selección esencial y somera del poeta portugués. Los heterónimos Alberto Caeiro, Ricardo Reis, Álvaro de Campos y el mismo Pessoa son cuidadosamente curados por Paz, quien le dedica un amplio ensayo a este poeta que le canta a la naturaleza, la contemplación y la felicidad de estar triste. Uno invita café, escribe un poema avista a las muchachas en los bares. Se es feliz. Puntual, y si fallamos uno toma café, compra libros observa a las muchachas desde el auto. Se es. 9.- Agustín Jiménez. Para Distraer a Epifanio. UNAM, 1996. Agustín Jiménez (Ciudad de México, 1955) es un poeta vivencial y cercano, muy directo y poco difundido en la literatura contemporánea de México. Librero excepcional y afable ser humano, el autor de Para Distraer a Epifanio nos habla de cosas que nos son cercanas, de noches de juergas y amores malogrados, de Leonard Cohen, autos, sexo, y Bob Dylan, de una ciudad que se encuentra en el puente de un jardín eterno, y dibujado en un compendio de poemas cortos, accesibles y contundentes. Las noches son muy oscuras aquí. Pero si hay luna llena lo sabemos: sentimos una cosa en un momento y otra distinta al siguiente. 8.- Raymond Carver. Todos Nosotros. Bartleby Editores, 2006. Carver es más conocido por ser uno de los héroes contemporáneos de la literatura minimalista norteamericana. El estadounidense, autor de los compendios de relatos como Tres Rosas Amarillas y Catedral también escribió poemas sueltos, que son editados de forma póstuma por su viuda, la también escritora Tess Gallagher en esta antología que lleva por nombre Todos Nosotros. Los poemas contenidos en este compendio dan cuenta de una evidente poesía sumamente narrativa, con todos los elementos Carver aún más condensados: desolación, incomunicación, cotidianidad, desamor, la nostalgia por lo que no fue, y sobre todo la relevancia de lo no dicho. A veces los momentos más extraños de nuestras vidas no tienen explicación, no tienen cabida en el mundo de la lógica, son imágenes sueltas y sucias dentro de la caja de zapatos de nuestra infancia. Carver ha sido llamado el padre del “realismo sucio” y evidente es uno de los escritores más completos y contundentes de los últimos treinta años. [youtube id=”T0O2V0HiSIQ” width=”620″ height=”360″] Hago trampas haciendo el amor Ella se cree que es maravilloso Me enseña cosas que solo enseñarías a un tramposo. 7.-Leonard Cohen. Libro del Anhelo, Lumen, 2006. Antes de ser estrella de la música folk y emblema cultural, Leonard Cohen es ante todo un poeta sólido, con líneas pesadas como plomo en el alma, sentencioso y sosegado  a la vez. Su caminar por los extremos más paganos y espirituales del ser humano, lo han llevado a decantar una poesía que son imposibles, eternidades, promesas y amor inagotable. [youtube id=”GxyEN9ddQyw” width=”620″ height=”360″] El estanque antiguo, ninguna rana. El poeta escribe con el bastón en la superficie. Hace cuatro siglos que tiembla el agua. 6.- José Watanabe. Poesía Completa, Pre-Textos, 2008. La voz del poeta peruano José Watanabe es una de las más genuinas y peculiares de la literatura latinoamericana contemporánea. Watanabe fue un escritor medianamente marginado de la generación de los poetas peruanos de los setenta. Además, su afición por la tradición poética japonesa, en particular el trabajo de Matsuo Basho, se ve reflejada en su poesía, llena del dominio del verso, las figuras y el ritmo, bajo la maestría de este poeta. Canto a una infancia humilde que siempre se añora, amores imposibles y soledades que son cosas y a veces sólo son preguntas amargas y eternas al viento. El volumen póstumo que reúne toda la obra poética de Watanabe es extenso pero vale palabra por palabra, ya sea en un día de añoranza o uno de desamores solitarios. Ella era de otro tiempo pero daba besos de este siglo. 5.