No hay mejor forma para abordar un problema que con la cabeza fría. Esto puede parecer bastante elemental, pero si analizamos el bajo rendimiento que tienen muchos ejecutivos en la actualidad, podemos suponer que las empresas realmente necesitan entender mucho sobre el concepto de reencuadrar los problemas para buscar soluciones. Encontrar marcos de referencia novedosos, caminos diferentes se convierte en algo relevante ya que las predicciones que hay sobre las tendencias de los nuevos negocios nos revelan que los proyectos exitosos serán aquellos que nos brinden productos o servicios que aún no existen. 

Siempre me ha maravillado cómo ciertas mentes privilegiadas han logrado ver algo donde los demás mortales no hemos visto nada. Hay seres portentosos que han tenido la capacidad de cambiar el rumbo de sus vidas y de la humanidad entera. ¿Quién diría que fulanito tendría esa capacidad?, nos preguntamos muy sorprendidos. Y, la tuvo. ¿Pero, cuál es esa capacidad? La de reencuadrar los problemas, la de tomar por los cuernos los desafíos y buscar formas novedosas de resolución. Fueron visionarios que tuvieron la curiosidad suficiente y el empuje necesario para no conformarse con la primera respuesta. 

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

Hay un gran déficit que tenemos que solucionar. ¿Por qué parece que tantos gerentes son incapaces de diseñar, implementar y dirigir una estrategia exitosa? Quizás sea porque algunos de ellos sólo han sido entrenados para idear los resultados anuales y se pierden en el camino o se olvidan de los temas importantes para el camino profesional. Los programas de educación universitaria están obligados a llenar ese vacío, igual que los cursos de actualización y de capacitación.  Eso significa que para dar pasos y avanzar es preciso estar preparado, lo mismo para administrar una gran corporación que un pequeño proyecto o incluso la billetera.

Frente a los problemas, tendemos a ubicarnos en dos extremos: o nos vamos al tremendismo y creemos que se trata de algo fatal o lo calificamos como algo nimio y no le damos importancia. Esta forma de abordar los problemas nos deja fuera del terreno de juego. En el primer caso, nos damos por vencidos antes de empezar y en el segundo, nos damos por vencedores: en ninguno nos estamos preparando para dar una solución. En esta condición, estamos aceptando lo que nos dicen con la obediencia de un cordero a su pastor. Nos conformamos con una resignación beatífica y asumimos el problema como un sino fatal.

Por fortuna, hay alternativas. Los seres humanos somos capaces de pensar, de cuestionar, de usar la materia gris que tenemos en la cavidad parietal. Podemos aplicar la imaginación y buscar alternativas. Se trata de ampliar las miras, variar los ángulos de visión, de ver más allá de la punta de la nariz. No es nada más mirar fuera de la caja, es salirnos de ella y voltearla de cabeza si es necesario. Todo arranca con una pequeña pregunta ¿Por qué?

Sigue la información sobre los negocios y la actualidad en Forbes México

Claro, la pregunta es ¿por qué?, con una actitud inquisitiva. No es: ¿por qué a mí?, que nos reduce la visión y nos pone en un plano victimizante. ¿Por qué? Es el cuestionamiento que nos despliega una serie de herramientas de reflexión que tienden puentes al entendimiento. Nos propulsa a la búsqueda de información y nos provee alternativas de solución. Nos genera caminos de acción, en vez de bajarnos los brazos y ser presas del desánimo. Nos convierte en investigadores que van detrás de la solución.

Por supuesto, para reencuadrar los problemas, debemos ser brutalmente honestos. Es muy frecuente escuchar a emprendedores preguntarse ¿Por qué no funcionó mi proyecto? Lo curioso es que no están buscando una respuesta, lo hacen en forma retórica. Si en verdad quisieran que el negocio funcionara, estarían dispuestos a escuchar las respuestas, a ir detrás de las soluciones. Peor aún, cuando uno da una contestación a ese cuestionamiento y escuchan otras opiniones, se rasgan las vestiduras y se cierran a escuchar algo distinto.

Hace falta valor para entender que la forma en que hacemos las cosas no es el único método posible. Hay tantos ejemplos geniales de personas que tomaron diferentes perspectivas con excelentes resultados. Picasso y Braque iniciaron una revolución artística, antes de ellos a nadie se les había ocurrido que podrían pintar con pequeños cubos y alejarse de la forma tradicional de crear; Escher es otro ejemplo de arte gráfico que se atrevió a explorar caminos distintos a los existentes. Ellos fueron capaces de generar alternativas diferentes.

Ser capaces de reencuadrar los problemas es de vital importancia cuando nos estamos preparando a enfrentar un reto. En 1543, la gente pensaba que el sol, los planetas y el cosmos entero giraban alrededor de la Tierra. Nicolás Copérnico cambió la perspectiva universal al sostener que laTierra giraba alrededor del sol. Tan elemental como nos resulta hoy en día, en aquellos años se causó una revolución que fue más allá de la ciencia, fue filosófica, religiosa, social y tuvo una influencia de amplio espectro.

Todos somos capaces de generar nuestras propias revoluciones al abordar los problemas desde diferentes perspectivas. Para ello necesitamos: esfuerzo, atención y práctica. La recompensa es maravillosa porque nos habilita a ver el mundo con otros ojos y eso nos abre caminos de solución. Por eso, la mejor forma de abordar un problema es con la cabeza fría.

De repente, hay personas que creen que los negocios, los proyectos, los emprendimientos son como hijos y no lo son. A un hijo no se le parte en dos, no se le corta un pedazo, no se le cambia de color: a un negocio sí. El problema es que nos aferramos a ellos y nos relacionamos con nuestros retos profesionales como si se trataran de criaturas. No lo son. Es ahí donde tenemos que iniciar con el cambio de perspectiva.

Además, cuando no somos capaces de reencuadrar los problemas, nos estancamos en ellos. Por el contrario, cuando tomamos perspectiva y controlamos nuestras sensaciones, somos capaces de ver lo que se nos presenta como ventanas de oportunidad. Sé que hay ocasiones en que las dificultades pueden parecer tan grandes que no se ven posibilidades; aún en esos momentos, podemos reencuadrar. Si no hay alternativas, quiere decir que ese no era el camino. Al entenderlo, empezaremos a buscar otro o bien, seremos capaces de abandonarlo con un aprendizaje para no volver a repetirlo. 

Lo curioso es que al reencuadrar, generalmente encontramos alternativas. Encontrar marcos de referencia novedosos y caminos diferentes se convierte en algo relevante y muy satisfactorio. Las predicciones que hay sobre las tendencias de los nuevos negocios nos revelan que los proyectos exitosos serán aquellos que nos brinden productos o servicios que aún no existen. Esos estarán en las mentes de aquellos curiosos que saben responder a ¿Por qué?

Suscríbete a Forbes México

Contacto:

Correo[email protected]

Twitter: @CecyDuranMena

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

Siguientes artículos

El diseño nos diseña
Por

El diseño impacta nuestras experiencias, relaciones interpersonales, acciones, hábitos y cómo nos relacionamos con nuest...