El Banco Mundial calcula que el impacto financiero del ébola en África Occidental podría alcanzar 32,600 mdd para finales de 2015. Mientras, países de otras regiones del planeta aseguran tener todo bajo control. México es uno de ellos. Pero nada, nada está garantizado.   Por Jennifer Juárez   Owen Barder es un economista británico que en su adolescencia vivió en Nigeria y Etiopía por el trabajo de sus padres, y luego volvió a África como parte del equipo de consejeros internacionales cuando el Premio Nobel de la Paz Nelson Mandela llegó a la Presidencia de Sudáfrica. Ahora es director en Europa del Centro para el Desarrollo Global, una ONG internacional. Su opinión en torno del virus que mantiene en vilo a varias economías es valiosa, y al mismo tiempo una llamada de alerta, pues sostiene que la razón por la que no se ha desarrollado una vacuna contra el ébola es porque el valor que se le confiere a las vidas de las personas en los países desarrollados es demasiado bajo. “Deberíamos gastar más en desarrollar medicamentos y vacunas para las enfermedades tropicales desatendidas. La razón por la cual no gastamos en ello es que no le asignamos suficiente valor financiero a esas vidas. Eso está moralmente mal, pero también estratégicamente, porque como hemos visto con el ébola si no invertimos en prevención de las enfermedades tropicales pagaremos el costo de alguna otra forma”, dice, en referencia a los casos de ébola ya detectados en Norteamérica y Europa. Así, un organismo tan pequeño como el virus del ébola nos está dando una gran lección. El brote actual, el peor en la historia de la enfermedad, tomó al mundo por sorpresa, a pesar de ser el eco de un problema sobre el que los especialistas han llamado la atención durante décadas: las enfermedades tropicales desatendidas. “Estamos gastando 10 veces más en buscar curas para la calvicie, de lo que gastamos buscando una cura para la malaria, y la razón es que las personas en los países ricos quieren pagar por una solución para la pérdida del cabello, pero la gente que tiene malaria no tiene suficiente dinero para volverse un mercado que valga la pena para que las compañías desarrollen vacunas contra la malaria”, lamenta Barder. El mercado global de la industria farmacéutica tiene un valor de 300,000 millones de dólares (mdd) al año, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Para dimensionar, el monto equivale al Producto Interno Bruto de países como Israel o Singapur. “Actualmente, las empresas gastan un tercio de sus ganancias en marketing para sus productos; casi el doble de lo que gastan en Investigación y Desarrollo”, acusa la oms. Pero si no se invierte en el desarrollo de tratamientos contra el ébola, ¿por qué los laboratorios en todos los continentes [excepto África] tienen tratamientos experimentales para encontrar la cura del ébola? “Nadie puede costear el programa de pruebas clínicas en humanos que necesitas para saber si funcionan. Por eso, en una situación como en la que estamos ahora, cuando el ébola se ha expandido, ya hay [tratamientos] candidatos. GlaxoSmithKline (GSK) tiene uno, que ya puede probar, porque ya ha estado ‘parado’ en el laboratorio”, explica Barder. A pesar de los señalamientos durante las últimas semanas, los especialistas desaconsejan caer en la tentación de culpar a la industria farmacéutica. “No es su culpa [de la industria] que no exista una cura, porque no es como que las farmacéuticas tienen que proporcionar una cura para todo. Si yo creo esta medicina y luego me va a tomar muchísimo tiempo recuperar mi inversión, simplemente no puedo hacerla; no es sostenible”, dice Angélica Kershaw, analista de Ciencias de la Salud en IHS, una empresa estadounidense de análisis e información sobre la materia. Además, ¿cómo priorizar el ébola sobre otras enfermedades tropicales como la malaria o el dengue? “Si hubieras dicho el año pasado ‘tenemos que gastar millones o miles de millones de dólares para prepararnos para el ébola’, muy poca gente habría estado de acuerdo con esa decisión”, dice Daniel Bausch, un virólogo estadounidense que estudió el virus de Lassa (otra enfermedad tropical) en Guinea, de 1998 a 2008. En entrevista, Bausch explica: “Sierra Leona, Liberia y Guinea están en algunos de los últimos lugares en el índice de desarrollo de Naciones Unidas. Cuidar a un paciente enfermo [de ébola] cuando entra a un hospital, y asegurarse de que no hay transmisión del paciente hacia el personal, implica tener guantes, agua corriente, jabón, agujas limpias; esas cosas no son un hecho, en lo absoluto, en esos países”. ebola_lideres1 El epidemiólogo nigeriano Clement Adebamowo es investigador en el Instituto de Virología Humana, que cuenta con oficinas en Estados Unidos y Nigeria. Fue parte del equipo de respuesta del gobierno nigeriano durante el reciente brote de ébola y explica que las redes sociales fueron muy útiles en el combate a la epidemia; particularmente un servicio de noticias en Twitter mediante el que la población hacía preguntas con el hashtag #ebolachart, para que después varios especialistas médicos, entre ellos Adebamowo, respondieran a los ciudadanos. Sin embargo, no todos los países pueden darse el “lujo” de coordinar la respuesta en redes sociales. Sólo 1.6 de cada 100 personas en Guinea tiene acceso a Internet; mientras que la