La educación es un tema que ha estado de forma constante entre los pendientes en México, los malos resultados en indicadores de desempeño en matemáticas y lectura; la necesidad de la reforma educativa y los ahora escándalos en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación lo han vuelto un tópico sensible.
La educación es de suma importancia, por permitir mayor movilidad social, contribuir a igualar oportunidades, formar mejores personas, y sobre todo, la educación fomenta el crecimiento económico.
La teoría económica durante mucho tiempo ha respaldado esta interpretación de la relación entre el crecimiento y la educación. La historia clásica es que la educación incrementa el capital humano, y este a su vez, se transforma en uno de tantos “stocks” de capital y en progreso técnico que junto con el trabajo son los determinantes del crecimiento.
Hasta el momento no existe un consenso entre economistas respecto al crecimiento, en gran medida sigue siendo un misterio. La relación con educación no podría ser distinta, quizá no podamos distinguir con claridad su impacto sobre el crecimiento de la economía, pero podemos su ver el impacto sobre la calidad de vida y oportunidades.
La educación puede tener muchos efectos positivos adicionales al salario individual, las externalidades positivas que genera pueden disminuir los niveles de criminalidad, mejorar la toma de decisiones, fomentar el progreso técnico (factor de crecimiento) y otros efectos positivos que también pueden llegar a impactar de forma indirecta en el desempeño económico, como lo son su asociación a menor cantidad de embarazos entre menores de edad, mejoras en salud (que afecta la productividad) entre otros.
Entre mayor es el nivel de instrucción mayor es la proporción de individuos con seguridad social, la educación es un factor importante para disminuir desigualdad y generar cualidades positivas en distintas áreas.
Para México tiene importantes implicaciones, mucho de nuestro debate educativo se centra sobre la educación básica y su gran necesidad de mejora en calidad, dejando un poco de lado de forma errónea la educación media y superior.
Un
estudio del CEP (Centre for Economic Performance) en LSE sobre países miembros de la OCDE, de los investigadores Guy Michaels, Ashwini Natraj y John Van Reenen encontró una relación muy curiosa entre el crecimiento de salarios por nivel de instrucción y la presencia de sectores de alta tecnología. Los salarios de la mano de obra poco calificada con niveles de instrucción equivalentes a primaria se han mantenido constantes desde 1980, los salarios de trabajadores con niveles de instrucción equivalentes a secundaria y preparatoria han disminuido constantemente en el mismo periodo, mientras que el salario de la mano de obra altamente calificada asociada a estudios superiores se incrementó.
Este resultado no es trivial para México, sobre todo en pleno debate sobre la reforma educativa y sus implicaciones. Si se observa el comportamiento del ingreso laboral promedio por nivel de instrucción entre 2005 y 2010 en México, pareciera una relación distinta a la descrita para otros países de la OCDE, pues en México los ingresos laborales promedio convergen a la baja.
En esta gráfica parece que la curva del salario en los últimos años se aplana y disminuye para todos los niveles, casi pareciendo constante desde primaria hasta preparatoria, esto implicaría un fuerte desincentivo a la educación.
Para realmente incrementar la capacidad de ingresos y mejorar sustancialmente las expectativas de la población, es necesario que el esfuerzo se concentre en todos los niveles, no solo el básico.
Pero la relación descrita para otros países de la OCDE si puede verse un poco en México, si se ve el rendimiento marginal de la educación. En uno de los
documentos de investigación del Banco de México, Eduardo Morales-Ramos calculó los rendimientos marginales de la educación en México, encontrando prácticamente la misma relación que los investigadores del CEP para los países de la OCDE. Los rendimientos marginales son menores en la educación media.
Una explicación posible de lo que se observa a nivel preparatoria es que a ese nivel se añade muy poco valor en habilidades que busca el mercado, haciendo poco diferenciable al individuo con educación preparatoria de individuos en niveles más bajos. Parte del problema sin duda pasa por la falta de calidad en la educación primaria y secundaria que causa un arrastre de deficiencias hacia la educación preparatoria, que a su vez tiene sus propias carencias en calidad, el resultado es un grado que añade menor valor del que se esperaría.
La educación es un elemento importante para disminuir la desigualdad económica y de oportunidades por sus distintos efectos positivos, pero con problemas como los que existen en la educación media se consigue lo opuesto. Es una fuente de desigualdad importante, pues separa de manera muy significativa a aquellos individuos que llegan a niveles superiores de los que no; la preparatoria entonces se vuelve un grado terminal sin mucho valor, contribuyendo a una vida en una trayectoria de menor bienestar que la que pudieran llegar a tener si se atendiera el problema de forma pertinente.
El sistema educativo tiene un serio problema de incentivos en ese nivel, un estudiante o una familia que consideran difícil acceder a educación superior o que no tienen intereses o no la valoran correctamente, difícilmente querrá llegar a preparatoria si puede irle igual en niveles inferiores o si su valor práctico no es percibido; si la educación a este nivel es deficiente impactará negativamente en el nivel superior. El problema se transforma en una barrera adicional en la formación de capital humano, un problema en el mercado laboral y quizá lo más grave mayor desigualdad.
La reforma educativa no debe quedarse en la educación básica, la educación media es igual de importante.
