El poder del perdón en los negocios

¿Cómo serían los negocios si empezamos a perdonar como inversionistas, empresarios, empleados y consumidores? Cambiemos el “chip” de que todo es desechable y tratemos de aprender de los errores del pasado.     El estadounidense Dave Kerpen, cofundador de Likeable Media  y proponente de mercadeo boca a boca a través de redes sociales, explica en su libro Likeable Social Media, que las palabras “lo siento” o “lo lamento”, llegan lejos al hacer que un seguidor –un cliente, un empleado, un proveedor– se sienta escuchado y valorado y, además, que estas palabras tengan la posibilidad de suavizar una situación potencialmente peligrosa. El perdón no es una palabra de moda –y mucho menos en el mundo de los negocios–, pero es una palabra muy poderosa tanto para el que pide perdón como para el que perdona. Uno de mis proyectos actuales es hacer que el perdón esté más presente en nuestras vidas –hasta en nuestro vocabulario– y abogar por el buen uso del perdón en situaciones organizacionales. En los negocios hay una correlación directa entre el perdón y el éxito: las  relaciones de largo plazo traen éxito empresarial en términos de marca, presencia de mercado y reputación con stakeholders, siempre y cuando estén basadas en confianza. La confianza calculada dura poco tiempo, pero la confianza auténtica implica la habilidad de perdonar y de ser perdonado, de explorar proyectos de intereses mutuos entre la organización y sus grupos de interés. ¿Que pasa cuando una empresa tiene que renegociar un contrato y conceder varios privilegios a su contraparte? Si el proyecto les conviene, se firma un nuevo contrato –¡gran celebración! – y el proyecto toma ritmo. ¿Y si la empresa tiene una oportunidad de hacer más negocios con los mismos socios? Desde el punto estratégico, un nuevo proyecto puede proteger la inversión del proyecto en curso a través del fortalecimiento de lazos políticos y económicos. Pero si no existe el perdón por lo que pasó con el proyecto original, un nuevo proyecto, por rentable y estratégico que sea, no va dar los frutos esperados porque el riesgo es demasiado alto. En otras palabras, la reacción típica de ejecutivos frente a una situación incómoda es de prudencia: ¿por qué arriesgar con otros proyectos cuando tuvimos una mala experiencia con el primer proyecto? La respuesta tiene que ver con supervivencia y perdón. Lo que vale la pena en la vida personal y profesional no es fácil, y muchas veces son las situaciones que nos ponen a prueba las que realmente muestran la valentía y la inteligencia para poder enfrentar otras situaciones similares o más difíciles en el futuro. Cuando el orgullo de una persona u organización es afectado negativamente es muy común huir de la situación, del proyecto o del mercado. ¿Pero qué pasaría si en vez de huir, de escondernos o contraatacar, empezamos a perdonar y buscamos construir una relación aun más fuerte y valiosa? Fred Luskin, director de Stanford University Forgiveness Projects (Proyectos de Perdón) y autor de Forgive for Good, explica que la esencia del perdón es ser resistente frente al “no” cuando las cosas no suceden como uno quiere. Estar en paz con el “no” ayuda a sobrellevar la vulnerabilidad –el riesgo– en la vida y en los negocios porque implica seguir adelante conscientes de que cada situación, proyecto, interacción y resultado pueden ser diferente. ¿Cómo serían los negocios si empezamos a perdonar como inversionistas, empresarios, empleados y consumidores? Cambiemos el “chip” de que todo es desechable y tratemos de colaborar –o al menos aprender– de los errores del pasado para construir un mejor futuro donde el perdón tenga un lugar importante en nuestras vidas. El perdón es un instrumento de poder porque tiene la capacidad de transformación a través de un re-engineering de pensamientos negativos y acciones potencialmente destructivas en los negocios y en nuestras vidas personales.     Contacto: Twitter: @ClarkEsther Email: [email protected] Blog: www.hiponaconsulting.wordpress.com