El origen de la innovación y el desarrollo científico está en la ciencia básica, fundamentalmente financiada por dinero público a través de universidades y centros de investigación, el problema es que el gobierno no destina suficientes recursos para generar crecimiento a través de la investigación.    El impacto de la innovación y en general del progreso técnico en el crecimiento es obvio, es a través del incremento de la productividad, el uso más eficiente de los factores de producción. No es sorprendente que una de las características de las economías que más crecen en el mundo sea la importancia que dan a la investigación. Es un error muy común el atribuir los beneficios del progreso técnico y de la innovación a los emprendedores que buscan crear negocios, no impulsando las fronteras del conocimiento. Tampoco de las grandes corporaciones que son las que pueden por su tamaño y su dominio en industrias aventurarse a realizar Investigación y Desarrollo ( I+D). El origen de la innovación y el desarrollo científico y tecnológico está en la ciencia básica y esta es fundamentalmente financiada por dinero público a través de universidades y centros de investigación. La razón por la que el progreso técnico no suele partir en origen de la iniciativa privada es su costo; bajo condiciones competitivas los incentivos económicos para innovar, realizar I+D difícilmente se encuentran presentes. Cuando cualquier otro competidor puede imitarlos con facilidad no es rentable, la investigación y desarrollo sólo es rentable cuando se es capaz de contener a la competencia con barreras, de ahí el nacimiento del sistema de patentes, aunque este pueda debido a sus fallas resultar en menor beneficio social (entre mayor competencia la tecnología beneficia más al usuario o consumidor de la misma). La teoría económica trata a la innovación como sujeta a incentivos, como un producto resultado de ciertos insumos, donde el capital físico, el humano, las economías de escala, la estructura del mercado y la tecnología existente juegan un rol determinante. El conocimiento e información y el conocimiento tecnológico, son bienes públicos, no tienen rivalidad ( compartirlo no lo disminuye ) y no es excluible ( no se puede impedir que se tenga acceso a él). Por esto su costo marginal social es cero, cualquiera que puede usarlo lo hará con rendimientos positivos, “La información presenta una forma extrema de rendimientos crecientes” Arrow, 1996. Sin embargo si cualquiera pudiera usarlo no existiría ningún incentivo en la industria para invertir en costosa investigación. El conocimiento útil (aplicable) suele ser producido bajo condiciones “código abierto” la contribución al conocimiento realizada por individuos no suele ser en búsqueda de ganancias monetarias extraordinarias, sino de crédito y reconocimiento por la contribución realizada. La investigación en este sentido se vuelve una cuestión de prestigio. En este punto es donde el vínculo entre ciencia básica, principalmente financiada por dinero público se encuentra con el capital privado en la industria, para producir valor económico. El estado tanto de la ciencia básica y de la innovación en México no es alentador y no resulta extraño que si bien la productividad sectorial en México haya crecido en los últimos tiempos (particularmente en algunos tipos de manufacturas) en lo general esta no creciera al mismo ritmo. México se encuentra en el lugar 78 en el ranking del índice global de innovación desarrollado por OMPI e INSEAD y en el lugar 81 en investigación y capital humano. La mala posición en los rankings es un reflejo de la baja cantidad de inversión pública en ciencia básica y de la poca vinculación que existe entre las universidades y la industria. Se realiza poca investigación en México y eso lleva a poca investigación y desarrollo en la industria. Schumpeter refiriéndose al cambio tecnológico identifica tres formas del mismo: Invención, Innovación y difusión, la invención como la creación de un producto o proceso totalmente nuevo, la innovación como la aplicación industrial y la difusión como la adopción de la innovación por el mercado. En México para ponerlo en el esquema de Schumpeter inventamos poco, por lo tanto innovamos poco y al final difundimos poco. Esta falta de vinculación impacta negativamente al crecimiento económico, impide mejoras en la productividad y en la apropiación de conocimiento y técnicas, que permitan explotar los beneficios económicos a lo largo de las cadenas productivas de las diferentes industrias. El conocimiento se difunde más rápidamente, se domina su uso y aplicaciones conforme más tipos de industrias los realizan y entre más colaboración existe entre las universidades creando el conocimiento y la industria aplicándolo. El conocimiento tiene un componente de aprender haciendo que es especialmente sensible a la innovación y a la difusión. La innovación se ha concebida como un proceso dinámico, evolutivo, la acumulación del conocimiento está fuertemente relacionada con el tamaño, concentración y estructura de las industrias. El conocimiento como un bien público tiene beneficios significativos para la sociedad. En particular conforme el acceso a nuevas tecnologías es generalizados permitiendo emplearlas y dominarlas; las capacidades que se acumulan resultan en diferencias relevantes en la productividad total y por lo tanto explican una parte del porque algunos países tienen mejores salarios y mayor crecimiento. Las industrias caracterizadas por la innovación continua suelen tener condiciones competitivas frágiles, entre más innovadora es una empresa más buscará colocar barreras a la entrada de nuevos competidores, el marco legal y la existencia de regulación bien hecha respecto a propiedad intelectual y sobre la competencia económica son factores importantes para la esta y no son un punto fuerte en nuestro país. El proceso de crecimiento económico como tradicionalmente ha sido representado por la teoría de crecimiento es impulsado en parte por la introducción continua de nuevos productos y nuevas tecnologías, así como el movimiento continuo de recursos entre industrias viejas e industrias emergentes.

 

Siguientes artículos

Rafael Nadal, con la fortuna en la cancha
Por

Con una fortuna superior a los 30 millones de dólares, ocupa el lugar No.16 en la lista Forbes de los deportistas mejor...