Adiós 2019 | Enero: El plan de AMLO que dejó sin gasolina a ocho estados
López Obrador arrancó con un plan que busca erradicar uno de los principales problemas de Pemex: el robo de combustible. En el camino enfrentó desabasto, compras de pánico, incluso una tragedia.
Días antes de que concluyera 2018, el flamante presidente Andrés Manuel López Obrador utilizó su conferencia de prensa para presentar la estrategia que pretendí acabar con uno de los principales problemas de Petróleos Mexicanos (Pemex): el robo de combustible, delito conocido como ‘huachicol’.
Acompañado por altos funcionarios de 15 dependencias, el tabasqueño describió su plan como “estratégico, necesario y urgente”; y aprovechó para dimensionar la problemática y la fuga que representaba para las arcas del país: más de 60,000 millones de pesos al año, lo suficiente “para financiar el 40% de una refinería”.
Pero el 4 de enero de 2019, el presidente López Obrador reconoció que había algunos puntos de desabasto y pidió a los ciudadanos “comprensión y apoyo”. Admitió que al menos 70 gasolineras en Morelia estaban detenidas por la falta de petrolíferos.
El presidente de la Asociación Mexicana de Empresarios Gasolineros (Amegas), Pablo Gónzalez, fue una de las primera voces de la iniciativa privada en hablar sobre el problema que sufrían municipios de Jalisco, y atribuyó el problema al cierre de poliductos de combustible, particularmente al que corre desde la refinería de Salamanca, Guanajuato. Entonces la crisis alcanzó al centro del país. Cientos de estaciones de servicio reportaron escasez de combustible en municipios del Estado de México, pero con un elemento adicional: compras de pánico.
Durante el primer fin de semana de enero de 2019, las gasolineras de Ciudad de México comenzaron a saturarse por las compras de pánico los rumores de escasez. Los consumidores acudían incluso con garrafones a las gasolineras y dejaban estacionados sus autos, en kilométricas filas en las calles aledañas a las estaciones, a la espera de que llegaran las pipas de Pemex.
El 7 de enero, la secretaria de Energía, Rocío Nahle, admitió que hubo fallas en la logística del plan, rebasado por la desinformación en redes sociales y al ver cómo crecían las filas en las gasolineras de la capital; y pidió a la población evitar las compras de pánico pues el suministro estaba garantizado y comenzaría a regularizarse en los días subsecuentes.
Pero tres días más tarde, el problema llegó al norte del país, donde se repitió la crisis capitalina. Pasaron varios días antes de que la situación retomará su normalidad y el abasto se regularizara.
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