La nación de la mítica Helena es el espejo en que se deben ver otros Estados para no caer en los excesos y no entregarse a los deseos económicos de los acreedores internacionales.   Como en el rapto de Helena que generó la guerra de Troya, hoy Grecia sufre el rapto a manos de sus acreedores, y la explicación de ambos raptos reside en el deseo. Helena despertaba el deseo carnal en Teseo y Paris en la Iliada de Homero, mientras que en Grecia despertaba el deseo incontenible de pertenecer a la clasificación de países desarrollados que “obtiene” con su membresía a la Unión Europea en 1981 y luego con su ingreso a la eurozona en el 2001. Este deseo le llevó a comprometer el crecimiento de su economía para tratar de beneficiar a su población, aun cuando no tenía la capacidad económica para cumplir con las políticas financieras y políticas de la Unión Europea y luego de la eurozona. Su deseo por generar una aparente economía boyante, con sobresueldos, subvenciones en pensiones, excepciones en IVA, edad global del retiro en 59 años, excesivo gasto militar, sin ignorar la corrupción y la evasión fiscal, y donde encontramos, para colmo, que el bloque europeo no vio, como muchos, venir la crisis inmobiliaria del 2008, que generaría una crisis económica mundial que impactaría con más fuerza a las economías vulnerables. Su deseo de pertenencia llevó a Grecia al endeudamiento por 315,000 millones de euros, 170% de su PIB y al tema de los rescates por el BCE. Los griegos, llenos de virtudes y con una cultura trascendental en la comprensión del mundo, tan ensimismados como Narciso enamorado de su propia imagen, dejaron de observar lo que ocurría en su entorno ¿Cómo es que estando en el quinto lugar de deuda per cápita, detrás de Irlanda, Italia, Austria y Francia, llegaron a la crítica situación del endeudamiento descontrolado?¿Cómo es que Grecia obtuvo mayor deuda respecto a su PIB en la eurozona, más que Italia que tiene 132.10% contra los 177.10 de Grecia? Grecia es el espejo para otros Estados, para no caer en el exceso y no entregarse a los deseos económicos de los acreedores internacionales. Alexis Tsipras, del partido de izquierda Syriza, de forma errática da bandazos en sus decisiones ante la Troika (UE, BCE, FMI), intentando mantener sus promesas de campaña y ser congruente con su ideología y la de su partido, aquellas promesas que le dieron el triunfo electoral. Tsipras tendrá que elegir entre ser Palinuro, que desciende, o Perseo, que asciende. Él deberá hacer posible lo imposible.   Contacto: Correo: [email protected] / [email protected] Twitter: @ilrodrig   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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