La desaceleración tiene entre un 30 y 40% de probabilidades de convertirse en una recesión leve, afirma Gabriela Siller, directora de análisis de Banco Base.

 

El escenario para la economía mexicana podría pintar aún más gris de lo que prevé el gobierno mexicano. En 2013, México podría crecer en un rango de entre 0.9 y 0.95%, así lo advirtió Gabriela Siller, directora de análisis de Banco Base.

En un encuentro con medios, señaló que si bien se espera un crecimiento positivo (pero cercano a cero) en el tercer trimestre del año, alcanzar la meta de 1.8% para el final de 2013 implicaría un crecimiento de alrededor de 6% en el cuarto trimestre, algo que no luce posible.

“Antes de los efectos de las lluvias estimábamos un crecimiento de 1.06%, ahora podría situarse en un rango de entre 0.9 y 0.95% para el cierre de 2013. No estamos hablando de un año malo, pero sí será decepcionante”, dijo.

La analista explicó que después de observar un crecimiento negativo en el segundo trimestre, los datos de los sectores de minería y construcción para el tercer trimestre llevarían a la actividad económica a rangos cercanos a cero, pero en el umbral positivo.

“Es posible que la actividad económica presente un crecimiento cercano a cero, las probabilidades de que se vea una fase recesiva son de apenas 30 o 40%, sería una recesión ligera”.

Para el largo plazo existen dos factores que complican el escenario: por un lado, la inflación en mercancías no alimenticias va a la baja al igual que la categoría ‘otros’ del sector servicios (que engloba restaurantes y pequeños comercios de comida). Este indicador se lleva tres meses en mínimos históricos, al igual que la confianza del consumidor que ha anotado 5 meses a la baja.

En opinión de Gabriela Siller, estos indicadores arrojan que la actividad económica muestra una tendencia a la debilidad por parte de los consumidores, es decir, las personas no compran muchos bienes no alimentarios ni acuden a restaurantes con tanta frecuencia, lo cual no es una buena señal para el mediano plazo.

Por el otro lado, no existen impulsos en el largo plazo que permitan suponer que México puede acercarse a su potencial de crecimiento de 6%, sobre todo porque el impacto de las reformas estructurales propuestas no reflejará en el crecimiento acelerado que se esperaba.

“No hay algo que realmente pueda mejorar la expectativa de crecimiento de México por lo que seguiremos creciendo a tasas de entre 2 y 3% en el largo plazo, esto seguirá generando una brecha negativa en el Producto Interno Bruto y por lo tanto un rezago en empleo y menor productividad”.

 

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