En este momento, todos estamos deslumbrados con las primeras aplicaciones liberadas sobre creatividad computacional y sitios como Midjourney (https://www.midjourney.com/) o Dall E2 (https://openai.com/product/dall-e-2) reciben millones de visitas de usuarios que buscan dar salida a su imaginación, lo que ha provocado que poco a poco, nuestras redes sociales se inunden de ilustraciones de las cosas más disparatadas que hubiéramos siquiera intuido.
Pero este es apenas el principio, porque la inteligencia artificial poco a poco tomará más espacio en la industria del entretenimiento y en algunos años será la norma. Haciendo un poco de futurología, se pueden vislumbrar 4 momentos.
Creatividad computacional. Estamos en este momento. Utilizamos herramientas tecnológicas para crear pequeñas ideas que se nos ocurren. Así, pedimos a robots que ilustren tal descripción que hacemos con palabras o bien, que creen algunas tonadas o que escriban ensayos o guiones sobre temas que no conocemos. En este punto, la inteligencia artificial depende de los inputs que los humanos vayamos proporcionando y la creación está limitada a nuestras órdenes.
Sustitución de intérpretes. La tecnología Deep Fake se volvió popular hace algunos años y no solo nos dejó asombrados, también nos puso en alerta sobre los peligroso que podría ser sustituir el rostro de una persona o su voz. Hoy, estas aplicaciones nos muestran otros enfoques, ya que en redes sociales podemos observar breves clips donde actores contemporáneos interpretan escenas icónicas del cine; o bien, cantantes fallecidos interpretando melodías que jamás cantaron.
En breve, la tecnología Deep Fake no solo nos permitirá sustituir voces o actores en una película, nos permitirá elegirlos. Es decir, en la lógica de los videojuegos y los skins que ponemos a los avatares para personalizarlos, podremos elegir quiénes interpretarán las películas de reciente estreno o cuáles serán las voces del disco que aquella banda recién lanzó. Así podremos ver a nuestros actores o cantantes favoritos creando nuevo material para nosotros, no importa que tan improbables sean las combinaciones.
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Creación de contenido a demanda. Una vez que las tecnologías de creatividad computacional alcancen cierto rigor y desempeño, entonces podrán crear contenido exclusivo para nosotros de acuerdo con nuestras peticiones. Por ejemplo, podremos solicitar que hagan una película de terror o de ciencia ficción, con ciertos actores, en determinado idioma, con ciertos niveles de violencia o fantasía y que, incluso, nosotros tengamos ciertos papeles. O bien que escriban una novela para nosotros basados en el estilo de estos escritores o que hagan un álbum musical con los estilos de los creadores que nosotros elijamos. Incluso que desarrollen un videojuego con las características que nos gustan.
Lectura de emociones. Los algoritmos de distribución de contenidos en redes sociales y plataformas son cada vez más exactos y aprenden a leer de manera más precisa nuestras emociones. Si a ello agregamos reconocimiento facial y lecturas de ritmo cardiaco, además de inflexiones de voz, los robots podrán fácilmente reconocer qué tipos de contenidos necesitamos en un momento determinado de acuerdo con nuestro estado de ánimo. Así, ni siquiera tendríamos que solicitarlos, los robots sabrían lo qué necesitamos y cuándo lo necesitamos.
En este sentido, las industrias creativas necesariamente tendrían que replantearse su razón de ser y la manera en que tendrían que convivir con las tecnologías; por ello, la industria del entretenimiento puede entrar en una crisis, sin embargo, la salida se encuentra la creación de nuevas experiencias y usos que en su conjunto permitirán todas estas tecnologías.
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