En promedio, un paciente tarda hasta 10 años en ser correctamente diagnosticado con narcolepsia.  La  investigación de Alberto K. De la Herrán ofrece pruebas de que el trastorno del sueño es una enfermedad autoinmune de origen genético.       Alberto K. De la Herrán Arita  investigaba  vacunas contra la influenza AH1N1 cuando descubrió que un medicamento ocasionaba casos súbitos de narcolepsia en Escandinavia y China durante el 2010. Las campañas de vacunación contra el virus que mató a cientos de mexicanos en 2009,  provocaron brotes de la enfermedad conocida como ‘la enfermedad del sueño’  principalmente  en niños que presentaban somnolencia repentina, aumento de peso y dificultades para realizar actividades cotidianas. Este padecimiento  provoca  transtornos como somnolencia diurna incontrolable y repentina, debilidad muscular y cataplejía (pérdida espontánea de la fuerza muscular), que le impide a los pacientes poder manejar o llevar una vida normal. “Aunque en México no se han realizado estudios epidemiológicos para conocer el número exacto de pacientes de narcolepsia se sospecha que puede haber 2 millones de personas que padecen este trastorno de sueño”, señala  Alberto K. De la Herrán Arita. En promedio, dice el científico mexicano, un paciente tarda hasta 10 años en ser correctamente diagnosticado.  Su investigación ofrece pruebas de que el trastorno del sueño es una enfermedad autoinmune de origen genético. Alberto y sus  investigadores de la Facultad de Medicina en la Universidad de Stanford, encontraron que la narcolepsia se produce porque el sistema inmunológico erróneamente destruye las células cerebrales que producen una proteína llamada hipocretina, también conocida como la “proteína de la vigilia”. La investigación determinó que la narcolepsia humana es ocasionada por la pérdida de 70,000 neuronas que producen hipocretina. Este neuropéptido se encarga de promover la vigilia en el organismo, mateniendo despiertos a los individuos.   Mimetismo molecular Este hallazgo corrobora una hipótesis que diferentes grupos de científicos habían estado buscando: el mimetismo molecular. “Nos encontramos con el ‘santo grial’ de la inmunología, un fenómeno llamado mimetismo molecular que había sido una hipótesis por décadas, pero nunca había sido demostrado en humanos”, señala De la Herrán Arita. El mimetismo  molecular, dice de la Herrán,  es un proceso en el cual el sistema inmune confunde a una proteína del organismo (en este caso, la hipocretina) con una proteína de algún organismo patógeno ( el virus de la influenza). Para los investigadores, la narcolepsia será un modelo de investigación ya que, a diferencia de otras enfermedades autoinmunes, el proceso se encuentra circunscrito y todos los elementos del rompecabezas podrían ser descubiertos, tales como factores genéticos y ambientales. “Analizamos el perfil de activación de las células del sistema inmune de pacientes narcolépticos y sujetos sanos, estimulamos a ambos grupos con fragmentos de la proteína hipocretina y del virus de la influenza AH1N1”, explica De la Herrán. “Con estos resultados se confirma que la narcolepsia es una enfermedad autoinmune y que seguramente es secundaria al mimetismo molecular”. Los científicos consideran que con este mecanismo recién descubierto  será fácil de caracterizar y reproducir en el laboratorio con probables aplicaciones para otras enfermedades autoinmunes mas complejas. Las enfermedades autoinmunes afectan a un 5% de la población mundial, incluyendo diabetes tipo 1, enfermedades intestinales inflamatorias, esclerosis múltiple, enfermedad de Hashimoto, artritis reumatoide, lupus y entre otras. Además, el reto que enfrentará Alberto de la Herrán  será  con las compañías farmacéuticas en la creación de nuevos medicamentos que bloqueen la acción de hipocretina para el tratamiento de otros padecimientos como  el insomnio.

 

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