El Banco del Bienestar fue anunciado por gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador en enero pasado, como una iniciativa para ayudar a cerrar la brecha en la inclusión financiera. Su aparición ha encendido el debate sobre si esta alternativa entrará en competencia con los bancos comerciales.
El proyecto del presidente incluye 2,700 sucursales, con un presupuesto de 10,000 millones de pesos (mdp), que serán instaladas en las comunidades más apartadas del país, donde no han llegado los servicios de la banca comercial.
La nueva institución sustituye al anterior Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefi) y, de acuerdo con la información proporcionada por el gobierno, su labor consistirá en promover y facilitar el ahorro de los mexicanos, dentro y fuera del país, así como dar acceso, de forma equitativa, al financiamiento de primero y segundo piso para personas físicas y morales, principalmente en las localidades distantes y de alta marginación.
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¿Qué implica esto para el negocio de los bancos? En la antesala de la 83 Convención Bancaria, el presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM), Luis Niño de Rivera, afirmó que, gremialmente, la banca comercial no considera que este proyecto entre en competencia con ellos.
“La solución que él [López Obrador] plantea es construir sucursales, y nos parece muy importante que se haga; no lo vemos como competencia, sino que somos complementarios, la banca comercial y la banca de desarrollo”, explicó Niño de Rivera.
El banquero dijo que, hoy, la oficina de la Presidencia tiene 13,000 centros integradores en toda la República Mexicana, donde se distribuyen los programas sociales que atienden a más de 300,000
comunidades, de las cuales, 9,000 no tienen acceso a telecomunicaciones.
“La banca analiza conceptos que pueden atender a estas comunidades remotas. Uno es el establecimiento de sucursales, cajeros automáticos y terminales punto de venta. Pero la mayor actividad la vamos a concentrar en corresponsales bancarios que, en términos generales, son comerciantes que pueden ofrecer servicios bancarios. Eso lo haremos junto con la resolución de los temas de telecomunicaciones. Estamos trabajando en un proyecto, dentro de la ABM, que presentaremos próximamente, para resolver todo esto de una manera eficiente y eficaz, para atender la mayor cantidad de comunidades remotas que requieren de estos servicios”, dijo el presidente de esta asociación.
Para Luis Andrade, doctor en Economía e investigador en la Universidad La Salle, los bancos no observan competencia por parte del gobierno y no tienen temor de perder cuota de mercado en los servicios que ya prestan al gobierno, debido a que la vocación del banco del Estado es atender las zonas más aisladas.
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“Algunos de los apoyos podrán dispersarse a través del Banco del Bienestar y otros seguirán [usando] la infraestructura bancaria actual, pues… pongamos como ejemplo a los becarios de Conacyt: su banco ya es Bancomer [BBVA] y no es posible decirle a los investigadores que ahora su banco será otro, pues [BBVA] tiene sucursales en las comunidades con mayor urbanización”.
El académico explicó que, para que el proyecto gubernamental sea exitoso, será necesario que se realice un análisis de las zonas marginadas y que la infraestructura física se instale ahí, en donde la banca realmente no tiene acceso.
“Es importante que se perciba que la función de este banco es precisamente acortar la brecha de inclusión; porque si, por el contrario, se genera la percepción de que el gobierno quiere competir con la banca y generar una alternativa meramente estatal, se corre el riesgo de que disminuya la inversión o, incluso, haya fuga de capitales por temor a ver un control estatal mayor”.
Suscríbete a Forbes México Banco del Bienestar: ¿cómo funcionará la bancarización de AMLO?
La apuesta del gobierno de López Obrador para lanzar una banca social que ayude a reducir la brecha en la inclusión financiera no debe preocupar a los bancos comerciales en México.
El Banco del Bienestar fue anunciado por gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador en enero pasado, como una iniciativa para ayudar a cerrar la brecha en la inclusión financiera. Su aparición ha encendido el debate sobre si esta alternativa entrará en competencia con los bancos comerciales.
El proyecto del presidente incluye 2,700 sucursales, con un presupuesto de 10,000 millones de pesos (mdp), que serán instaladas en las comunidades más apartadas del país, donde no han llegado los servicios de la banca comercial.
La nueva institución sustituye al anterior Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefi) y, de acuerdo con la información proporcionada por el gobierno, su labor consistirá en promover y facilitar el ahorro de los mexicanos, dentro y fuera del país, así como dar acceso, de forma equitativa, al financiamiento de primero y segundo piso para personas físicas y morales, principalmente en las localidades distantes y de alta marginación.
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¿Qué implica esto para el negocio de los bancos? En la antesala de la 83 Convención Bancaria, el presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM), Luis Niño de Rivera, afirmó que, gremialmente, la banca comercial no considera que este proyecto entre en competencia con ellos.
“La solución que él [López Obrador] plantea es construir sucursales, y nos parece muy importante que se haga; no lo vemos como competencia, sino que somos complementarios, la banca comercial y la banca de desarrollo”, explicó Niño de Rivera.
El banquero dijo que, hoy, la oficina de la Presidencia tiene 13,000 centros integradores en toda la República Mexicana, donde se distribuyen los programas sociales que atienden a más de 300,000
comunidades, de las cuales, 9,000 no tienen acceso a telecomunicaciones.
“La banca analiza conceptos que pueden atender a estas comunidades remotas. Uno es el establecimiento de sucursales, cajeros automáticos y terminales punto de venta. Pero la mayor actividad la vamos a concentrar en corresponsales bancarios que, en términos generales, son comerciantes que pueden ofrecer servicios bancarios. Eso lo haremos junto con la resolución de los temas de telecomunicaciones. Estamos trabajando en un proyecto, dentro de la ABM, que presentaremos próximamente, para resolver todo esto de una manera eficiente y eficaz, para atender la mayor cantidad de comunidades remotas que requieren de estos servicios”, dijo el presidente de esta asociación.
Para Luis Andrade, doctor en Economía e investigador en la Universidad La Salle, los bancos no observan competencia por parte del gobierno y no tienen temor de perder cuota de mercado en los servicios que ya prestan al gobierno, debido a que la vocación del banco del Estado es atender las zonas más aisladas.
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“Algunos de los apoyos podrán dispersarse a través del Banco del Bienestar y otros seguirán [usando] la infraestructura bancaria actual, pues… pongamos como ejemplo a los becarios de Conacyt: su banco ya es Bancomer [BBVA] y no es posible decirle a los investigadores que ahora su banco será otro, pues [BBVA] tiene sucursales en las comunidades con mayor urbanización”.
El académico explicó que, para que el proyecto gubernamental sea exitoso, será necesario que se realice un análisis de las zonas marginadas y que la infraestructura física se instale ahí, en donde la banca realmente no tiene acceso.
“Es importante que se perciba que la función de este banco es precisamente acortar la brecha de inclusión; porque si, por el contrario, se genera la percepción de que el gobierno quiere competir con la banca y generar una alternativa meramente estatal, se corre el riesgo de que disminuya la inversión o, incluso, haya fuga de capitales por temor a ver un control estatal mayor”.
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