Aun entre la población urbana, hablar del campo es hablar de lo fértil, es lo que  sostiene la vida y nos provee de alimentos, ha inspirado obras artísticas que capturan su belleza y demuestran que es orgullo nacional. En México el campo ha sido un motor de desarrollo y es donde nace la Agroindustria Cervecera.

Nuestros campos han logrado mantener el cultivo de cebada por arriba de las 900 mil toneladas por más de ocho años consecutivos y en 2021 se alcanzó la cifra de 1,033,168 toneladas.  Más 5,000 familias de agricultores están comprometidos con ello y trabajan día con día para que este producto llegue al consumidor.

Más de 343 mil hectáreas del campo de nuestro país están dedicadas al cultivo de la cebada maltera (el equivalente a la extensión de Tokio o Groenlandia), por lo que es bien cierto que la cerveza mexicana sabe a México, y aún más considerando la importante derrama económica que representa.

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El 90% de la cosecha de cebada del país está representada por Guanajuato, Hidalgo, Puebla, Tlaxcala, Estado de México, Durango y Zacatecas, principales productores de este grano esencial para la elaboración de la cerveza. Gracias a ello México se ubica como el 4º país productor a nivel mundial. Además, este cultivo continúa creciendo; en 2021, la producción nacional de cebada maltera tuvo un aumento del 220% con respecto al año anterior. 

La cerveza proviene de la cebada maltera, un grano noble, no exigente, que prospera bien tanto en climas frescos como en los que son moderadamente secos, no requiere de suelos sumamente fértiles como otros granos, por lo que se extiende en diferentes altitudes y zonas geográficas. 

Los trabajadores y trabajadoras que dedican su tiempo y esfuerzo al cultivo de este principal insumo, realizan una gran labor con esmero y son pilar fundamental en la cadena de valor del sector. 

A cambio la agroindustria Cervecera lleva a cabo diversas acciones a favor de los productores locales, tales como capacitación y asesoría oportuna  sobre  las mejores prácticas internacionales; inclusión financiera mediante accesibilidad a créditos que les generen mejores condiciones y oportunidades; entrenamiento por medio de programas dedicados a reducir las emisiones de carbono y al desarrollo gradual de una agricultura circular que les permita generar impactos positivos en el medio ambiente y por lo tanto en sus comunidades; sensibilización para que formen parte del esfuerzo por un consumo responsable, inteligente, moderado, que cuide de la salud de todos aquellos que tomen una cerveza. 

Por todo esto y más: la cerveza mexicana sabe a los campos de México.

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Contacto:

Karla Siqueiros, directora general de Cerveceros de México.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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