Por Aaron Tilley En una lluviosa tarde de marzo, Ludovic Le Moan, de 52 años, sube al techo de la señorial biblioteca pública de San Francisco. Él está allí para revisar un poste de 1.5 metros equipado con una pequeña antena y una caja del tamaño de un portafolios. Es una de las 22 “estaciones base” que Sigfox, su startup francesa, ha instalado en toda la ciudad y una de las 6,000 que operan en 18 países como parte de su ambiciosa misión: construir una red inalámbrica que cubra al menos 100 ciudades de Estados Unidos a finales de año y eventualmente abarquen gran parte del planeta. Las redes inalámbricas globales son un tema de grandes proyectos de infraestructura, de varios años y miles de millones de dólares que pueden ser realizados solamente por gigantes corporativos con mucho dinero, como los titanes de las telecomunicaciones. La startup de Le Moan, que ha levantado 150 millones de dólares (mdd) entre sus inversionistas, apuesta por algo diferente. Si las redes inalámbricas de AT&T o Verizon son como grandes proyectos de redes de distribución nacional de agua y las tuberías municipales, Sigfox es el equivalente del sistema de riego por goteo. Transmite datos en paquetes pequeños, de 12 bytes a la vez. Eso no es suficiente para descargar incluso la app de Smartphone más ligera, pero es suficiente para transmitir la ubicación de un dispositivo o una lectura de un sensor o para que suene una alarma. Está dirigida no a los teléfonos inteligentes, sino a la largamente prometida próxima ola de dispositivos conectados a Internet conocida como el internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés). Sigfox podría ser la clave para desbloquear por fin ese tentador pero aún lejano futuro en el que miles y miles de millones de aparatos inteligentes, focos, termostatos conectados, sensores industriales, biosensores, instrumentos meteorológicos y un sinnúmero de otros dispositivos formarán parte de un tejido omnipresente para mejorar la eficiencia en las fábricas, agilizar las cadenas de suministro, revolucionar el transporte, mejorar la salud personal y pública, avanzar en la protección ambiental y, sí, automatizar nuestros hogares. “El IoT no es el negocio de telefonía móvil tradicional”, dice Le Moan en su marcado acento francés. “La industria inalámbrica piensa que éste mercado es una extensión natural de sus negocios existentes, pero el internet de las cosas requiere algo nuevo.” Hay razones para creer que tiene razón. Las redes celulares tradicionales 3G y LTE son costosas, consumen demasiada energía y son demasiado intensivas para las necesidades de los miles de millones de nuevos dispositivos de baja potencia que se espera sean conectados a internet en los próximos años. “Todos hemos oído sobre el valor de conectar todo lo que no había sido conectado en el pasado, pero ahora la pregunta es, ¿cómo se conecta realmente todo?”, Dice Peter Jarich, vicepresidente de la firma de investigación Current Analysis. “Podría decirse que el costo de las redes celulares es un lastre para ese avance.” Sigfox está construyendo su red por una fracción de lo que costaría crear una LTE o 3G. El sistema de la compañía emite sus señales de radio sin licencia a través de un segmento del espacio radioeléctrico, que está disponible y ligeramente regulado. Como resultado, Sigfox puede conectar un gran lote de productos por tan poco como 1 o 2 dólares al año. Y dado que sus radios transmiten usando muy poca energía, los dispositivos que se conecten a la red podrán funcionar durante cinco años o más con sólo una pequeña batería. Sigfox, que tiene su sede en Labège, a las afueras de Toulouse, en el suroeste de Francia, comenzó a construir su red en 2012. Su base de clientes es pequeña pero creciente, y la compañía ha recibido el apoyo de algunos pesos pesados de la industria. La empresa de seguridad sueca Securitas Direct, uno de sus clientes más grandes, está usando radios de Sigfox para hacer respaldos de sus sistemas de seguridad. Samsung, el gigante coreano de la electrónica, ha incorporado una radio de