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Estas son las 30 promesas de los negocios 2024

Las elecciones en Estados Unidos siguen siendo una incógnita. La presunta victoria del candidato demócrata, Joe Biden, ha abierto una guerra entre las dos principales formaciones políticas en el país. Todo ello, tras la negativa de Trump a reconocer una derrota que, bajo su consideración, no es ni legal ni legítima. Para Trump, algunas irregularidades en los conteos justificarían su derrota, la cual, para el vigente mandatario, no es más que una victoria mal contabilizada. Razón por la que, además, se ha negado a traspasar los poderes al presidente electo. 

Esto ha generado un revuelo en todo el mundo. La posibilidad de que en la primera economía del mundo, una de las democracias más antiguas que se presentan, haya podido ocurrir un escándalo como el que pretende suscitar el republicano Donald Trump, así como el 70% de sus fieles, llama la atención de los distintos mandatarios a lo largo y ancho del planeta. Unos mandatarios que, de la misma forma, han esperado para pronunciarse sobre unas elecciones que, por el momento, no proyectan a ningún presidente. Razón por la que, para evitar conflictos con el futuro mandatario de la primera potencia del mundo, muchos de estos mandatarios han preferido esperar a que se pronuncien los tribunales, antes de felicitar a un ganador.

Entre esos mandatarios, junto con otros de peso sustancial, se encuentra el presidente de México. Andrés Manuel López Obrador, quien ha tenido un estrecho contacto con el presidente norteamericano en los últimos años, debido a acuerdos comerciales y otros asuntos en los que ambos países eran socios interesados, sigue sin postularse a favor de la victoria de Biden, o, por el contrario, del “pucherazo” que anuncia Trump en cada una de las ruedas de prensa que está concediendo tras los comicios. Y es que para AMLO, el Presidente de los Estados Unidos no es un ser insignificante, pues hablamos de unas relaciones en las que, atendiendo a la jerga popular en el póker, “hay mucho en juego”.

Como decíamos, meses atrás, AMLO, junto a Donald Trump y el presidente canadiense, Justin Trudeau, firmaban el acuerdo comercial T-MEC. Dicho acuerdo, aun llamándose de esa manera, es la renovación de un acuerdo histórico, que data del año 1994, conocido como TLCAN. Un acuerdo que, de la misma forma que conectaba e integraba, comercialmente hablando, a las tres principales economías de América, convertía, aprovechando la guerra comercial con China y las tensiones comerciales con Europa, a México en el primer socio comercial de los Estados Unidos. Con un volumen de mercancías histórico para el país, ayudándole este a paliar los efectos de la pandemia.

Y es que la dependencia de México de los Estados Unidos le convierte en el principal interesado de los resultados que arrojen las urnas. Pues, aunque no hablemos de cambios notables en las políticas adoptadas, cualquier cambio, como decíamos, podría alterar mucho la economía azteca.

Para ello, debemos saber que hablamos de México, un país con un gran carácter exportador. En este sentido, si observamos el peso del comercio exterior en el PIB mexicano, podemos extraer esa gran dependencia del sector exterior que comentábamos. En cifras, las exportaciones en el país representan cerca del 40% del PIB, por lo que podemos hacernos una idea bastante visual del gran peso de las mismas para la economía mexicana. En cuanto a la totalidad del sector exterior (importaciones y exportaciones), hablamos de un peso aproximado al 80% del PIB mexicano, por lo que estamos ante una economía que, como digo, posee casi la totalidad de su economía muy supeditada al comercio exterior.

Pero de la misma forma que se muestran estos datos, estos no nos dicen nada si no analizamos la procedencia y el destino de todas estas cifras. En este contexto, del 40%, que es el peso que presentan las exportaciones en el PIB, Estados Unidos compra el 80% de las mismas, lo que le convierte, a su vez, en el principal comprador del país azteca. Si esto lo tratamos de desglosar aún más, tratando de ver cual sería la contribución de las relaciones comerciales con Estados Unidos a la economía mexicana, las exportaciones de México con destino a los Estados Unidos, tras el cálculo realizado, dejarían un resultado en el que estarían soportando cerca del 31,2% del PIB en el país. Un dato que nos muestra, nuevamente, la importancia de dichas relaciones para el país, y el monto que está en juego. 

Por esta razón, teniendo en cuenta que hablamos, además, de un escenario en el que México ha centrado parte de su estrategia en el comercio, el resultado de las elecciones no es cualquier dato poco significativo para el país; ya que de este depende, en parte, el futuro económico del país. No obstante, a la luz de las declaraciones de Biden, parece que la política comercial con México no sufrirá cambios notables que puedan poner en peligro tan destacada relaciones. Por ello, gane quien gane, México debe priorizar sus relaciones con su vecino más fructífero; unas relaciones que, en la serie histórica, reflejan la creciente, y beneficiosa, alianza que conforman ambos territorios.

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