El proyecto fue aprobado con 353 votos a favor y 134 en contra.   Reuters   La Cámara de Diputados de México aprobó el jueves una reforma energética con la que el Gobierno aspira apuntalar la estancada producción de hidrocarburos con ingentes inversiones privadas y extranjeras, en la mayor apertura del sector en siete décadas. El proyecto, será enviado ahora a los Congresos estatales para su aval por contener modificaciones constitucionales, fue aprobado por 353 votos a favor y 134 en contra.   ¿De qué va la reforma? La producción de crudo de Pemex se ha reducido en una cuarta parte tras alcanzar un récord de 3.4 millones de barriles por día en el 2004, pero para elevarla se necesitan miles de millones de dólares anuales dado que las mayores reservas están en aguas del Golfo de México. La iniciativa prevé como contraprestación por parte del Estado el pago en efectivo, para contratos de servicio; un porcentaje de la utilidad, para los de utilidad compartida; un porcentaje de la producción obtenida, para los de producción compartida; así como la transmisión de hidrocarburos una vez extraídos del subsuelo, para las licencias. La reforma terminó siendo más abierta que la que puso sobre la mesa el Gobierno, que propuso en agosto contratos de utilidad compartida para atraer capitales privados pero el PAN lo consideró insuficiente y presionó por concesiones. No obstante, en las discusiones ambas fuerzas fueron alcanzando acuerdos. El dictamen también ratifica que México seguirá siendo propietario de los hidrocarburos, pero permitirá a las empresas que reporten para efectos contables y financieros la asignación o contrato y beneficios esperados, siempre y cuando se afirme que los hidrocarburos son propiedad de la Nación. Para algunos expertos el hecho de que las empresas reporten reservas de hidrocarburos en sus balances no equivale a que puedan reclamar su propiedad y que más bien obedece a reglamentaciones del mercado de valores de sus países. Para otros, el lenguaje del proyecto de ley es vago porque no explicita cómo el operador podría reportar el beneficio económico esperado, en unidades volumétricas o en unidades monetarias. Los detalles deberían precisarse en las leyes secundarias, las cuales se esperan sean aprobadas en el 2014. México nacionalizó en 1938 la industria petrolera y la soberanía y propiedad sobre los hidrocarburos siempre ha sido un tema álgido, que impidió reformas profundas al sector durante años e incluso fueron bloqueadas por el PRI cuando estuvo en la oposición entre el 2000 y el 2012. La reforma también prevé la creación de un fondo especial para manejar la renta petrolera que será administrada por un fideicomiso en el banco central. En lo relativo al sector eléctrico, la iniciativa propone que respecto a la transmisión y distribución de energía no se otorguen concesiones, pero que el Estado podría celebrar contratos con particulares en las demás actividades de esa industria.

 

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