Aunque no es comparable con la tragedia ocurrida en Chernóbil, México no ha sido ajeno a los desastres relacionados con materiales nucleares y al menos dos han tenido grandes repercusiones. El primero es conocido como ‘el incidente del Cobalto-60’, que tuvo su origen en 1977 en Ciudad Juárez en el hospital privado Centro Médico de Especialidades. Sin los permisos necesarios, el doctor Abelardo Lemus y sus socios del hospital privado compraron una máquina de radioterapia equipada con Cobalto-60 en el mercado estadounidense, por 16,000 dólares, de acuerdo con información de Verne. La maquina fue abandonada durante seis años hasta que, en 1983, Vicente Sotelo Alardín, trabajador de mantenimiento del hospital y su amigo decidieron venderla como chatarra. Los dos hombres desmontaron el armazón metálico de unos 100 kilos y perforaron el corazón de la bomba de cobalto, un cilindro que contenía el material radiactivo. Una vez desvalijada y la llevaron hasta el Yonke Fénix, un depósito de chatarra donde les pagaron 1,500 pesos. El cobalto-60 se mezcló con el resto de la chatarra del Yonke Fénix y se vendió a varias empresas fundidoras de la zona, entre ellas, Aceros de Chihuahua S.A. (Achisa) y la maquiladora Falcón de Juárez S.A., quienes fundieron los desperdicios de metal y material radioactivo (sin conocimiento alguno) para fabricar bases para mesas y varillas de acero corrugado, muy utilizadas en la construcción de edificios. Todo este material, de unas 6,000 toneladas, se distribuyó a más de la mitad de los estados del país y se exportó también a Estados Unidos. Luego de conocerse el caso, las autoridades demoraron varios meses para identificar las lugares que utilizaron las varillas, y los hogares que tenían las mesas radioactivas.  

Leche contaminada

En 1986, se importaon de miles de toneladas de leche en polvo desde Irlanda contaminada por la nube radioactiva generada por el accidente de Chernóbil. La nube radiactiva viajó por todo el norte de Europa hasta llegar a la República de Irlanda, el país al que México compraba leche en polvo desde los años setenta. Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió una alerta para que se suspendieran las compras, México adquirió de Irlanda 40,000 toneladas de leche en polvo y también una cantidad importante de mantequilla, que fueron distribuidas en el país entre 1987 y 1988 por la entonces Comisión Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo). La leche ingresó a México por el puerto de Veracruz y se presume que pudo ser distribuida por 30 empresas diferentes en el país. Además de estos dos casos, que han sido los más importantes reportados en México, existen otros casos de riesgo menores ocasionados por materiales radioactivos, como la fuente radiactiva de Iridio-192 fue robada junto con un vehículo en la ciudad de Cárdenas, en el estado de Tabasco en 2015. Con información de Verne e Infobae. Te recomendamos: 
Segob alerta por robo de material radioactivo

 

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