Por: Javier Murillo*

No es presunción, pero en este espacio fuimos de los primeros en advertir que la tecnología serviría para contener la pandemia de Covid-19 y China nos lo demostró en su momento. Google y Apple se incluyeron en la lucha contra el coronavirus en un proyecto conjunto para una aplicación que detecta el contacto con casos de coronavirus cercanos a través del teléfono celular. Ambos gigantes estadounidenses afirmaron que sus desarrolladores de software trabajarían en esta tecnología, con el objetivo de ayudar a Gobiernos, instituciones sanitarias y ONGs que combaten la pandemia. 

Los dispositivos móviles actuales, cuentan con un chip Bluetooth, un elemento físico que les permite conectarse de forma inalámbrica con otros dispositivos cercanos. La tecnología de Google y Apple se basa precisamente en el protocolo Bluetooth Low Energy (BLE), creado en el año 2006 y que se distingue de la versión original en que reduce el consumo de energía. De esta forma, cuando dos usuarios que lleven su terminal consigo se encuentren cerca durante un tiempo, sus dispositivos intercambiarán información sobre su estado de salud. Es decir, si está infectado o no de COVID-19. De tal modo que las personas con las que el contagiado haya estado en contacto reciben una notificación de advertencia.

Hasta aquí parecería todo bien, sin embargo, han saltado a la vista de los especialistas algunas cuestiones de privacidad, toda vez que el sistema de rastreo sería automático y podría comprometer nuestra confidencialidad. Algunos genios en la materia advierten que, a raíz de esta alianza, los smartphones se convertirían durante y después de esta pandemia en una herramienta global de vigilancia masiva.

Google explicó que esta herramienta necesita el consentimiento explícito de los usuarios y no recoge información con la que pueda identificarse a una persona ni los datos de ubicación. Para preservar la seguridad, los datos recogidos no abandonan el dispositivo y las personas que dan positivo al Covid-19 no son identificadas para otros usuarios ni tampoco a Google y Apple. El proyecto es, más que interesante, necesario. Pero plantea amenazas a la seguridad y la privacidad de los usuarios. Los documentos técnicos publicados por Apple y Google se encargan de tratar de tranquilizarnos sobre lo primero, Es decir, se crearían tres niveles de claves para cifrar y proteger todo ese trasiego de información, cada una destinada a un ámbito. En nuestro móvil se mantendrían los identificadores de proximidad (que son el nivel más bajo de estas tres claves), y si acabamos dando positivo en coronavirus, se compartirían las claves diarias de todos los días que hemos estado contagiados para que todos los que estuvieron cerca puedan recibir esa notificación. ¿Se generaría el rechazo aquellos que resultaran positivo? Seguramente.

El criptógrafo Matt Tait, explicó que una vez que las claves diarias sean públicas, es posible descubrir que IDs de proximidad están asociadas a un ID específico, que es justo lo que la aplicación acabará haciendo para confirmar a otras personas que podrían estar expuestas al coronavirus.

Para Moxie Marlinspike, el co-creador del protocolo Signal, la aplicación de mensajería instantánea y llamadas, libre y de código abierto, todo parece seguro y privado hasta que das positivo por Covd.19. En ese caso, la dirección MAC del chip Bluetooth de tu dispositivo (algo así como su DNI) se vuelve enlazable y, por tanto, se genera cierto riesgo de que ese dato se use con fines distintos a los que proponen Google y Apple para el sistema, además no solo apuntaba ese problema, sino a la inmensa cantidad de información que un sistema así puede generar. Aunque las claves diarias solo usan 16 bytes, el número de contagios harían que cientos de MB se descarguen por parte de todos los móviles. Esto provocaría que para hacerlas usables, las claves deberían ser entregadas de una forma más ‘dirigida’, o segura lo que probablemente regresemos al peligro original, “los benditos” datos de localización.

Una de las observaciones sobre este sistema anti Covid, es el que han hecho los integrantes del departamento Seguridad Digital en la Radboud University Nijmegen, en Holanda, quienes han llegado al extremo de “parar a Apple y Google” en esta iniciativa, o de lo contrario, “deshacernos de nuestros smartphones”, porque se convertirán realmente en agentes de la policía a distancia. Los peligros de un sistema de este tipo no están en que pudiera efectivamente ayudar a esa futura fase de retorno a la normalidad, sino a todo lo que podría venir después, tras implantar este tipo de sistemas en nuestros móviles, como  que  la policía podría ver rápidamente quién ha estado cerca de la víctima de un crimen activando el teléfono de la víctima como “infectado de covid”. 

Podría aplicarse para encontrar a las fuentes de los periodistas, Si tenemos Google Home en casa, Google podría usar este sistema para identificar a todos los que visitaron tu hogar. Vamos, si nuestra pareja si es celosa, podría instalar una aplicación secreta en nuestro teléfono celular para seguirnos y comprobar con quién hemos estado en contacto, o a padres para espiar a sus hijos. Esto es serio. 

La realidad es que el desarrollo de la herramienta que proponen Apple y Google, por muy buenas intenciones que tenga, plantea serias dudas sobre si el remedio puede ser, peor que la enfermedad.

Finalmente, en estos días nos enteramos de un interesante trabajo del “Financial Times”  el cual informó que cerca de 2 mil millones de usuarios se quedarán fuera de este fascinante y controvertido rastreo, principalmente por 2 tipos de personas: adultos mayores y personas sin hogar, que además también son vulnerables al COVID-19. La principal razón de esto es que ambos grupos no disponen de dispositivos compatibles con estos sistemas. Obviamente, no es un asunto menor.

Estamos ante hechos inéditos y se requieren medidas inéditas, con las consecuencias que esto pueda traer porque está en juego la vida humana. ¿Hasta donde los mexicanos estaremos dispuestos a ceder en nuestra privacidad de datos para contribuir en esta guerra con el Covid-19? Ya se verá… 

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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