A dos años de publicar el Pequeño cerdo capitalista —y con más de cien mil ejemplares vendidos—, Sofía Macías Liceaga ha logrado cambiar las prácticas financieras de miles de personas que se han beneficiado con sus recomendaciones.

A dos años de publicar el Pequeño cerdo capitalista —y con más de cien mil ejemplares vendidos—, Sofía Macías Liceaga (Ciudad de México, 1984) ha logrado cambiar las prácticas financieras de miles de personas que se han beneficiado con sus recomendaciones. Más allá de un «best seller», su libro se ha convertido en un referente obligado para replantearnos uno de nuestros más básicos y constantes problemas económicos: cómo salir de deudas y tener finanzas sanas.

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A principios de 2012 descubrí el Pequeño cerdo capitalista —en esta liga se puede leer su primer capítulo— y de inmediato me sorprendió y agradó la forma en está escrito: cercano, sin términos complejos, contextualizado con ejemplos y casos reales. Poco después busqué el modo de contactar a su autora, pues tenía curiosidad por saber cómo llegó a desarrollar un lenguaje tan coloquial y, si cabe la expresión, «generoso», pues en todo momento se percibe una actitud comprensiva de su posible lector. En marzo pude entrevistarla y ahora, con motivo de la aparición de su nuevo libro Pequeño cerdo capitalista: inversiones para hippies, yuppies y bohemios, he aquí la plática que tuve con ella respecto a los problemas que miles tenemos en nuestras finanzas cotidianas por falta de ahorro y planeación: Portada - pequeno-cerdo   CBR. —¿Qué es lo que más te enoja que te consulten? SML. —No es que me enoje, pero sí me da una especie de molestia las preguntas que tienen que ver con no pagar lo que se debe: «cómo hacerle para evadir una deuda». Aunque si se trata de casos de deuda incidental: tenías tu vida armada, pero por una enfermedad muy grave dejaste de trabajar o perdiste tu empleo de forma imprevista o algo similar, situaciones que no ocurren por voluntad, sí entiendo el planteamiento. Pero me molesta esa actitud desidiosa de «cómo darle la vuelta a mis responsabilidades»; esa creencia de que «no hay consecuencias de lo que se hace», cuando en finanzas siempre las hay… CBR. —Como la cartera vencida… SML. —No sólo eso: vas al buró de crédito por lo menos 6 años. Mucha gente cree que puede firmar, no pagar nunca y luego esperar a que le ofrezcan pagar la mitad y creen que «le ganaron al banco». Pero durante 6 años nadie les va a dar crédito. ¿Tú le prestarías a alguien que te pidió 100 pesos y sólo te regresó 5? CBR. —¿Qué tanto ha aumentado o disminuido el promedio nacional de la gente que decide no pagar sus deudas? SML. —Es todo un tema porque antes de 1995 en México no existía el buró de crédito y era muy difícil saber cómo pagábamos, pero tampoco hay tantos registros negativos comparados con el total de gente que tiene acceso al crédito y, en realidad, comparada con otros países, la cartera vencida en México es «baja»: aunque se disparó en la crisis de 2009, la gente hacía el mayor esfuerzo por pagar. Somos buenos pagadores pero al no conocer los riesgos nos dejamos «vulnerar» mucho… CBR. —¿Entonces sí funcionan las amenazas de los bancos? SML. —Más bien la gente trata de honrar sus compromisos; pero somos muy vulnerables porque, pese a que hemos vivido en crisis de por vida, nunca hacemos las cosas básicas para protegernos: tenemos la idea de que «si movemos una piedra de la vida financiera van a salir mil hormigas». Nadie se mete en temas financieros porque persiste la idea de que «tapándose los ojos» uno ya está protegido, cuando en realidad es la mejor forma para que te den un trancazo. CBR. —¿Y a qué crees que se deba esa cultura? SML. —En México nos han tocado toda suerte de calamidades financieras y muchas de las generaciones anteriores están «ciscadas»: las hiper inflaciones, devaluaciones, las hipotecas en Udis…  hay muchos casos de gente que se endeudó sin que esa fuera su intención, como ocurrió en la crisis de 1995: la mayoría tenían las deudas en dólares y, con la devaluación, se les triplicaron; en parte por no saber cuáles eran los riesgos de sus créditos. Justo por eso deberíamos buscar cómo tener una mejor cultura financiera. CBR. —Recuerdo que por ello surgieron movimientos como el de El Barzón, cuyo lema era: «Debo, no niego, pago lo justo». SML. —Y por esas experiencias las instituciones bancarias han buscado el modo de que cada quien pague: a ellas tampoco les conviene andar rematando casas o subastando animales de granja… Por eso, cuando en 2008 hubo tanta gente que iba a caer en cartera vencida, se prefirió negociar. Los bancos tampoco son hermanitas de la caridad, pero en aquél entonces estuvieron dispuestos a renegociar deudas por que no había de otra. El problema de las finanzas personales muchas veces es de actitud: muchos quieren «respuestas exprés», que no les cueste esfuerzo encontrar una solución a sus finanzas personales; eso es imposible; si quieres que te vaya bien con tu dinero, tienes que dedicarle tiempo y encontrar tu propia fórmula: no hay recetas mágicas ni milagrosas; pero informarte, aprender y ponerle atención, ¡claro que paga! Además, no es tan difícil, es cosa de agarrarle a la lógica de las finanzas y bien explicada es accesible a cualquiera Mucha gente quiere invertir su dinero pero sin analizar sus metas, sus compromisos, sus riesgos… En pocas palabras: si tú no puedes «googlear» o llamar para investigar un dato por tu dinero, no mereces multiplicarlo. La cultura del mínimo esfuerzo llega al colmo de que una vez me preguntaron «¿cuál es la página del buró de crédito?». Por el