Una vez que pasen los momentos más oscuros, con los contagios exponenciales del Covid-19, los problemas estarán lejos de terminar, porque volver a la normalidad será bastante complejo, ya que implica tomar decisiones de las que dependerá que la enfermedad no se reactive. 

Hace unos días, el primer ministro de Francia, Edouard Philippe, presentó su plan de apertura al Senado y este le fue rechazado. Si bien la opinión de los legisladores es solo indicativa, da cuenta de las dificultades públicas y políticas que se dibujan ya en el horizonte y no solo ahí, sino en la mayoría de los países. 

En Estados Unidos ya inició la apertura, a pesar de que el número enfermos está en sus niveles más altos y esto genera confrontación y división.

México no será la excepción en estos debates, aunque no hay datos que indiquen que el gobierno esté pensando en ampliar el círculo de quienes tienen acceso a la toma de las decisiones o al menos son de alguna forma escuchados.  

Por lo pronto, el Consejo de Salubridad General se ha reunido poco y no se le tiene en la cuenta a pesar de ser la máxima autoridad ante una emergencia. 

Los gobernadores tampoco son visitantes habituales de Palacio Nacional y por ello van estableciendo lineamientos que no siempre coinciden con los federales e inclusive algunos de ellos ya plantean un nuevo esquema fiscal y exigen que los gastos que genera la pandemia les sean rembolsados en un futuro próximo para no comprometer, de modo irremediable, sus finanzas. 

Algo tienen de razón, porque los gastos extraordinarios no pueden ser enfrentados desde las perspectivas ordinarias. 

Los legisladores solo son llamados si se requiere que aprueben alguna urgencia, pero al no estar en periodo ordinario ello se torna difícil, como ya se vio con la fallida propuesta de aumentar las facultades del presidente de la República en materia presupuestaria. 

Pero donde está la arista más delicada es en las estimaciones de la fuerza del Covid-19 y su nivel real de contagios. Como se sabe, nuestro país es uno de los que menos pruebas realizó y por ello no se tienen un mapa del todo claro de lo que está ocurriendo y de lo que podría ocurrir. 

Una de las consecuencias de ello, es que quizá nunca sepamos cuánta gente en realidad se contagió, o es portadora del Covid-19. 

¿De verdad este 15 de mayo algunos municipios irán retomando el camino a la normalidad? ¿Existe la certeza de que esto no signifique una nueva ola de problemas? 

Las empresas que tienen que ver con cadenas productivas en EEUU tendrán que reanudar sus actividades pronto, pero no conocemos qué protocolos se seguirán y cuales serán las medidas de seguridad sanitaria más allá de gel y cubrebocas. 

De cómo se respondan estas inquietudes, y otras más, depende la salud de los mexicanos, pero también la reactivación de la economía, donde ya se perciben los síntomas de una profunda recesión. 

Regresar, en el momento no indicado, puede ser tan riesgoso como las posiciones que determinaron el inicio del encierro.

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