- Three mile Island / 1979. No tuvo ningún efecto significativo sobre la población.
- Chernóbil / 1986. Sirvió de lección a los especialistas nucleares y también condujo a la modernización de la tecnología de reactor. Sabemos bien que Chernóbil no puede suceder en la actualidad.
- Fukushima / 2011. Fue una situación sumamente crítica, que dejó lecciones aprendidas, pero al mismo tiempo mostro la capacidad de las centrales nucleares para mantener el riesgo bajo frente a desastres naturales sin precedentes.
El futuro de la energía nuclear está en América Latina
América del Sur será probablemente una región de gran crecimiento en energía nuclear durante las próximas décadas, junto con los así llamados BRIC.
Por Cristian Vega*
Los seres humanos hemos sido capaces de sortear desafíos hasta evolucionar en la especie dominante de nuestro planeta. La humanidad debe esto a su capacidad de conocer y desarrollar modelos que permiten entender y predecir la naturaleza. El uso de la energía ha sido, sin lugar a duda, uno de los factores claves en la evolución del hombre. Desde el descubrimiento del fuego, pasando por la revolución industrial con el uso del carbón, hasta el momento donde la humanidad descubrió cómo liberar la energía contenida en las uniones atómicas, los seres humanos hemos incrementado nuestra dependencia hacia la energía. La división del átomo fue un punto de inflexión en la historia, no sólo por los usos bélicos de este conocimiento y la posible amenaza de destrucción que significan, sino porque implicó la posibilidad de generar grandes cantidades de energía eléctrica en espacios reducidos.
Tal es la dependencia de la humanidad hacia la energía, que enfrentamos un problema sin precedentes: el cambio climático. Las emisiones de gases de efecto invernadero, que el desarrollo económico ha generado, nos ponen en una situación que ya no puede sostenerse. Es necesario reducir las emisiones y la energía atómica se enmarca como una de las principales soluciones, presentándose como el futuro de la generación eléctrica, si se quiere mantener los niveles de consumo y el estilo de vida de los países desarrollados en los niveles actuales.
Lamentablemente, muchas personas desconocen las tecnologías detrás de la generación de energía nucleoeléctrica. Es cierto que algunos aspectos incluyen conceptos antiintuitivos que requieren comprensión de la física cuántica, y son generalmente desconocidos por la mayoría de la población. Pero hay otros aspectos como por ejemplo los relativos a los sistemas de seguridad que se incorporan en las centrales nucleares, que son posibles de comunicar y muchas veces, los ingenieros nucleares hemos fallado en comunicar clara y abiertamente sobre este tema. No hemos sido efectivos en informar basados en el conocimiento científico sobre la energía nuclear y el funcionamiento de las centrales nucleares, dejando este vacío comunicacional a los mitos y opiniones basada en el desconocimiento.
En el mundo existen plantas nucleares desde 1954, año en el que Rusia conecta la central de Obninsk. Tres años después, los americanos alcanzaron la primera criticidad en la planta de Shippingport. En la actualidad existen 449 reactores nucleares en operación generando energía eléctrica día a día para millones de personas alrededor del mundo. La historia de la generación nucleoeléctrica cuenta con muchísimas horas de operación. Toda esta experiencia acumulada no ha sido en vano. A lo largo de estas décadas, se han desarrollado miles de sistemas, métodos de análisis y diseños ergonómicos basados en la psicología de la interacción hombre-máquina para reducir al máximo el error humano. Sin dejar de mencionar sistemas de control y automatización modernos, como así también modelos numéricos muy precisos logrados gracias al increíble avance de los ordenadores.
Enormes esfuerzos se han hecho en las últimas décadas y continúan realizándose, para hacer de la generación de energía termonuclear una industria segura y limpia. Existen importantes organismos internacionales como la Agencia de Energía Atómica Internacional (IAEA por sus siglas en inglés) y la Asociación mundial de Operadores Nucleares (WANO), cuya función, entre otras cosas, es investigar, recomendar y velar por la seguridad de las centrales nucleares del mundo.
En contraste con las energías renovables, las centrales nucleares se caracterizan por poseer un factor de disponibilidad muy alto (normalmente mayor al 97%). Es decir, son sumamente estables y raramente salen de servicio. Esto es una gran ventaja para el diseño de una matriz energética diversificada y más aún para países que poseen importantes recursos hídricos como es el caso de Sudamérica. Las centrales nucleares se complementan muy bien con centrales hidroeléctricas. Principalmente porque, el consumo energético de un país no es constante. Cuando, por ejemplo, hay un evento importante o juega un equipo popular, todas las personas en su casa prenden el televisor y esto genera un pico (no menor) en el consumo. Es por esto por lo que una matriz energética diversificada permite a las centrales nucleares cubrir el consumo de base, es decir, el consumo constante, mientras las centrales hidroeléctricas cubren los picos dado que es posible almacenar agua y generar energía cuando se requiera.
La energía nuclear se presenta como una solución ingenieril a un problema: la generación de energía eléctrica sin emisión de gases de efecto invernadero. Al igual que todas las soluciones ingenieriles (edificios, autos, trenes, aviones), no es perfecta. La industria nuclear ha visto tres accidentes severos a lo largo de su historia: