Su poder es tan amplio que pueden marcar en forma significativa la línea de éxito de un proyecto de emprendimiento, de una corporación o de tu vida.

A Andrea Fischer

Si deseamos entender el mundo real, debemos ser capaces de describir nuestra realidad particular. Comprender una guía macroeconómica, un estudio de políticas oficiales, un informe de las finanzas del Estado no sirve de tanto si no sabemos interpretar lo que sucede en nuestros bolsillos. Los conceptos como inflación, depreciación acelerada, ácido desoxirribonucleico, teoría de cuerdas… se disuelven entre las páginas de los libros si no somos capaces de controlar nuestra propia economía. El que no sabe domar su cartera no sabrá domar su hacienda, decía mi abuelo cada que formaba a sus nietos para darnos el domingo. Siempre nos invitaba a ser juiciosos con el dinero. Lo cierto es que en las escuelas no nos enseñan a tener una buena relación con el dinero. Las cosas en casa se ponen peor: nos dicen que tratar esos temas es de mal gusto. Las ramas de educación básica e intermedia incluyen en la currícula las materias de ciencias naturales, sociales y exactas, pero no hay un curso que le enseñe a nuestros jóvenes la forma de manejar eficientemente sus recursos. El problema se agrava cuando los chicos, al elegir, optan por una carrera que nada tiene que ver con las ciencias administrativas, y los lanzamos al mundo llenos de esperanza y con pocas herramientas para enfrentar la cotidianidad. Es básico entender el comportamiento del patrimonio. Deberíamos poner más cuidado y dotar de herramientas que permitan tener una mejor relación con la forma en la que producimos y gastamos el dinero. Deberíamos dar marcos de referencia y parámetros para que jóvenes y gente con más experiencia se mueva con facilidad en los pasillos de la actividad económica y financiera. Cada uno somos como un piloto que quiere salir a cruzar los aires. Por lo tanto, lo primero que se necesita es un plan de vuelo y, enseguida, un mapa. Es decir, necesitamos conocer los puntos esenciales para tener un buen viaje. Todos, con independencia de aquello a lo que nos dediquemos, tenemos una relación con el dinero. Sea como ejecutivos, directivos, emprendedores o dueños de un negocio necesitamos entender el poder que tienen los pequeños conceptos que implican el manejo del peculio. Lo mismo un estudiante que el vicepresidente de finanzas de un gran corporativo, igual una ama de casa que una científica en un laboratorio internacional necesitan entender cómo manejar nociones económico financieras. Esta cuestión es seria. Es un lamento de muchos empresarios que han concebido una gran idea, y con mucha ilusión, han incursionado en el mundo de los negocios, pero en el camino se han tropezado por no saber manejar los pequeños conceptos del manejo del dinero. Hay ideas maravillosas que han sufrido traspiés por no anticipar acciones, dado que no supieron interpretar las alertas sencillas que dan las cifras monetarias. La economía y las finanzas son como la música de Mozart: a un nivel posee gran simplicidad, sus ideas básicas pueden aprenderse rápidamente por aquellos que las encuentran por primera vez. Sabemos que existen sutilezas fascinantes en esas partituras que constituyen un reto para aquellos que han dedicado la vida entera a estudiarlas. Sí, pero el reto inicial es fácil de superar. De la misma forma, los conceptos económicos financieros son relativamente sencillos de comprender, y quien los maneja adecuadamente adquiere gran poder. La aproximación introductoria a los temas básicos de economía y finanzas debería de ser en las etapas tempranas de la vida del Hombre. No es así. Peor aún, muchos –ante el temor de enfrentar estos temas– prefieren delegarlos en manos de terceros, quedando en gran vulnerabilidad. Lo razonable es aprender. Mientras más pronto, mejor. No se trata de querer ser el experto que llevará los libros de contabilidad ni de convertirse en aquel que calculará los índices nacionales, sino de saber interpretar una realidad cotidiana que nos concierne y nos afecta directamente. Me refiero a estos pequeños conceptos que tienen que ver con la cantidad de dinero con la que inicio una semana y la suma con la que termino; a saber cuánto me cuesta fabricar mi idea y en cuánto la puedo vender; cuánto debo y cuánto le pertenece a mis proveedores, acreedores y a mis accionistas. Entender los simples principios que gobiernan la vida económica y que es preciso que conozcan las personas que toman decisiones tanto en el Estado como en la empresa y en la vida cotidiana. La cuestión es que debemos tener en cuenta los temas de dinero para lo grandilocuente y para el día a día. Es como echar un vistazo al taller en el que se encuentran las piezas pulidas de la maquinaria analítica, en la que se fabrican el consumo, la renta, el ahorro, la inversión, la oferta y la demanda. Ni es tan abrumador ni es tan complicado; eso sí, el que mueve los engranajes tiene control. Considero que muchos de los problemas de inestabilidad financiera vienen precisamente por el desconocimiento de estos pequeños conceptos. Una bancarrota o el cierre de un negocio tienen, básicamente, el mismo origen que las crisis económicas que han agobiado al mundo. Estos sencillos conceptos, que son las entradas y salidas del dinero, así como el flujo y comportamiento que tienen a lo largo del tiempo, deben ser manejados en forma ágil. El patrón de oro es: no gastes más de lo que ingresas. Así, tan sencillo, este concepto es tan importante ya que una vez que lo entendemos podemos interpretar muchos momentos de la Historia, de los problemas de inestabilidad, y además se abren ventanas de oportunidad para manejar adecuadamente nuestros recursos. Para los neófitos y para los expertos es esencial reconocer y recordar los supuestos que subyacen y que emanan de entender que lo que sale no debe ser más grande que lo que entra. Los grandes errores en las economías mundiales y en las finanzas personales se han cometido al desestimar estos conceptos. Sabemos de compañías que se han engolosinado y han hecho de la actividad especulativa su principal actividad; incluso le han dado preponderancia por encima de su actividad productiva y las hemos visto desplomarse hasta desaparecer. Si el piloto utiliza un mapa erróneo, estrellará el avión contra la cima de la montaña más próxima. El poder de los pequeños conceptos es muy amplio, tanto que pueden marcar en forma significativa la línea de éxito de un proyecto de emprendimiento, de una corporación o de nuestras vidas en lo particular. Estaría bien ponerles mayor atención.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @CecyDuranMena Blog: Las ventanas de Cecilia Durán Mena   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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