Hay una parte de la corrupción que no es  mediática, pero se encuentra mucho más cercana a cada uno de nosotros de lo que podemos percatarnos.   Por Jonathan Adams*   Desde noviembre del año pasado, nuestro ahora Presidente Enrique Peña Nieto anunció una iniciativa anti-corrupción que pronto se convirtió en parte fundamental del Pacto por México. El Presidente dio los primeros pasos para cumplir con su compromiso, y tanto el PRD como el PAN han presentado por lo menos una iniciativa adicional cada uno, y cada iniciativa parece ser más seria y estricta que la anterior. Mientras otras iniciativas como la energética y la fiscal han tomado el protagonismo en los medios, los casos de persecución a la corrupción que salen en medios casi siempre tienen un matiz político. Sin embargo, es necesario focalizar nuestra atención en una parte de la corrupción que es mucho menos mediática, pero mucho más cercana a cada uno de nosotros. El siguiente escenario ejemplifica la conexión que existe entre la lucha anticorrupción y el trabajo diario de los empleados en una empresa. Una empresa de productos farmacéuticos está acabando con los toques finales de su nueva planta de manufactura, que promete un aumento en las ventas de los próximos años. El proyecto de construcción lo dirige un equipo de expatriados especialistas en construcción, quienes llevan varios meses en el país. Uno de los directores del proyecto, con una solicitud urgente, le marca a María, la directora legal: -¿Bueno? -Hola, habla Ken. Necesito de tu ayuda con un problema. -Ok, ¿Qué es lo que pasa? -Acabo de colgar con Ricardo, el que tramita todos nuestros documentos en la delegación. Me dice que la delegación nos va a clausurar la obra de construcción. -¡¿Cómo?! -Dicen que hay un documento ambiental que debimos de haber presentado al principio del proyecto, antes de que yo llegara. Y pues, dicen que nunca la presentamos. -Y, ¿lo presentamos? -No lo sé. -¿Ya revistaste los expedientes? -Nadie los encuentra. -Ok, ¿y qué dicen que debemos hacer? -Me dijeron que no hay salida; tendríamos que presentar nuestro expediente desde cero. -¿Cómo?, y ¿cuánto tiempo tardaríamos en hacer eso? -Entre seis y ocho meses. Mientras tanto, no podremos avanzar en la planta y de por sí ya llevamos un atraso en fechas. Esto le va a costar millones de dólares a la compañía, ¿Qué hacemos? -Tengo que revisar la ley. Las normas de construcción no son mi especialidad. -No creo que tengamos tiempo para eso. Además en las oficinas del municipio nos comentaron que la ley no nos favorece, aun cuando ellos quisieran ayudarnos. Ricardo me dijo… -…¿Quién es Ricardo? -El gestor que se contrató para ayudarnos con la presentación de los documentos. Tiene muchas conexiones con gente de la delegación. Nos comentó que uno de los funcionarios le dijo que nos podría ayudar a que la presentación de los documentos se tuviera por hecha, si le damos el documento que falta. Pero necesitaríamos $5,000 pesos. -¿Para qué sería ese pago? -No dijo. -No vamos a pagarle a nadie para que arregle un expediente. ¡Ya sabes eso Ken! -Bueno, lo que yo sé es que este proyecto se va a atrasar de manera considerable, Y ¡va a ser tu culpa! -Ken, no entres en pánico. Si hay una manera de solucionarlo, la vamos a encontrar. Pero lo vamos hacer de la manera correcta, ¿entendido?   * * * El Cumplimiento 1.0 es tener la siguiente reacción: “Claro que no debemos sobornar a los funcionarios de gobierno.” Pero la segunda parte de la reacción de los que se quedan en Compliance (cumplimiento) 1.0 es la que se lee entre líneas: “Espero nunca tener que lidiar con ningún tema de compliance.” La realidad es que la corrupción rara vez empieza con una propuesta indebida que se presenta de manera aislada para ser estudiada, criticada y rechazada. En la mayoría de los casos, tiene su origen en situaciones mucho más triviales, y hasta al parecer inocentes. Cuando escasean los recursos, podemos dejar de atender temas que no parecen tener tanta importancia: los permisos de construcción, las licencias de manufactura o las normas de fabricación que establece el gobierno. Estas fallas en el cumplimiento (compliance) son precisamente las que abren la puerta para que otras personas hagan propuestas de salidas falsas, de pagos ilícitos o acciones ilegales. Nunca es muy tarde para corregir un problema de cumplimiento (compliance). Esta anécdota tiene un desenlace. María buscó una cita con los funcionarios de la delegación correspondiente. Después de haber estudiado la ley, encontró una solución al problema que supuestamente no tenía solución. Sostuvo varias reuniones con los funcionarios públicos, en las cuales no hubo ninguna propuesta de pagos irregulares. María nunca supo a ciencia cierta de dónde o de quién había salido la propuesta de un pago indebido. Después de escuchar la propuesta de María, los funcionarios aceptaron la solución que les proponía. A María le tocó dedicar más tiempo del que tenía planeado a este asunto, pero la construcción de la planta continuó y la empresa evitó una situación potencialmente peligrosísima. No todos los empleados de las empresas demostrarán el carácter y valentía de María en esta situación. Si las empresas dependen de ello, se expondrán a mucho riesgo. Para evitar situaciones como la que hemos revisado, los abogados y encargados de cumplimiento (compliance professionals) deben establecer estructuras internas para realizar evaluaciones constantes que identifiquen estos puntos débiles. Mientras que el Compliance 1.5 es una cuestión de concientización, el Compliance 2.0 requiere de una estructura interna con políticas, procedimientos, monitoreo, entrenamiento y auditorías. Estas pueden ser muy sencillas o extremadamente complejas, dependiendo de las necesidades de la empresa. Pero si vamos a evitar que el lastre de la corrupción nos siga frenando, es indispensable adoptarlas.   *Jonathan Adams es asociado del Clúster de Compliance de Baker & McKenzie México    Contacto: Facebook: BakerMcKenzieMexico     *Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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