Muchas startups de tecnología financiera afirman ser capaces de matar a los viejos bancos y revolucionar la banca. Bueno, no tan rápido; la realidad es muy distinta del discurso.   Por Maggie McGrath Para bien o para mal, el meteórico ascenso de Uber se ha convertido en la bandera del éxito de las startups en Estados Unidos. Más allá de la frase “es el Uber de x o y” usada para describir muchos de los nuevos negocios en estos días, la valuación de 50,000 millones de dólares (mdd) de Uber –y la forma en que se han derribado los pilares de una industria paralizada y pisoteado las regulaciones en su camino a esa cifra gigantesca– es algo que muchos emprendedores desean alcanzar. Pero en el mundo de los servicios financieros, donde las regulaciones son estrictas y los competidores veteranos tienen números considerables, la llegada de nuevas empresas de FinTech (tecnología financiera) con un modelo similar al de Uber es una ecuación difícil. ¿De verdad pueden las empresas como SoFi, Betterment o Wealthfront hacer a la banca lo que Uber ha hecho a la industria del taxi?, o ¿los JPMorgan y Wells Fargo del mundo terminarán por vencer a esos pequeños adversarios? Estas fueron las preguntas centrales en la conferencia de Buttonwood, una reunión de ejecutivos de Silicon Valley y Wall Street organizada por The Economist. Y a lo largo de las primeras sesiones de la conferencia, el consenso fue: las startups financieras podrían estar de moda, pero no den por muertos a los bancos. “Creo que es interesante que te refieras a éste como el momento Uber de las finanzas”, dijo Blythe Masters, director general de tenencias de activos digitales y ex ejecutivo de JPMorgan, a Zanny Minton Beddoes, editora de The Economist. “La escala de los posibles cambios en la forma en que la industria trabaja es quizá comparable con lo que está ocurriendo en la industria del transporte, pero el mecanismo por el cual el cambio se dará será relativamente diferente. La razón principal: los servicios financieros no son servicios de auto privado. Los servicios financieros son el dinero, los ahorros de las personas, el nivel de vida de la gente.” Masters dijo que debido a que los servicios financieros sustentan el medio de vida de la gente (y no sólo, por ejemplo, su desplazamiento en taxi), las regulaciones que rigen ese espacio son mucho más complejas que en otras industrias, y que ese banco, con más de 100 años, tiene una ventaja por su experiencia lidiando con esas reglas. “Cualquiera que imagine que como resultado de la llegada de las nuevas tecnologías veremos un mundo donde las instituciones financieras que proporcionan servicios vitales, fuertemente regulados e intermediados, o servicios de custodia de valores, serán diezmados y completamente borrados del mapa de la noche a la mañana será ingenuo y estará equivocado”, dijo, y señaló que los clientes de los bancos existentes ya pueden pagar servicios y transferir dinero a través de sus teléfonos, así que tampoco es que no haya habido innovación en los servicios financieros tradicionales. La perspectiva de Master fuer compartida por uno de los pioneros del nuevo mundo: Chris Larsen, cofundador de Prosper Marketplace y CEO de la startup de transferencia de dinero Ripple. “Para tener éxito [en los servicios financieros] es necesario conciliar tres ámbitos fundamentales: tecnología, mercados de capital/mitigación de riesgos y el cumplimiento de la regulación. Ésos son tres dominios realmente complicados en los que las empresas de Silicon Valley no tienen experiencia”, dijo Larsen. “Ves a muchos bravucones diciendo cosas como ‘vamos a matar a los bancos, a revolucionar la banca’, pero eso, en buena parte, es una tontería. Silicon Valley trabaja en ciclos de tiempo de dos años; el cambio regulatorio puede tomar cinco o diez años… y los bancos son buenos en la conciliación de esos tres ámbitos.” Esto no quiere decir que los bancos estén libres de defectos. Deborah Hopkins, directora de Innovación de Citigroup, reconoció que los bancos no lo han hecho bien cuando se trata de asociarse con empresas más pequeñas o más jóvenes, y las alianzas serán clave para el éxito en los próximos cinco a diez años. En una sesión separada, el director del grupo de Innovación de Wells Fargo, Steve Ellis, señaló: “Mi opinión personal es que los bancos ven demasiado hacia adentro. He asistido a reuniones en que las personas dicen que los clientes sí importan, pero es apenas una línea en la página 33 de un documento de 70 cuartillas. El cliente debe ser lo primero.” También hay un problema de talento que dificulta la capacidad de Wall Street para seguir el ritmo a Silicon Valley: el economista global de The Economist, Joseph Lake, señaló que su investigación ha demostrado que los bancos tienen muchas dificultades para contratar a quien quieran, mientras que las startups de FinTech están inundadas de currículos por aquellos que buscan huir de los bancos. Sus panelistas –Ellis, junto con el director digital de Chase, Gavin Michael; Mike Nefkens, de HP Enterprise Services, y el cofundador de Orchard, David Snitkof– asintieron vigorosamente con la cabeza. Quizá los comentarios que balancearon más hábilmente el optimismo sobre el futuro de las FinTech con una comprensión sobria de lo que los bancos son capaces provino de Pat Grady, socio de Sequoia Capital. En una sesión de Buttonwood, Grady inició sus comentarios subrayando que la oportunidad de entrar y tomar algo de la participación de mercado de los bancos para las startups es enorme. “Con la tecnología financiera estamos en la segunda entrada alta”, dijo. “Hay tal vez 2 billones de dólares de capitalización de mercado en los 30 bancos más grandes. Todo el universo de FinTech, si hacemos sumas optimistas, rondará los 100,000 mdd en capitalización de mercado. Así, los disruptores del sector tienen alrededor de 5% del valor de los titulares.” (Amazon, que desafió al negocios de Walmart, tiene una capitalización de mercado de 260,000 mdd, en comparación con Walmart, que tiene una de 188,000 mdd, señaló.) Pero Grady advirtió que a pesar del tamaño de la oportunidad, muchos de los nombres que vemos hoy en el sector de las finanzas tecnológicas habrán desaparecido para 2020. “Yo apostaría que de esas 5,000 o 6,000 [startups FinTech] que existen, 90% estará fuera del negocio en los próximos cinco años”, dijo. “Por mucho que a la narrativa disruptiva le guste decir ‘¡ey!, mira a esos grandes, lentos y tontos dinosaurios, van a ser asesinados por estos sagaces y ágiles emprendedores’, la realidad no es tan cierta cuando hablamos de servicios financieros. Por supuesto, la regulación detiene a muchos de los incumbentes, pero los bancos son en general muy, muy inteligentes. JPMorgan tiene más desarrolladores –más de 20,000– que casi cualquier empresa de tecnología en el planeta… Así que creo que la tasa de mortalidad de las startups de tecnología financiera será mucho mayor que la de otros emprendimientos.”

 

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