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EFE.- En medio de un desplome de la economía mexicana, la agricultura del país sigue creciendo pese a la pandemia y, según los agroindustriales, pese al Gobierno. La batalla entre el Ejecutivo y los empresarios se recrudeció en 2020, asperezas que no pudo limar ni la entrada en vigor del renovado tratado comercial de Norteamérica (T-MEC).

“La verdad, en la pandemia el sector ha crecido. Solamente ha habido algunos temas de caída en el consumo. Vemos más caída en el consumo nacional, un poco por el cierre que hubo de restaurantes y hoteles”, precisó a Efe Juan Carlos Anaya, director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).

Sin impacto del Covid-19

Las cifras oficiales más recientes apoyan ese relato, pues en octubre las actividades terciarias cayeron un 6,2 % en tasa interanual y las secundarias retrocedieron un 3,1 %. Las primarias, sin embargo, crecieron en el décimo mes de 2020 un 7 %.

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“Afortunadamente para frutas y hortalizas y el sector pecuario, el que México esté abierto al mercado principalmente de Estados Unidos y Asia nos permite exportar excedentes que se cayeron del consumo nacional”, indicó el consultor para explicar la buena marcha.

Tras el primer semestre, que incluyó los meses de mayor parón económico para contener el avance de la covid-19, el sector, considerado esencial, había crecido un 0,3 %, mientras el Producto Interior Bruto (PIB) del país se desplomó en ese tramo por encima del 10 %.

Tranquilidad con el T-MEC

Más allá de la covid-19, el acontecimiento del año en el sector fue la entrada en vigor, el 1 de julio, del nuevo tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), un alivio para el importante sector exportador, ya que vio a salvo su principal mercado.

Sin embargo, el renovado acuerdo incluía amenazas para los empresarios, ya que contiene una legislación más estricta en temas ambientales y sobre todo laborales.

“Nos costó mucho la apertura de la negociación en temas ambientales y laborales, pero a fin de cuentas es sumar en la región más exitosa”, reconocía receloso Bosco de la Vega, presidente del Consejo Nacional Agropecuario, en una entrevista concedida a Efe días antes de la entrada en vigor del T-MEC.

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Casi seis meses después, y pese a los temores, Anaya consideró que el tratado “no ha afectado en nada” al bloque exportador, que ya traía una inercia de intercambio muy positiva en el anterior marco legal con Estados Unidos, adonde exporta casi el 80 % de sus alimentos.

“No hemos tenido ninguna afectación en los temas de los acuerdos laborales y ambientales. No ha habido ningún tema todavía”, celebró.

Poco presupuesto público

Desde la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México el 1 de diciembre de 2018, la tensión entre los empresarios agroindustriales y el Gobierno se ha recrudecido, principalmente por los recortes en el presupuesto y por la priorización de los pequeños productores al ejecutar el gasto público.

El presupuesto asignado a la Secretaría de Agricultura para 2021 no llega a los 2.500 millones de dólares, una cifra muy similar a la aprobada para el año en curso y que generó muchas quejas en el sector.

“Se habla de una política de apoyo al campo, al sector agropecuario, y reduciendo el presupuesto y quitándole funcionalidad a la Secretaría no lo muestra. Una cosa es el discurso y otra son los hechos”, lamentó Anaya.

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El ministerio perdió este año una de sus dos subsecretarías a causa de los recortes. El apartado fue Miguel García Winder, que ejercía como enlace con los productores, mientras salvó su puesto de subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria, Víctor Suárez, a quien desde el CNA calificaron públicamente como “activista”.

Suárez, en una entrevista con Efe en octubre, argumentó que los recortes no afectan a los “programas prioritarios” de la Secretaría, enfocados en los pequeños productores, sino que “la austeridad está referida a los gastos gubernamentales superfluos y a programas no prioritarios”.

“El sector agroalimentario está creciendo aún en el marco de la pandemia y la balanza comercial agroalimentaria sigue teniendo superávits récord. Lo que pasa es que con el presupuesto de antes, el 80 % de los subsidios al campo se canalizaban al 10 % de las grandes unidades de producción y a las grandes empresas agroalimentarias”, zanjó.

 

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