Por Arnaud Drijard La información nos rodea y per­mea todo lo que hacemos. La can­tidad de datos que recorren el planeta cada segundo es incompren­sible para la mente humana. Hasta 2015 habíamos capturado más de 100 sextillones de bytes de información en formato digital, según IBM. Para esta transmisión necesitamos aparatos que emitan y reciban cada uno de los bytes. Durante 2015, 9,000 millones de dispositivos se conecta­ron a internet. Para 2020 va a haber 27,000 millones, de acuerdo con el pronóstico de IDC, compañía espe­cializada en tecnología de la infor­mación. Intel calcula que el número podría ascender hasta a 200,000 millones. En 2015 se conectaban 4,800 nuevos dispositivos cada minuto a la red; para 2025 serán 152,200, lo que representa un incremento de 3,070%, indican los datos de IDC. Dispositivos, prendas y otros avances tecnológicos se integran día a día al mundo del deporte. Atletas de todas las disciplinas y de cada rincón del planeta aplican el desarrollo en sus entrenamientos y competencias, buscando obtener una ventaja com­petitiva sobre los demás. La adopción de esta impresio­nante tecnología por deportistas profesionales y amateurs es ya una realidad. “Los atletas se están vol­viendo más rápidos, el deporte se está volviendo más rápido”, dijo reciente­mente Mounir Zok, uno de los líderes mundiales en wearables e internet de las cosas aplicadas al deporte, y Se­nior Sports Technologist del Comité Olímpico de Estados Unidos.

La gran tendencia

El mercado de los wearables está creciendo a pasos agigantados en todo el mundo. Año con año el nú­mero de personas que integra algún dispositivo a su cuerpo para el uso diario va en aumento. Para 2020, el mercado de wearables en Estados Unidos valdrá 50,000 millones de dólares (mdd), según IDTechEx. Tanto ha sido el impacto y la adopción de esta nueva tendencia por el público, que compañías tecnoló­gicas que han entrado al negocio, superan ya a empresas especializadas en este tipo de aparatos. El más claro ejemplo es el de Apple que, gracias al Apple Watch, se ha convertido en el vendedor número uno de wearables en el mundo. En 2015, la empresa de Cuper­tino, California, vendió 11.6 millones de dispositivos, lo que equivale a un negocio de más de 4,000 mdd, de acuerdo con forbes. Aunque los relojes inteligentes están ganando mercado, los aparatos deportivos siguen mandando. De los más de 120 millones de wearables vendidos en 2015 en el mundo, 61 millones fueron dispositivos enfo­cados en el deporte, por 33 millones de relojes. Se vendieron también 15 millones de dispositivos de realidad aumentada y 14 millones de weara­bles cameras. El pronóstico indica que la venta de wearables seguirá aumentando en los años por venir. Para 2020, más de 400 millones serán vendidos en el planeta, de acuerdo con cifras de CCS Insight.

Incorporando los avances

Toda esta tecnología no se puede aplicar al deporte sin intenciones y estrategias claras. A través de su experiencia con el Comité Olímpico de EU, Zok identificó tres tendencias que deben seguirse si se quiere tener éxito en el ámbito deportivo: 1) Tecnología wearable. No sólo la usan los atletas, sino que se puede incorporar en los instrumentos que utilizan e, incluso, en los lugares en donde viven. 2) Internet de las cosas. Todos los datos generados por weara­bles se intercambian y almacenan a través de la interconexión de dispositivos inteligentes. 3) Inteligencia artificial. Algorit­mos matemáticos que aprenden por sí solos y que se adaptan al usuario, incluso respondiendo preguntas que nadie ha formulado con anterioridad.

Aplicación en la vida real

Un gran ejemplo de la integración exitosa de avances tecnológicos a la rutina diaria de atletas se dio en Lon­dres 2012, con el equipo de ciclismo de Estados Unidos. Con la ayuda de la tecnología, EU logró explotar su potencial para sacar una diferencia de tiempo de apenas 0.04%. Para poder ganar con un margen tan pequeño, en un deporte tan com­petido, aprovecharon las ventajas que les ofrecía la tecnología y la aplicaron de manera especial, siendo mejores que el equipo rival en los detalles. Esta pequeña diferencia se logró gracias a la correcta utilización de dispositivos que miden elementos como ritmo cardiaco, potencia, cadencia, oxígeno en los músculos, velocidad del viento y más; estos datos, tanto internos como externos al atleta, se comunican y almacenan a través del internet de las cosas y de la inteligencia artificial. Este proceso les permite tener la información necesaria para analizar a fondo el desempeño y, a partir de ello, mejorar el rendimiento en entrena­mientos y competencias. Los datos básicos más importan­tes para los ciclistas del Team USA se proyectan en vivo en los Solos wearables que utilizan. Estas gafas inteligentes, diseñadas por un equipo liderado por Ernesto Martínez, de Kopin Corporation, permiten al ciclista ver información básica sobre su desempeño al momento, a través de datos proyectados directamente en los lentes, sin que esto represente un obstáculo visual para el atleta. Además, cuentan con una bocina integrada, que les facilita la recepción de datos durante la carrera. La ventaja competitiva que ofrecen dispositivos como los Solos y demás tipos de wearables es funda­mental para poder llegar a la meta antes que los demás competidores, incluso si esa diferencia es únicamen­te de centésimas de segundo. Esta tecnología permite “al ser humano no sólo reemplazar las capacidades que han perdido, sino aumentarlas de tal manera que pueda acceder a condiciones superiores a las que el cuerpo humano, de manera natural, tiene”, asegura Martínez.