- Oscar Hahn. La Primera Oscuridad, Fondo de Cultura Económica, 2011. Poeta chileno de la generación de los sesenta, Oscar Hahn tiene una poesía directa, sin muchos juegos de forma, pero con una cercanía que lo hacen una de las voces más emblemáticas de la poesía contemporánea. En La Primera Oscuridad, Hahn visita a sus fantasmas, esos que no nos dejan hasta el día de nuestra muerte, esos momentos de ambigua felicidad y eterna añoranza. Nostalgia pura. [youtube id=”RELtv_JAsao” width=”620″ height=”360″] Leer a Hahn de alguna manera es perderse, poner en juego la realidad para retomarla con otro color y brío, siempre reconforta de una sencilla y melancólica manera, es un vaivén que nos mece y tranquiliza nuestros caballos. En las fuentes de tus ojos viven las redes de los pescadores del falso mar. En las fuentes de tus ojos cumple el mar su promesa. 4.-Paul Celan. Amapola y Memoria, Hiperión, 1985. Celan es una de las aportaciones más indiscutibles de Alemania en cuanto a la poesía se refiere, y el poeta indiscutible de la segunda posguerra. Amapola y Memoria (1952) contiene el cruento y más emblemático de sus poemas: Fuga de la Muerte. Atrocidades, desolación, amores cruentos y una mano firme al dibujar la reinterpretación del dolor es lo que tiene Celan para atrapar al lector en búsqueda de una poesía poderosa y dura. La memoria como un refugio, el resarcimiento de sí mismo a través de la revisión de nuestro dolor. Cuervo parpadeó. Parpadeó. Nada se desvaneció. Cuervo escrutó lo evidente. Nada se le escapaba. (Nada podía escapar) 3.- Ted Hughes. El Azor en el Páramo, Bartleby Editores, 2003. A pesar de ser un fenómeno editorial y reconocido por muchos lectores en el mundo, lo cierto es que el poeta británico es aún poco conocido y traducido fuera de la lengua inglesa, donde es considerados uno de los 50 mejores poetas desde 1945, según la revista The Times. Animales que desean la muerte, que conspiran junto con la naturaleza para entrar en un ritual humanizado, en juegos del lenguaje y doble o triple significación y lectura de las palabras. La poesía de Hughes es rara, hermética y muy abigarrada, pero a su vez es inmediata en sus colores y formas, guardando una especial conexión con los elementos naturales, sobre todo la fauna, pero también la noche y los amaneceres. Un poeta excepcional que sabe develar sus secretos cuando se le da “esa” mirada especial en el momento adecuado. Yo soy la realidad. Tú eres la realidad. Pero el sol Es la única semilla. 2.- Gonzalo Rojas. Quedeshím Quedeshót, Fondo de Cultura Económica, 2009. Antes de morir, la obra del poeta chileno fue editada en una antología equilibrada que contiene parte fundamental del trabajo de uno de los más grandes de la literatura latinoamericana contemporánea. La poesía de Rojas, perteneciente a la generación del 38, fue una de las primeras en incorporar el surrealismo en los versos poéticos. De verso libre y espíritu vanguardista, la obra de Gonzalo Rojas siempre es reconfortante, es ese dolor atorado en la garganta visto con una sonrisa franca y los ojos bien abiertos ante un abismo inevitable. Humor negro y finamente afilado, homenaje a los grandes e historias milenarias son algunos de los elementos claves de uno de los poetas más vivaces y hermosos de todos los tiempos. Todo es mío, nada en propiedad, nada en propiedad para la memoria, y mío sólo mientras miro. 1.- Wislawa Szymborska. Poesía no Completa, Fondo de Cultura Económica, 2002. La poeta polaca de apellido Szymborska ganó el Nobel de Literatura 1996, y medio mundo no tenía noticia de ella. Los poemas reunidos en esta antología tienen mucho mérito, ya que la traducción al español no fue una labor sencilla, y el resultado tiene un alto grado de calidad, mostrando una poesía fuerte y ágil, ambigua y divertida, con un halo constante de nostalgia. Una poeta que atrapa de inmediato y nos es cercana. Una tarde lluviosa, un desazón y la lectura adecuada para poder darle vuelta a la página una vez más.

 

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