Pemex

La relación entre Petróleo Mexicanos (Pemex) y el gobierno siempre ha sido de codependencia. Durante décadas, la firma soportó una abultada carga fiscal que fortaleció el presupuesto gubernamental para el desarrollo nacional.

Incluso, la empresa convirtió la abundancia petrolera del país en salvavidas de los errores de las administraciones priistas y panistas. Hoy, la situación parece invertirse. México apoya a la petrolera, a pesar de sus resultados negativos y errores.

Una mala noticia ha evidenciado la necesidad de realizar un cambio radical en la empresa. Pemex dio a conocer que registró pérdidas anuales por 346,000 millones de pesos, durante 2019. A la vez, enfrenta el hecho de que su producción va en declive, en un mundo que comienza a desdeñar el oro negro para darle paso a las energías renovables.

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Además, la última crisis de precios, en 2016, que hundió el barril de 100 a 18 dólares en menos de dos años, obligó al país a depender
menos de los ingresos por la venta de petróleo en el extranjero.

Durante 2019, con una producción nacional promedio de apenas 1.7 millones de barriles diarios de crudo, los ingresos petroleros de nuestro país significaron sólo el 17.7% de los ingresos totales del sector público, mientras que, en 2006, cuando Pemex produjo 3.2 millones de barriles por día, éstos representaron 39.8% del total de los ingresos presupuestales del gobierno.

Aunque los ingresos de Pemex lucen poco significativos como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), al revisarlos en pesos, la cifra obtiene una mejor dimensión.

Por ejemplo, el aumento o la baja de un dólar en el precio del petróleo podría impactar en los 13,775 mdp o 0.05% del PIB que considera el gobierno, un monto cercano al presupuesto total de la Secretaría de Educación Pública este año. Otro botón de muestra es la extracción de crudo.

Por cada 50,000 barriles producidos, las arcas gubernamentales registran 16,297 mdp, equivalentes a 0.06% del PIB.

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“Durante el ejercicio fiscal, pueden presentarse desviaciones respecto de lo que se esperaba en el momento de elaborar y aprobar el Paquete Económico 2020; ello, como resultado de choques macroeconómicos internos o externos”, según establece la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) en sus “Criterios Generales de Política Económica” de este año.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador tiene como política la soberanía energética. Para alcanzarla, plantea el fortalecimiento presupuestal de la empresa productiva del Estado. Tan sólo en 2020, le entregó 523,000 mdp a la petrolera, aunque eso se logró gracias a recortes en otras dependencias, además de compro- meter la calificación crediticia del país y de Pemex, cuya consecuencia es el aumento del costo de intereses de la deuda y el encarecimiento de préstamos nuevos.

S&P fue la primera en castigar la perspectiva de México y Pemex, de “estable” a “negativa”, durante marzo de 2019.

“La perspectiva refleja el riesgo de que un reciente cambio en políticas públicas dirigido a reducir la participación de la iniciativa privada en el sector energético, aunado a otros eventos que han afectado negativamente la confianza de los inversionistas, podría aumentar los pasivos contingentes del soberano y disminuir el crecimiento económico”, apunta la calificadora de riesgo crediticio en un documento.

Aunque le dio el beneficio de la duda durante seis meses, Moody’s degradó, en junio de 2019, su perspectiva de México y Pemex, de “estable” a “negativa”, debido a sus bajas expectativas en el flujo de efectivo de la compañía y una disminución en sus reservas petroleras probadas, a pesar de sus esfuerzos por reducir costos e impulsar inversiones de capital.

Fitch bajó la calificación crediticia de una combinación del incremento de riesgo en las finanzas públicas, derivado del deterioro financiero en Pemex y una creciente debilidad económica ante las amenazas y tensiones en materia de comercio exterior.

LA PANDEMIA

La salud financiera de Pemex depende, en gran medida, del mercado internacional de petróleo, en donde vende 60% de su producción, principal- mente a Estados Unidos.

Actualmente, la demanda de crudo mundial ha sido destruida por el coronavirus Covid-19, que hundió los precios en el orden de 20 dólares por barril, su nivel más bajo de los últimos 18 años, durante marzo de 2019, ante las restricciones de viaje y cuarentenas internacionales.

En ese contexto, el fracaso de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y productores independientes para fijar un nivel de extracción que mantuviera estable el precio desembocó en una guerra de mercado entre Arabia Saudita y Rusia, con una capacidad para inundar el mercado con hasta 2.5 millones de barriles diarios.

