Un IEPS a bebidas edulcoradas provocaría pérdida de empleos en el sector azucarero, golpearía las ventas de pequeños comerciantes y afectaría a personas de ingresos medios, sin solucionar el problema de la obesidad, según la Comisión de Economía.      La Comisión de Economía de la Cámara de Diputados rechazó incluir el cobro de un impuesto de un peso adicional por litro a las bebidas azucaradas, pues consideró que provocaría la pérdida de empleos en el sector azucarero, que ha sufrido una fuerte crisis por muchos años. Dados los crecientes problemas de obesidad en el país (que ya es número uno mundial en obesidad infantil y adulta), la propuesta de reforma fiscal del gobierno federal propone el cobro de una cuota específica de 1 peso por litro a las bebidas saborizadas, así como a los concentrados, polvos, jarabes, esencias o extractos de sabores, que contengan cualquier tipo de azúcares añadidas. Sin embargo, la Comisión de Economía de la Cámara de Diputados, a la cual fue turnada la propuesta de Reforma Hacendaria para su opinión, rechazó este Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a las bebidas azucaradas, debido a que, además, afectaría a los pequeños negocios que dependen de la venta de los refrescos y otras bebidas. Hoy, en el país existen 1 millón 500,000 puntos de venta con 900,000 pequeños comerciantes, para los cuales entre 25% y 30% de sus ventas totales se generan por el refresco, cuyo valor de producción es de 350,000 millones de pesos, con 2.3% de participación del Producto Interno Bruto (PIB), explica la Comisión de Economía. “Este año aunque se tuvo una zafra récord en la industria azucarera, pero por el ciclo de precios, se está inmersa en una crisis por la caída de 40% del precio del azúcar de un año a otro, por lo que hay ingenios cerrados y otros están en riesgo de desaparecer; sin contar con el nuevo impuesto”, se explica en el documento donde se expone la posición del órgano legislativo. La comisión legislativa consideró que el fenómeno de la obesidad y el sobrepeso en México es multifactorial, por lo que querer solucionarla sólo con impuestos es abordar el problema de manera muy limitada. La ingesta de bebidas azucaradas reduciría de 174 calorías a 129 calorías en el consumo per cápita entre la población, es decir, 1.43%, lo que no generaría el impacto deseado, además  puede tener como efecto la migración a otros productos con igual número de calorías, argumenta. “Si la iniciativa es aprobada en sus términos afectaría primordialmente a las personas de ingresos medios y bajos, ya que este sector es el que más consume bebidas. El problema es el uso de impuestos a la demanda, por lo que su objetivo se centra principalmente en la recaudación. Existe un alto riesgo de generar problemas distributivos al afectar a las familias más pobres. Esto es el gravamen especial supondría una carga impositiva regresiva. Lo que sería especialmente perjudicial si la carga impositiva no se tradujera en una modificación importante en el consumo de alimentos no saludables”, señala la Comisión en el documento.

 

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