Sigfox en una nueva línea de chips diseñados para el IoT. La empresa francesa de domótica Otio ha incorporado las radios de Sigfox en un millón de sus detectores de humo. Sigfox ve una oportunidad particularmente grande en el futuro en las operaciones industriales, agrícolas y mineras, tales como el uso de sensores de humedad del suelo y monitores de nutrientes en las granjas o sensores de vibración en las plataformas petroleras. Con sólo 7 millones de dispositivos conectados a su red hasta el momento, los cuales pagan tan poco como 1 dólar al año por el privilegio, Sigfox tuvo ingresos de apenas 13.5 mdd el año pasado. Pero Le Moan predice que, una vez que su red alcance cierto nivel global, el negocio crecerá rápidamente. Su objetivo es superar los 100 mdd en ingresos en 2020, sólo en Francia. Sigfox fue fundada en 2010 por Le Moan y el ingeniero Christophe Fourtet. Le Moan ya había intentado entrar en el negocio del IoT con una empresa llamada Anyware Tech. Su intención era ayudar a las empresas a conectar sus dispositivos a la nube, pero el mercado era pequeño y aún faltaba algo. “Hace 10 años la gente hablaba acerca de cómo habría miles de millones de dispositivos conectados para 2015, pero no sucedió porque no tienen la tecnología adecuada”, dice Le Moan. Fourtet conoció a Le Moan a través de un excompañero de Freescale Semiconductor, donde Fourtet era un veterano ingeniero de chips de celular. Fourtet había desarrollado las especificaciones técnicas de la red Sigfox pero había dado poca importancia a un modelo de negocio o a la visión de lo que podría llegar a ser. Le Moan seguía siendo responsable de las operaciones de otra empresa que había cofundado llamada Goojet (ahora Scoop.it), pero quedó tan impresionado por la tecnología que al llegar a casa le dijo a su esposa que iba a cambiar el mundo. “Yo estaba absolutamente emocionado”, dice. “No pude dormir durante una semana.” Poco después, la pareja creó Sigfox. Le Moan ha vendido la visión de Sigfox a un grupo de inversionistas de primera línea que incluyen al gigante de telecomunicaciones español Telefónica y a los brazos de inversión de Intel y Samsung. Él planea levantar entre 200 y 300 mdd más y espera que Sigfox salga a bolsa en los próximos años. Esos recursos adicionales deben proporcionarle el combustible que tanto necesita para una rápida expansión de Sigfox. La compañía enfrenta una feroz competencia de nuevas empresas como Ingenu y LoRa, una alianza industrial encabezada por el fabricante estadounidense de chips Semtech que licencia su tecnología de conectividad a otros. “El mercado ha añorado una alternativa a la red celular”, dice el CEO de Ingenu John Horn, un veterano de la industria inalámbrica que anteriormente dirigió la división de IoT de T-Mobile. “La red celular es cara, drena las baterías y no tiene buena recepción dentro de los edificios.” Horn da crédito a Sigfox como pionero y artífice de “grandes cosas” en las llamadas redes WAN de baja potencia (o LPWAN), pero tampoco está  dispuesto a ceder el mercado a su rival. Tampoco lo están los dos pesos pesados del sector de telecomunicaciones de EU: AT&T y Verizon. A medida que los márgenes en el negocio de la telefonía se reducen por la competencia, la industria mira más allá de los smartphones, buscando nuevos servicios. Como resultado, las empresas de telecomunicaciones están tratando de desarrollar chips de radio que consuman menos energía. Sin embargo, las especificaciones de estos chips aún están a unos cuantos años de distancia; Sigfox, Ingenu y LoRa están listos para actuar ahora. “Estamos en una carrera”, dice Jarich. “Los tipos de las redes celulares tradicionales están desarrollando la tecnología para este mercado, y no hay espacio para la convivencia entre las redes celulares y el LPWAN. Pero, ¿hay espacio para tres o cuatro diferentes tecnologías, especialmente cuando todas hacen lo mismo? Probablemente no. “Y es por eso que Le Moan está determinado a mantener a Sigfox en la punta de la manada.

 

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