Por Anna Sard

Cada año, el Día Internacional de la Mujer llega como una oportunidad para reflexionar y señalar los pendientes que como sociedad tenemos frente al papel, posición y relevancia de la mujer en todos los ámbitos de la vida humana: social, laboral, político, económico, jurídico y, por supuesto, también el digital.

Pero para entender la oportunidad que el universo digital puede significar para la mujer, primero es necesario ser clara y honesta con la realidad. Si bien es cierto que las mujeres a nivel global han logrado ganar un espacio de mayor relevancia y presencia en los últimos años en la agenda mediática y social, los hechos muestran que los pendientes y retos siguen siendo muchos y los avances, aunque significativos en algunas áreas, han sido menores o casi nulos en otras.  

De acuerdo con uno de los reportes más recientes del Instituto Mexicano de Competitividad (IMCO), México es un país con una fuerte brecha en cuanto a la oportunidad económica para las mujeres, pues aunque representan poco más del 50% de la población, sólo 45% de las mujeres de 15 años o más son económicamente activas, frente al 78% de los hombres, es decir, una media entre ambos de casi del doble (1.7 veces). Esta realidad coloca a México en el lugar 38 de 43 en cuanto a la inclusión de las mujeres en el ambiente laboral de acuerdo con el Índice de Competitividad Internacional 2021 (ICI). Y aunque se ha logrado reducir en los últimos cinco años, la brecha salarial entre hombres y mujeres mantuvo una diferencia de casi 20% en 2021, según datos de la Coneval, en parte porque las mujeres dedican hasta 2.6 veces más tiempo que los hombres a tareas no remuneradas.

Aunque de ninguna manera funcionará como una panacea a muchos de estos pendientes, el universo y las economías digitales representan una oportunidad única para trabajar en el cierre de muchas de estas brechas. De la misma manera que en el mundo físico, en el espacio digital la mujeres representan 50.8% de los más de 84 millones de internautas en el país y de estas, alrededor del 74.8% se encuentran en el espectro entre los 18 y los 55 o más años, es decir son personas económicamente activas o con oportunidad de serlo. Es en este universo digital, en el que el papel e impacto laboral y económico de la mujer puede explotar en la siguiente década,los números no mienten; de acuerdo con el Banco Mundial la economía digital representa cerca del 15.5% del Producto Interno Bruto Global y crece a un ritmo de 2.5 veces más al año que el mismo PIB Mundial. 

Es innegable que el internet ha creado un universo económico nuevo, aún bastante joven y en constante evolución. Desde modelos impulsados por el comercio electrónico, el acelerado desarrollo de startups con base tecnológica, hasta las bautizadas nuevas economías (App Economy, Gig Economy, Share Economy), la web se ha convertido en un espacio floreciente de oportunidades que las mujeres pueden y deben aprovechar. Uno de los ejemplos que mayor relevancia tendrá en los próximos años es sin duda la llamada Creator Economy o Economía de Creadores. 

Proyectada como un ecosistema de 50 millones de personas y un valor económico por arriba de los 100 mil millones dólares de acuerdo con Forbes a nivel global, la economía de creadores es una de las piezas clave para incrementar el valor, relevancia y potencial laboral y económico de la mujer en México y a lo largo de toda América Latina. Todo ello con un verdadero y tangible impacto directo e indirecto, pues como muestra un análisis reciente de Oxford Economics, durante 2020 solo en Estados Unidos la comunidad de creadores de YouTube generó una contribución aproximada de 20.5 mil millones de dólares al PIB de ese país y soportó el equivalente a casi 394 mil empleos de tiempo completo. 

Y si bien el escenario digital no está exento de padecer parte de la discriminación y prejuicios que viven las mujeres en el plano físico, la Economía de Creadores ha demostrado tener ventajas o carecer de ciertas barreras arraigadas de los retos que como mujeres enfrentamos en el mundo offline. Actualmente existe la posibilidad de comenzar a crear contenido sin la necesidad de obtener validación de ningún actor o la obligación de conectar o crear algo con alcance masivo para poder ser remunerada o exitosa, basta con encontrar tu audiencia y comunidad, y acceder a una biblioteca casi interminable de conocimiento (desde tutoriales, hasta programas educativos o talleres completos) para reforzar el desarrollo de tus propios videos o para crear un modelo de negocio lucrativo a través de compartir ese conocimiento. Sin mencionar que una y otra vez la Economía de Creadores nos ha demostrado que la mujeres pueden desafiar la normas arraigadas de los roles de género tradicionales o incluso romper por completo los conceptos de lo que una mujer exitosa y trabajadora significa, como lo demostró Doña Ángela que en 2020 alcanzó un espacio en la lista de Las 100 Mujeres más poderosas de Forbes México y que hoy conecta con una comunidad de casi 4 millones de suscriptores en YouTube. 

Por ello, debemos continuar en nuestra tarea de señalar los pendientes para realmente empoderar e impulsar a las actuales y futuras generaciones de mujeres a que sean capaces de encontrar un espacio de crecimiento,  éxito profesional y económico. Los últimos dos años nos han dejado en claro que la digitalización y su expansión ya no tienen freno, y quizás es bajo este nuevo escenario hiperconectado que por fin tengamos la oportunidad de potenciar y acelerar el impacto que las mujeres podemos brindar a nuestras economías, sociedades y, por supuesto, a nosotras mismas. 

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Anna Sard, Lead de YouTube México

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