Las nuevas definiciones de la dinámica económica global se presentan en un contexto de amplios retos, con grandes desafíos a partir de la disrupción de la pandemia.
En la reciente emisión del Foro Económico Mundial en Davos, destacó la presentación de un nuevo Manifiesto, ese documento de principios que insta a los liderazgos del mundo a desarrollar acciones para recobrar la confianza de la sociedad civil en las instituciones y en los entornos globales.
Desde 2020, el Foro Económico Mundial ha insistido en el replanteamiento del capitalismo, para pasar del capitalismo de estado al capitalismo de los interesados (stake holders) considerando las nuevas realidades de las generaciones del siglo XXI que además de vivir una ciudadanía más participativa y responsable buscan incidir en la toma de decisiones a través de mecanismos digitales.
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Las crisis regionales han generado nuevas prioridades ambientales, sociales, tecnológicas y desde luego económicas. El mundo requiere nuevos mecanismos de consumo, nuevos patrones de intercambio y definitivamente un capitalismo más orientado a las necesidades que al consumo.
Las futuras disrupciones en la cadena de suministro no estarán causadas por problemas logísticos sino por escasez global de materias primas, consecuencia de los efectos del cambio climático y los embates de la crisis ambiental. Las modificaciones en los patrones migratorios son inminentes y el desarrollo de una economía sustentable es una urgencia global.
Impulsar la cooperación global y regional es prioritario para desarrollar agendas de desarrollo más realistas y basadas en las capacidades productivas y de distribución de en cada escenario, pero además ofrece la apertura de nuevos mecanismos de intercambio que puedan asegurar la recuperación económica y la reactivación del crecimiento sustentable y sostenible. Es urgente el planteamiento de un nuevo enfoque de la eficiencia y la eficacia que permitan alcanzar sociedades más justas y equitativas en las que las brechas de desigualdad se reduzcan verdaderamente y en las que se pueda reconstruir el tejido social con verdadera justicia social.
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Avanzar hacia nuevos esquemas de desarrollo humano requiere de una reactivación económica que se logrará a través de una cooperación global, con un enfoque ambientalista, alimentario y resiliente que permita a los países plantearse nuevas agendas para atender los nuevos desafíos de la salud pública global, incorporar esquemas de gobernanza y transparencia así como procesos realistas y factibles de transformación digital que permitan la modernización de las pequeñas y medianas empresas, impulsando así una mayor competitividad.
Mejorar el estado del mundo es la tarea más importante y retadora para los liderazgos del mundo, la agenda global requiere de atención urgente a temas que permitan la sustentabilidad a largo plazo y solo con una visión de conjunto se logrará rediseñar el paradigma económico global.
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