¿El poder puede cambiar a la gente? ¿Puede una persona ser menos amigable con los demás al ganar poder? Sí, una pequeña dosis de poder influye directamente en el funcionamiento del cerebro haciendo que disminuya su empatía hacia las personas a su alrededor. Así lo señala un estudio realizado por Sukhvinder Obhi, un neurocientífico de la Universidad Wilfrid Laurier en Ontario, Canadá, quien apunta que el poder cambia fundamentalmente la forma en que funciona el cerebro y que la impotencia y el poder aumentan o disminuyen la empatía hacia los demás. Para explicarlo, Obhi y sus colegas Jeremy Hogeveen y Michael Inzlicht realizaron un experimento en el que expusieron al azar a los participantes a sentirse poderosos o impotentes, les pusieron a ver un video en el que sólo se observa a una mano apretar una pelota de goma. Mientras los participantes veían el video los científicos monitoreaban sus cerebros, prestando especial atención a una región llamada el sistema espejo. “El sistema de espejos es importante porque contiene neuronas que se activan cuando aprietas una pelota de goma y cuando ves a alguien más hacerlo. Es lo mismo con recoger una taza de café, golpear una pelota de béisbol o volar una cometa. Si lo haces o alguien más lo hace, tu sistema de espejo se activa. De esta pequeña manera, el sistema de espejos te coloca dentro de la cabeza de un extraño”, apunta la publicación del sitio del National Public Radio. A esto se suma que nuestras acciones están vinculadas a pensamientos como creencias e intenciones, lo que activa la empatía al entender qué motiva las acciones de otra persona. “Cuando veo a alguien que toma una taza de café, el sistema de espejos activa las representaciones en mi cerebro que estarían activas si estuviera tomando una taza de café”, explica Obhi. “Y debido a que esas representaciones están conectadas en mi cerebro a las intenciones que normalmente las activarían, puedes obtener la activación de la intención. Así puedes averiguar: ‘Oye, esta persona quiere tomar café'”. El equipo de invetigadores también intentó darle a una persona un sentimiento de poder o impotencia para observar si eso cambiaría la forma en que el sistema de espejos responde. El resultado: al sentirse impotente, una persona aumenta su empatía, mientras que al sentirse poderosa “la señal no era muy alta”, es decir, con poder resulta más difícil para un individuo meterse en la cabeza de otro. “Lo que estamos encontrando es que el poder disminuye todas las variedades de empatía”, dice Dacher Keltner, un psicólogo social de la Universidad de California en Berkeley, que no participó en dicho estudio. Aunque señaló que estos resultados encajan en una tendencia dentro de la investigación psicológica, y que todo depende de “cómo adaptamos nuestros comportamientos a los comportamientos de otras personas”. Por último apuntó que esto es un campo emergente de investigación que sugiere que las personas poderosas que comienzan a olvidar a sus subordinados pueden ser entrenadas para que vuelvan a ser compasivas.

 

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