relación en Liberia es de 4.6 de cada 100, en Mali de 2.3 y en Sierra Leona de 1.7, según datos correspondientes a 2013 de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, validados por el Banco Mundial (BM). En contraste, en Nigeria, 38 de cada 100 personas usan Internet y 20.9 en Senegal. El BM calcula que el impacto financiero de la epidemia de ébola en África Occidental podría alcanzar 32,600 mdd para finales de 2015. A finales de 2014, el impacto en la economía liberiana alcanza los 100 mdd. El sector minero, que representa 17% del PIB de Liberia, sufrió un golpe cuando la minera ArcelorMittal pospuso una inversión para triplicar su capacidad de producción anual. Además, la segunda principal minera en el país, China Union, cerró operaciones. También se pospuso la construcción de una procesadora de aceite de palma que implicaría una inversión de 10 mdd y la previsión de exportaciones de caucho se redujo 20%, según el BM. La venta de combustibles se redujo entre 21 y 35%, y la ocupación hotelera cayó de 70%, antes de la crisis, a 30% en octubre. En Guinea se redujo la expectativa de crecimiento de la agricultura de 5.7 a 3.3% con la caída en la producción de diversos cultivos: la del café se redujo a la mitad, la de cacao en un tercio, la de aceite de palma 75% y la producción local de agua se redujo 29%, según el mismo reporte del BM. La ocupación hotelera en Conakri (la capital de Guinea) se redujo a menos de 40%, mientras que la proyección de crecimiento para el país se redujo de 4.5 a 2.4%. La situación en Sierra Leona es similar. En seis meses, la llegada de visitantes extranjeros al país se ha reducido 70%, según datos del Departamento de Inmigración del país. La agricultura, que representa 50% de la economía, ha sido abandonada por hasta 40% de los trabajadores del campo en algunas regiones, debido al miedo y a las restricciones impuestas por las cuarentenas. En los tres países, el BM reporta inflación a distintos niveles en los precios de los alimentos. Esto es grave, especialmente para Sierra Leona, donde 62% del gasto de los hogares corresponde a la compra de comida. Tanto Senegal como Costa de Marfil cerraron sus fronteras con Guinea y otros países, como Australia y Sudáfrica, han suspendido el acceso a su territorio para los ciudadanos provenientes de la región afectada, lo cual impide la entrada y salida de mercancías. En Nigeria se detectó una caída de hasta 40% en el consumo durante el punto álgido del brote, en agosto, pero se prevé un impacto leve, ya que el país controló rápidamente el brote y fue declarado, en octubre, libre de la enfermedad. Invirtió 13 mdd en el control de la epidemia, según el bm. Las consecuencias del ébola en la economía mundial son como las arenas movedizas: el pánico sólo acelera el hundimiento. A pesar de que el brote afecta puntualmente a una región delimitada, en toda África se han desplomado las reservas de safaris, desde 20 hasta 70%, según reportes de un sondeo a 500 operadores de tours realizado recientemente por la empresa Safaribookings.com.   ¿Y México? El doctor Marcos Espinal, director del Departamento de Enfermedades Transmisibles y Análisis de Salud de la Organización Panamericana de la Salud (OPS, dependiente de la OMS) explica que parte de la preparación para la eventual llegada de un caso importado consiste en asignar un centro de salud para el manejo de este paciente, así como la capacitación de personal médico y el equipo de protección. México, se presume, cuenta ya con estos lineamientos. El centro de referencia nacional para el eventual manejo de pacientes con ébola es el Centro Nacional de Investigación y Atención a Quemados (Ceniaq), en la Ciudad de México, explica el director general de Calidad y Educación en Salud de la Secretaría de Salud, el médico Sebastián García Saisó, quien agrega que ningún profesional médico puede tomar muestras de un probable infectado de ébola antes de llegar al Ceniaq y que, en caso de tomar muestras, éstas serían enviadas al Instituto de Diagnóstico Referencial Epidemiológico (Indre), que cuenta con un laboratorio con nivel de bioseguridad 3, con capacidad de manejo de este virus. Por lo pronto, en un estado de alerta por el potencial reporte de un caso, el ébola aleccionó a los países —México incluido— sobre la importancia de invertir en Investigación y Desarrollo, así como en médicos para enfermedades que sus ciudadanos (aún) no padecen. “[El ébola] es una lección aprendida. No podemos vivir de comparar una enfermedad con otra. Todas ameritan que haya disponibles vacunas, medicinas”, dice Espinal. El economista Barder propone un sistema de financiamiento: “Si queremos que las farmacéuticas desarrollen medicamentos para las enfermedades, debemos garantizar que si desarrollan esos medicamentos nosotros en los países ricos [de la ocde] los compraremos para que se utilicen en los países en desarrollo”. Bausch, que hace sólo un par de meses se encontraba en una clínica atendiendo a pacientes de ébola en Guinea y hoy se encuentra en Perú, ejemplifica la lógica de esta inversión muy claramente: “Cuando hay un fuego ardiendo en algún lugar a kilómetros de ti, tienes que ir allá y apagarlo; no esperar, con una cubeta de agua a tus pies, a que el fuego te alcance”. grafico_ebola

 

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