contrario, a la gente que quiere aprender y pone de su parte para cambiar su situación financiera, siempre recibirán ayuda porque tienen interés de ser prósperos, de ser responsables, no sólo de su dinero, sino de sus metas y su destino… CBR. —¿Crees que la situación económica del país no es tan mala? SML. —Es un país con muchas desigualdades pero, por lo regular, quienes más se quejan de que «les va mal», «no les alcanza», son quienes no están en situaciones de emergencia, pero sí se la viven pagando «mínimos» o a meses sin intereses. La prueba es que en los estratos más pobres de México sí hay cultura del ahorro: se administran y le sacan el máximo jugo a su dinero tanto para subsistir como para metas como celebrar unos XV años o recibir al santito del pueblo en su casa. Independientemente de lo que ganes, tiene que ver más con falta de planeación. Tengo muchos amigos a quienes les han subido el sueldo al triple de lo que ganaban en principio y siguen tronándose los dedos a fin de mes. Con ellos hay que aplicar el célebre «quítamelo que me lo gasto»… CBR. —Cual borracho empedernido: «Apártame el chivo de la casa». SML. —Eso pasa porque aprendemos más rápido a gastar que a ahorrar. Y justo porque México no es un país de ensueño en su economía tendríamos que preocuparnos más por ahorrar. CBR. —¿Y qué pasa con todo lo que se va a la cartera vencida? SML. —Es aún un porcentaje bajo del total, pero eso también se compensa con el costo del crédito.. El interés de una tarjeta de crédito oscila entre el 12% y el 53% anual. Todos esos datos los puedes consultar en la calculadora de Condusef o en el Banco de México. Algo importante es que entre más cartera vencida haya, mayor será el costo del crédito, porque los intereses se determinan de acuerdo al riesgo. Un gran mito de la economía es que mucha gente cree que «la ruina es inspiradora»: que necesita encontrarse en bancarrota para crear algo majestuoso. En la literatura, como en la vida real, persiste la idea de que se debe ser extremista: excesivamente dilapidador como Oscar Wilde o avaro como el Scrooge de Charles Dickens que no gasta ni una moneda. Persiste esta idea de que «los artistas deben ser pobres porque de lo contrario venderían su alma al Diablo»… CBR. —«Se prostituyen…» SML. —Y por otro lado, en nuestra cultura católica hay este extraño vínculo entre bondad y pobreza: «puedo vivir toda la vida en la miseria, pero ya me gané el Cielo». El título del libro es burlón en ese sentido: si no quieres ser un gran cerdo capitalista, puedes ser uno pequeñito para que no te cobren comisiones excesivas ni te lleven al baile. El dinero no está peleado con la cultura y ningún conocimiento está de sobra; si aspiras a ser una persona culta, tu cultura general debe incluir qué es una Afore, por ejemplo.   Portada PCCInversiones CBR. —¿Cómo surgió la idea del libro? SML. —En realidad llegó a mí. Todo fue una casualidad: estaba realizando un reportaje sobre blogueros emprendedores y un día, después de una entrevista, me emocioné y quise explicarle a una célebre bloguera cómo funcionaban las Afores y me dio el avión de la forma más «avionezca» del universo; entonces pensé: «¿cómo le puedo hacer para que una chava de mi edad se interese por sus finanzas personales? Pues blogueando». Y así se me ocurrió crear el sitio para hablar, de forma sencilla y amena, de cómo nos afecta la falta de planeación económica a diario. Por eso está dedicado a «hippies, yuppies y bohemios»: cualquiera lo puede leer y no atenta contra la ideología ni las costumbres —salvo los malos hábitos financieros— de nadie. Desde 2008 empecé a hacer comunidad con el blog y, mientras me encontraba en Francia haciendo la maestría, salió una reseña de mi página en una revista de aviación. Por casualidad ese artículo lo leyó Fernando Estévez, entonces director editorial de Santillana, y al poco tiempo recibí un correo con la propuesta de escribir el libro. En verdad le agradezco a la editorial todo el trabajo que hicieron: los ajustes, las correcciones de la portada… Me tuvieron mucha paciencia, porque soy terca. CBR. —Por el contacto que has tenido con tanta gente, ¿cuál es «el mito» de la economía en nuestro país? SML. —La gente cree que la economía es una ciencia sólo numérica, cuando en realidad versa sobre la toma de decisiones y éstas son tomadas por las personas. Por ello la complejidad de la economía no viene de los números, sino de las personas y de lo impredecible que puede llegar a ser su comportamiento. Pero justo por eso es accesible a todo el mundo: porque se basa en organizarse para sus metas, en sus propias necesidades, prioridades e intereses. Con este libro descubrí que los mexicanos sí piensan a futuro y sí les interesa el tema: el primer tiraje fue de sólo 5 mil ejemplares y mira los que lleva ahora.

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  Sofía Macías acaba de publicar Pequeño cerdo capitalista: inversiones para hippies, yuppies y bohemios, una guía práctica sobre cómo pasar del ahorro a la inversión y obtener rendimientos sostenidos. Si usted no se quiere perder la oportunidad de conocerla o consultarle algo, asista a cualquiera de las próximas presentaciones de su nuevo libro:
  • Domingo 20 de octubre: Feria del Libro de Monterrey, 6 pm.
  • Jueves 24 de octubre: Librería Gandhi de Miguel Ángel de Quevedo, Ciudad de México, 7:30 pm.
  • Sábado 7 de diciembre: Feria del Libro de Guadalajara, 4 pm.
    Contacto: El autor de esta nota recibirá con gusto sus comentarios en Twitter. Sígalo como @alguienomas       *Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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