El precio de la mezcla mexicana tocó su peor nivel en los últimos 11 años. Analistas consultados por Forbes coinciden en que esto implica un escenario complejo para los ingresos presupuestales y abre la puerta a la posibilidad de un nuevo recorte al gasto.   En 2016, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público espera ingresos petroleros por más de 862,807.2 millones de pesos. La meta luce difícil de alcanzar, dado que el precio del petróleo considerado en el presupuesto es de 50 dólares por barril, y actualmente la mezcla mexicana cotiza en menos de 25 dólares. Este escenario abre la puerta a la posibilidad de un nuevo recorte al gasto. “No es pronto para pensar que el gobierno puede anunciar un recorte presupuestal ante la baja en el precio del crudo. El año pasado, el anuncio del recorte presupuestal se dio en febrero. El ajuste este año podría ser de 0.5% del PIB”, anticipa Gabriela Siller, directora de análisis de Banco Base. El martes, por segundo día consecutivo, el precio del petróleo mexicano tocó su nivel más bajo en 11 años al colocarse en 24.75 dólares por barril. Según datos de Petróleos Mexicanos, la mezcla mexicana perdió 5.75% o 1.51 dólares en tan sólo una jornada. Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody’s Analytics, explica que el precio de la mezcla mexicana puede recuperarse a un rango de entre 30 y 35 dólares por barril; sin embargo, aun esos niveles implican restricciones presupuestales, pues los precios deprimidos conllevan una menor demanda mundial por crudo, un menor volumen exportado y, por lo tanto, una  limitante al crecimiento de la economía mexicana. “La probabilidad de un nuevo recorte al gasto en el año se ha incrementado y muy posiblemente se anuncie otro recorte más pronto que tarde, en aras de preservar la salud fiscal. El gobierno no puede darse el lujo de seguir gastando muy por encima de lo que sus propios medios se lo permiten, por lo que debe predicar con el ejemplo y ajustarse a los nuevos tiempos de austeridad, que han llegado para quedarse por un buen tiempo.” Carlos Capistrán, economista en jefe para México de BofA Merrill Lynch Global Research, ya anticipaba algunas dificultades desde sus previsiones de diciembre, cuando dijo que podría haber un recorte en el gasto derivado de los bajos precios del petróleo. “Hay un riesgo de que el recorte al gasto público tenga un impacto negativo más grande de lo que actualmente esperamos o si se da una mayor contracción en la producción petrolera; ése es el principal riesgo doméstico. Esto provocaría que el gobierno anuncie un recorte al gasto público más grande”, expone en un comentario de análisis. Entre más tiempo se mantengan deprimidos los precios será más difícil tener medidas compensatorias al alcance. Gabriela Siller explica que las coberturas petroleras, que este año se pactaron a un precio de 49 dólares el barril para proteger más de 200 millones de barriles, pueden ser un instrumento difícil de pactar. “Las coberturas ayudan a proteger las finanzas, pero este año no habrá oportunidad de pactar una cobertura conveniente, a menos que el petróleo se recupere por encima de 30 dólares por barril. Las coberturas podrían anunciarse más bien a final del año.”   Los riesgos del petróleo La baja pronunciada en los precios del crudo tiene su origen en la sobreoferta en el mercado global. La Administración de Información Energética (EIA) reportó que a pesar de los bajos precios del crudo, la producción en Estados Unidos sigue incrementándose. La producción total diaria mostró un incremento de 17,000 barriles a 9.21 millones de barriles durante la semana del 1 de enero. Adicionalmente, los inventarios de crudo en Cushing, Oklahoma, subieron por novena semana consecutiva a un nuevo máximo en registro. Existen otros factores que pueden generar aún más presión a los precios en el futuro. Banco Base estima que el precio global puede rondar entre 37 y 48 dólares por barril. La clave para el escenario más negativo es Irán. Este país productor podría añadir dos millones de barriles por día a la oferta de exportación global, lo que pondría más presión sobre los precios. “Es un escenario que no debe perderse de vista, sobre todo si el ambiente se pone más tenso en materia de conflictos geopolíticos”, advierte Gabriela Siller.   Problemas domésticos No todos los riesgos para el precio del crudo están en el exterior. El gobierno federal señaló en el proyecto de presupuesto para 2016 que la plataforma de producción de petróleo enfrentará una caída moderada de 15 millones de barriles por día (mbd), respecto al nivel estimado por Pemex para 2015 de 2,262 mbd. “La menor producción está asociada a la declinación natural de los campos maduros, principalmente del activo integral Cantarell, que persiste desde años anteriores. Adicionalmente se prevé que el complejo Ku-Maloob-Zaap continuará con la tendencia de la disminución de su producción y el proyecto integral de Bellota reducirá su nivel de producción”, señala el documento. La constante caída en la producción y la nueva tendencia a la baja de los precios del crudo  ha provocado una caída real de 30% en los ingresos petroleros del sector público y una disminución como proporción del PIB. En promedio, del 2004 al 2014 los ingresos petroleros del gobierno federal se encontraban en un 5.3% del PIB; actualmente, éstos se estiman en  2.5% del PIB, detalla en un informe el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP). El gobierno prevenía que la reducción fuera compensada parcialmente por un incremento en el volumen producido de petróleo de los proyectos de Tsimin Xux, Yaxche y Chuc. De la misma forma se espera que el descubrimiento en el Litoral de Tabasco y de una estructura cercana al complejo Cantarell de cuatro nuevos campos incremente la producción en al menos 200 mbd de petróleo crudo en el mediano plazo. Hacienda señalaba que los primeros resultados podrían verse a finales de 2016. Sin embargo, Alfredo Coutiño advierte que el costo promedio de extracción del barril de crudo ronda entre 25 y 28 dólares, por lo que un precio deprimido, como el actual, por abajo de 25 dólares, implica una amenaza seria para los planes de inversión y, sobre todo, para la reforma energética. De acuerdo con la evaluación del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), el mayor riesgo asociado a la previsión de ingresos petroleros es que el alza en los ingresos tributarios no petroleros no alcanzará a compensar la caída por los bajos precios internacionales del petróleo, menor producción y por el incremento en los costos de producción. “Hubo una importante caída en el gasto programable; si bien este presupuesto da los primeros pasos en una reorganización del gasto, el rubro que por mucho sufre los mayores recortes es el de inversión pública. Con las reducciones generalizadas de los ramos administrativos también hubo decrementos en renglones importantes del gasto social.” La advertencia del CIEP implica un llamado de atención a otro factor importante de observar: los niveles de endeudamiento. “El presupuesto se sigue cuadrando con requerimientos financieros similares a los de los últimos años. Esto pone una presión considerable en el acumulamiento de deuda pública federal. Existen leyes que no se adaptan a las circunstancias actuales del sector energético, hay elementos que se vislumbran complicados de obtener y se olvida uno de los propósitos del Fondo Mexicano del Petróleo: el ahorro de largo plazo”, señala el reporte.

 

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