El mercadólogo del Siglo XXI es el encargado de crear una visión y una relación de lo que su producto, marca o servicio serán y significarán para la próxima década a los consumidores de hoy.       Este mes en la revista Marketing News; de la American Marketing Association, fue entrevistado Brian David Johnson, un futurista de Intel Corp., quien con la ayuda de antropólogos, ingenieros, investigadores de mercado e incluso escritores de ciencia ficción, tratan de imaginar no sólo como se verá el futuro de la tecnología, sino también, tratan de explicar cómo la gente va interactuar con las máquinas que los rodean para los próximos 10 a 15 años. Él ayuda a la gente a ver el mundo de otra manera. Él llama a su trabajo “futurecasting” algo así como lo que hacemos los mercadólogos con el “forecasting”, o pronóstico de ventas, pero con los eventos del futuro, eso si con una visión pragmática y no fantástica. Brian David comenzó su conversación hablando de Nicolás Copérnico, el astrónomo del siglo 16 que por primera vez se dio cuenta de que la tierra giraba alrededor del sol. “En algún momento lo descubrió, y literalmente, todo cambió en cuanto a la constitución del universo”, dijo Johnson. “Imagínate: tú miras para arriba y físicamente nada ha cambiado, estás todavía vestido, todavía estás de pie en el suelo y el cielo es exactamente el mismo. Pero, de repente, te das cuenta de la magnitud de lo que acabas de ver. Imagínate la disonancia dentro de su cabeza al entender que, de forma irrevocable, el universo había cambiado para el mundo, pero físicamente no había pasado nada” . Bueno y ¿qué tendría que ver esto que les cuento con nuestra columna de marketing? Pues déjenme decirles que muchísimo, ya que Johnson trabaja en realidad no para predecir el futuro, sino como lo debería hacer un mercadólogo, él trabaja para crear una visión del porvenir e informar de esta manera, en este caso a los ingenieros de Intel, (que a su vez trabajan con empresas externas, tales como fabricantes de automóviles, diseñadores de PC y proveedores de servicios de Internet , entre muchos otros), para ayudarles a crear los productos que utilizarán las tecnologías en la próxima década; ya que cuando se tiene un chip de cinco nanómetros de diámetro, por 12 átomos de ancho, se puede empezar a poner un chip en cualquier lugar. A medida que se acerque el año 2025, tendremos la capacidad de convertir cualquier cosa en un ordenador, incluidos los humanos. Tenemos ahora la suficiente inteligencia computacional para que podamos actuar e interactuar con nuestros dispositivos de forma natural. De hecho, ya hoy en día hablamos con nuestros dispositivos, nos reconocen, e incluso podemos añadir gestos para que nuestros dispositivos puedan hablar y respondernos a nosotros de la misma forma. Durante décadas hemos tenido que preguntarnos: “¿Podremos hacerlo?” Ahora tenemos que preguntarnos: “¿Qué vamos a hacer con ello?” Ya la tecnología es lo suficientemente inteligente y estamos rodeados de ella, así que en realidad podemos pensar que es una extensión de nosotros mismos. Vamos a impregnar nuestra tecnología con nuestro sentido de la humanidad, con nuestra esperanza, con nuestros sueños, nuestras marcas y nuestros valores. Esto es lo que tendría que estar haciendo el mercadólogo del Siglo XXI; quien es el encargado de crear una visión y una relación de lo que su producto, marca o servicio serán y significarán para la próxima década a los consumidores de hoy. Un ejemplo de ello y a mucho orgullo mexicano es lo que está desarrollando Casa Cuervo, quien empezó con un pequeño tour a sus instalaciones para mostrar la elaboración del tequila, para posteriormente acompañarlo de un tren denominado expresso tequila, para finalmente desarrollar y crear una visión de futuro con los planes que tienen ya elaborados con miras al 2025 y mas allá donde será toda una ciudad, el Disneylandia de los adultos, aún y cuando sus fundadores seguramente ya no vivirán para verlo, los planes se han trazado y planeado con tal detalle para que no se pierdan aquellos que continuarán esta idea en el futuro que traerá consigo progreso y mayor ingreso, no solo a la marca tequilera, sino también al pueblo mágico que se ha creado alrededor de la misma, donde sus pobladores han encontrado una fuente de ingreso distinto y mas rentable que la que solían tener, ya que el lugar se encuentra al tope durante la mayor parte del año. De la misma manera en como Walt Disney imaginó Epcot para ser inaugurado a varias décadas aún después de su muerte, esta marca Mexicano nos dicta la pauta a seguir en las marcas y empresas Mexicanas con visión de futuro.   Contacto Twitter @CesarEnriquez   *Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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