Por Jose Roberto Balmori

Durante el 2013, tuve la oportunidad de estudiar sobre la transición que llevo a cabo Polonia desde una economía planificada hacia una economía de mercado, de la mano de los autores de dichas reformas como el profesor Leszek Balcerowicz. El programa Erasmus de la Unión Europea me abrió las puertas para debatir e intercambiar ideas sobre dichas reformas con otros estudiantes europeos, incluyendo a una compañera ucraniana y a otro compañero ruso. Recuerdo muy bien que ambos de mis compañeros veían a la Polonia de ese entonces como un ejemplo de nación a seguir para Ucrania y Rusia, respectivamente. 

No era para menos. Justo antes de la caída de la Unión Soviética en 1991, Polonia era el país más pobre de las tres naciones antes mencionadas con tan solo 6 mil dólares por habitante, mientras que Ucrania y Rusia alcanzaban los 8 mil dólares por habitante (controlando por la paridad de poder adquisitivo). Sin embargo, veinticinco años después, Polonia pasaría a ser la nación más rica de las tres, con un ingreso por habitante de 27 mil dólares, contra un Ucrania de 10 mil dólares o un Rusia de 23 mil dólares per capita. No solo eso, en Polonia se vivía un ambiente mucho más libre y apegado al resto de los países miembros de la Unión Europea. Sin duda, Polonia era el milagro de una agenda liberal, basada en valores cívicos como la democracia, el estado de derecho, y la libre empresa.

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Mucho ha cambiado en estos diez años que prosiguieron a mi estancia en Polonia. Dicho país, como muchos otros en el mundo, ha estado envuelto en controversias políticas por las reformas constitucionales que ha llevado a cabo el partido en el poder, las cuales van en detrimento del estado de derecho y la división de los poderes del Estado polaco. De hecho, a principios de este año, la Comisión Europea lanzó una serie de infracciones para proteger a los jueces polacos del control político del partido en el poder. Polonia, como el resto del mundo occidental, está sumergida en una espiral iliberal que va justo en contra de lo que se construyó después de la caída del bloque soviético. 

No obstante, la retórica política en Polonia comienza a cambiar ante la invasión rusa a Ucrania, ordenada por el dictador ruso Vladimir Putín hace apenas algunos días. Lo que se veía improbable en varios países del occidente ha comenzado a suceder: La amenaza bélica y autoritaria que representa el presidente Putín está uniendo las piezas institucionales que se encontraban desquebrajadas en el mundo occidental. Los ciudadanos en países norteamericanos y europeos, incluyendo Polonia, comienzan nuevamente a exigir una cultural liberal basada en valores democráticos que se apeguen al estado de derecho. Instituciones supranacionales como la Unión Europea y la Organización del Tratado del Atlántico Norte vuelven a tomar tracción como estandartes del orden mundial. Asimismo, la valentía del pueblo ucraniano y de su presidente, Volodímir Zelenski, junto con la fuerte coordinación de sanciones económicas que el Occidente ha concertado para enfrentar a los rusos, nos brinda enrome esperanza.

El futuro de un nuevo orden mundial liberal es posible. Este es el momento oportuno para fortalecer a las instituciones democráticas y defender las reformas que buscan dar más seguridad, libertad y justicia a todos los pueblos del mundo.  Es el momento para sacar a los demagogos del poder y regresarle a la política el civismo, la decencia y el respeto que demanda. Ante este nuevo contexto, México debe actuar oportunamente. Los partidos de oposición en nuestro país deben abrazar la agenda liberal y exigirle al gobierno imponer las mismas sanciones que el resto del mundo occidental está lanzando en contra de Rusia. Esto no solo es lo moralmente correcto, sino lo legalmente acertado, ya que nuestra constitución es muy clara en cuanto a la no intervención y a la autodeterminación de los pueblos, principios evidentemente violados por el dictador ruso. Es momento de que Rusia enmendé su sistema político hacia la democracia, de que se le permita a Ucrania la oportunidad de definir su propio futuro, y de que el mundo occidental, incluyendo a Polonia y a México, retome su agenda liberal. 

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Contacto:

Dr. Jose Roberto Balmori, Director de los programas de licenciatura de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac México.

Twitter: @jrbalmori

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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