Me encontraba en Playa del Carmen, en su mayor apogeo, cuando mi curiosidad por conocer un restaurante thai en un hotel de Tulum me trajo a este paraíso.

Mi espíritu estaba buscando evidentemente otro tipo de belleza y despojo, y eso fue lo que encontré en Tulum. Un placer infinito de recorrer lugares increíbles, con una energía más que poderosa. 

Y también recuerdo que iba descalzo todo el día. Me di cuenta que si necesitas ponerte sandalias o zapatos dejas de vivir lo que es el verdadero Tulum.

Empiezas a tomar conciencia de lo que es el auténtico lujo: despertar viendo el amanecer en la playa, nadar en un mar calmo como una alberca, disfrutar el día sintiendo la arena blanca como el talco y emocionarte viendo como anochece y el cielo se cubre de estrellas. 

Tulum es para mí el lujo descalzo. El lugar que te transporta a la búsqueda de lo que verdaderamente quieres tener y hacer: Tus pies sobre la tierra. Conexión con nuestro entorno y respeto por el planeta en que vivimos.

Y es precisamente este sentimiento el cual me reafirmó mi rol y misión: descubrir talento y hacerlo crecer.

Mi mejor consejo es lograr encontrar un trabajo que te agrade (pocos lo logran); hacerlo lo mejor que puedas, y  seguramente esto te llevará al lujo personal, a la libertad y a lo que yo llamo El Lujo Descalzo, el auténtico. El que te completa y el que te hace saber que has logrado algo muy grande. 

Sin que necesariamente esté ligado a lo material.

Satisfacción absoluta. Eso es el Lujo. 

Mi éxito se debe, quizás, a que en mi vida, he puesto mi energía en la credibilidad. ¿A qué me refiero con esto? Si algo se me presenta creíble, apuesto todo, sin pensar si será negocio o no. El éxito será una consecuencia.

Por: Jorge Mondragón, productor, creativo, manager y generador de talento.

 

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