Aún no se le está sacando el máximo provecho al creciente poder de cómputo en manos de la población. Sólo 21% de las organizaciones tiene desarrolladas aplicaciones de negocio para entornos móviles.   Por Diego Anesini El mundo está atravesando por una transición hacia un nuevo paradigma denominado “la tercera plataforma tecnológica”. Pero, ¿por qué tercera? La primera plataforma fue marcada por el nacimiento de TI y fue dominada por el concepto de “mainframe”, en que la computación se encontraba centralizada en pocas máquinas y se accedía a través de terminales. Por estos años, la computación era para unos pocos “entendidos”. A partir de los años setenta surge un segundo paradigma marcado por la creación de la PC y las redes. En esta segunda etapa se produce la democratización de la tecnología. La PC, junto con el crecimiento de internet, contribuyeron a poner en manos de muchos esta tecnología hasta ese momento restringida. El nuevo paradigma, es decir, la tercera plataforma –por el cual estamos atravesando en la actualidad– se basa en cuatro pilares tecnológicos: cloud, movilidad, analytics/big data y social. De éstos, sin duda la movilidad es uno de los más disruptivos para las organizaciones. A fines de 2014, IDC estimó que la base instalada de smartphones superó los 200 millones, 50% más comparado con el año anterior. Esto implica un creciente poder de cómputo en manos de la población. El impacto será enorme, no sólo para las aplicaciones denominadas de “consumo”, sino además para las aplicaciones de negocio. Ya no hay vuelta atrás. A fines de 2013, un 43% de las organizaciones en Latinoamérica ya permitía a sus usuarios acceder a los datos de la corporación a través de sus smartphones personales. Esto nos da una pauta de que el fenómeno de la consumerización de TI (llevar la experiencia de uso personal al trabajo) ya es una realidad. Cabe destacar que la consumerización está creciendo de la mano de una política escrita de movilidad corporativa, la cual no sólo involucra al área de TI, sino también otras áreas como legales, recursos humanos, etc. Esto se debe a que es preciso escribir un contrato en que se definan las reglas de uso. Los datos mostrados hasta ahora comprueban que se ha logrado un gran avance, no sólo en términos de adopción tecnológica, sino además de madurez en su utilización. Pero esto es sólo el principio. Aún existe un gran camino por recorrer, y los desafíos para el área de TI son grandes. De las organizaciones que permiten el uso de smartphones personales para acceder a los datos corporativos, sólo un 47% colocó esos dispositivos bajo algún sistema de Gestión de Dispositivos Móviles (MDM). Es decir, el resto no posee una herramienta para controlar lo que sucede en los aparatos personales que acceden a datos, muchas veces sensibles. Otro dato que surge de la investigación de IDC es que sólo 21% de las organizaciones tiene desarrolladas aplicaciones de negocio para entornos móviles. Esto resulta bajo si se lo compara con otro tipo de herramientas como el correo corporativo móvil, que supera el 90%. En definitiva, si bien los dispositivos están en manos de los usuarios, aún no se les está sacando el máximo provecho, ya que existe una gran dificultad para integrar aplicaciones legadas en estos nuevos entornos. Los beneficios de la movilidad y la consumerización de TI son claros en términos de productividad y eficiencia. Será importante buscar el caso de negocio que permita a las áreas de TI implementarlas en su máxima expresión, para lo cual será clave buscar las métricas de negocio que más serán impactadas, las áreas del negocio que más serán beneficiadas y los socios tecnológicos que permitirán no sólo crecer en movilidad con control, sino además sacarle el máximo provecho a esta tendencia, y finalmente lograr una ventaja competitiva.   Diego Anesini es director de Investigación en IDC Latinoamérica.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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