Sin límites

Más allá de que los wearables son uno de los elementos más visibles de este nuevo desarrollo en el deporte, no todo se limita a estos dispositivos. El estudio y desarrollo de textiles inteligentes está revolucionando a la industria de una forma sin preceden­tes. Tela ‘inteligente’ que mantiene limpio al atleta a pesar del sudor o ropa térmica que permite vestir una chamarra extremadamente delgada para deportes de invierno, son algu­nas de las aplicaciones que esta área les ha dado a las actividades físicas. “La ciencia influencia al diseño, y el diseño a la ciencia,” afirmó re­cientemente Juan Pablo Hinestroza, profesor de Fiber Science de Cornell University. Las promesas que trae consigo son aún más prometedoras y permitirán que los deportistas se beneficien no sólo de los aparatos que llevan, sino de la ropa que usan. Por su parte, clubes deportivos de élite como el FC Barcelona utilizan tecnología de punta basándose en toda la información que recolectan de sus jugadores. La recopilación, manejo ade­cuado y análisis de estos datos les permiten transformar el talento de estrellas como Messi y Neymar en valor deportivo y económico para la institución. Por ejemplo, estampas que se pueden pegar en la piel y obtienen información, son la nueva fase de la tecnología wearable. Hay compañías que están dise­ñando tiras adhesivas sanitarias que indican el estado de sanación de la herida. Este tipo de wearables no sólo tienen aplicaciones en la vida diaria, sino en el deporte de más alto nivel.

Llegando más alto

Con el desarrollo imparable de la tecnología, los atletas de antes se empiezan a convertir en ‘súper atletas’. Entrenamiento, técnica y nutrición se basan en la infini­dad de datos que pueden obtener gracias a la tecnología y a que permiten a los deportistas sacar la mínima diferencia que los pondrá por encima de sus rivales. El sudafricano Ken McArthur, ganador del maratón que se llevó a cabo como parte de los Juegos Olímpicos de Estocolmo 1912, se colgó la medalla de oro con un tiempo de 2:36:54. Un siglo después, en Londres 2012, el ugandés Stephen Kiprotich se llevó la rama varonil de la misma prueba en 2:08:01. Otro ejemplo de lo que podremos ver en el futuro cercano está en el futbol americano, donde los jugadores tendrán la posibilidad de tener dis­plays en el casco, que les permitirán obtener información sobre la jugada que van a realizar y la defensa a la que están enfrentando. Toda esta información que se obtiene de los atletas fluirá hacia afuera, impactando directamente al aficionado.

Experiencia 2.0

La experiencia del seguidor a un deporte se ha vuelto más compleja con la aparición de los teléfonos móviles y de las redes sociales. Información al momento e interacción con otros aficionados alrededor del mundo ya es parte de la viven­cia común. Para ofrecer un producto con más valor, la televisión empieza poco a poco a aplicar los beneficios de los wearables a sus contenidos. En Australia, por ejemplo, se han usado datos biométricos de jugadores de futbol australiano como ritmo cardiaco o velocidad de desplaza­miento durante la transmisión en vivo de algunos partidos. Internet y transmisiones de mayor calidad parecen haber alejado al aficionado del estadio, que tradicionalmente se ha con­siderado el mejor lugar para vivir un espectáculo deportivo. En la actualidad, nada parece superar a la comodidad de ver un juego desde un sillón. La gente empieza a acostumbrarse y a exigir experiencias diferentes en cada evento deportivo. Así como los atletas quieren que la tecnología impacte su desempeño, el aficiona­do espera que la vivencia vaya más allá de ver el deporte por sí solo. Por ello, los estadios del futuro tienen un gran reto: sacar a los aficio­nados de la comodidad de sus casas. Para ello, estos inmuebles permitirán al fan vivir la experiencia más allá de las gradas y del tiempo reglamenta­rio. Se busca que estos proyectos se integren a la ciudad que los rodea y que permitan a la gente disfrutar de todo un día deportivo. Innovación y tecnología guiarán a estos nuevos estadios, que en unos tres años incluirán de forma rutinaria tecnología como drones y coches inteligentes como parte de la experiencia del aficionado, de acuerdo con Mounir Zok. El espectáculo deportivo por sí mismo ya no es suficiente, la tecnología y la innovación deben ser aprovechadas para satisfacer las necesidades del usuario.

La guía de innovación

Como dice Mounir Zok: “tecnolo­gía e innovación son ingredientes principales si se quiere tener éxito no sólo en el deporte, sino en cual­quier negocio”. Todos estos avances no existi­rían sin personas, organizaciones y empresas dispuestas a arriesgarse para crear algo nuevo y mejor. La innovación impulsa al deporte dentro y fuera de los estadios, arenas y pistas. Atletas que quieren ser más altos, más rápidos y más fuertes, aprove­chan la tecnología de punta que les permite mejorar su desempeño y romper las fronteras de lo posible. El deporte va de mano de la inno­vación y la tecnología. En la actua­lidad, esta sinergia está creando un mañana más brillante y espectacular para todas las disciplinas deportivas. El futuro del deporte se crea hoy en canchas y laboratorios de todo el mundo.

 

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