“Sin la OPEP, el mercado mundial del petróleo ha perdido su regulador, y ahora sólo los mecanismos del mercado pueden dictar el equilibrio entre la oferta y la demanda”, dice Espen Erlingsen, jefe de Investigación de Upstream de Rystad Energy.

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La firma energética estima que la demanda mundial se redujo en alrededor de 4 millones de barriles diarios en febrero, debido al coronavirus; y, en los próximos meses, la demanda podría debilitarse de 2 a 4 millones de barriles debido a la pandemia.

La crisis sanitaria ha convulsionado también a los mercados bursátiles y cambiarios. En las primeras dos semanas de marzo, el peso frente al dólar se depreció casi 20%, a 25 unidades por cada billete verde.

“La gran depreciación del peso mexicano aumenta la deuda en relación con el PIB, lo que, junto con la disminución de los precios del petróleo, quizá conducirá a una reducción de la calificación crediticia de Pemex, y del soberano, mayor a la esperada anteriormente”, consideró el economista en jefe de Bank of America Merrill Lynch, Carlos Capistrán, en un reporte.

Aunque la nota soberana de México ya incluía el riesgo de que Pemex requiera más apoyo recurrente y sustancial del gobierno mexicano ante el flujo de efectivo negativo y sus necesidades de inversión, la caída de petroprecios y el riesgo de que sigan bajos lo amplifican.

Las coberturas contratadas por el Gobierno Federal para cubrir sus ingresos relacionados con el petróleo mitigarán el impacto del menor precio de la mezcla mexicana en los ingresos federales, si bien sólo para este año. Por otro lado, revisamos nuestro estimado de crecimiento para México a 0.9% este año, dado el impacto directo e indirecto del choque del Covid-19, que esperamos afecte la actividad económica durante la primera mitad del 2020, con riesgos adicionales a la baja”, dijo la analista de Moody’s, Ariane Ortiz-Bollin.

Según Fitch, con el precio actual de la mezcla mexicana de exportación por debajo de los 20 dólares por barril, el negocio de exploración y producción de Pemex no genera el suficiente flujo de efectivo para cubrir sus costos operativos y financieros, de más de 25 dólares.

“La compañía necesitará confiar en su negocio logístico, gasolinero y de impuestos gubernamentales para cubrir sus costos”.

RESCATE A TODA COSTA

López Obrador y su equipo energético, encabezado por Rocío Nahle, titular de la Secretaría de Energía (Sener), y Octavio Romero Oropeza, director de Pemex, insisten en el rescate de la empresa sin cambios significativos en la estrategia, frente al desplome de precios y los magros resultados para aumentar la producción.

Además de aumentar su presupuesto, Pemex pagó 22%, o 116,672 mdp, menos de impuestos por sus áreas petroleras durante el primer año de López Obrador.

Pemex ha iniciado la ejecución de su protocolo para mitigar los riesgos sobre sus finanzas: exposición de riesgo de liquidez, acceso “inmediato” a líneas de crédito por 6,800 mdd y pagos de coberturas petroleras independientes a la de Hacienda, además de recortes al gasto administrativo por 625 mdp y ahorros por 5,000 mdp más en contrataciones.

Romero declaró que, al interior de la empresa, están “conscientes de la complejidad [de] retos del escenario actual” en los mercados petroleros frente a la pandemia. “Nos comprometemos a mantener una constante comunicación”, dijo.

El directivo presumió un pico de producción de 1.79 millones de barriles diarios el 17 de marzo, y reveló que, durante 2019, el costo promedio ponderado de producción por barril fue de 14.2 dólares. Para este año, la petrolera mexicana pretende desarrollar 15 nuevos campos y perforar 423 pozos.

Un día después, la compañía informó que la mezcla mexicana cerró su cotización en 14.54 dólares, el peor nivel desde enero de 2002.

El analista de la firma Welligence Energy Analytics, Pablo Medina, propuso que, una vez que los precios del petróleo salgan del aviso y comiencen a recuperarse, Pemex debe cortar inversiones en 70% y, el resto, enfocarlas en los 25 campos más importantes, pues éstos aportan 60% de la producción total, además de hacer una ronda masiva de asociaciones con empresas privadas (farmouts).

Pemex necesita un cambio radical o, de lo contrario, el recorte a la calificación por parte de las calificadoras es inminente”, vaticina el consultor energético, al analizar el panorama de la petrolera.

 

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