Ésta es la historia de un grupo de indígenas otomíes de Hidalgo, que tras su traumática experiencia al cruzar la frontera con EU, ofrecen paseos donde cualquier turista puede ‘vivir’ la experiencia de los migrantes ilegales.   Imagínate que un día te quedas sin trabajo y no hay nada qué comer en casa. Entonces, decides irte de “mojado” a Estados Unidos. Tomas la decisión de inmigrar y, en menos de una semana, estás en la frontera, a punto de intentar cruzar a territorio estadounidense, cobijado por la obscuridad de la noche. Vas con un grupo grande de inmigrantes que buscan lo mismo que tú: trabajo. Mientras esperan en la penumbra el momento adecuado para cruzar, pasan sed, frío, hambre y miedo. Alguien da la indicación para cruzar, todos caminan apresurados y nerviosos. Sudan y piensan en que están poniendo en riesgo su vida y en lo que va a pasar si no logran su objetivo. De pronto, alguien grita: “¡La migra!”. Todos corren sin rumbo para esconderse o escapar de los agentes de la Patrulla Fronteriza estadounidense (US Border Patrol). Muchos logran evadirse, pero la mayoría son detenidos. Ahora, imagínate que esta experiencia, llena de adrenalina, la puedes reproducir y cobrar para que otros la puedan experimentar de manera segura. Pues eso es precisamente lo que hicieron inmigrantes indígenas de El Alberto, una comunidad Hñahñu (otomí), del municipio de Ixmiquilpan, Hidalgo. La idea surge junto con la creación del Parque Ecoturístico y Acuático Ecoalberto en esa población de poco más de 800 habitantes del centro de México. Se trata de un parque comunitario que permite, desde hace 6 años, generar puestos de trabajo en esa comunidad, donde más de la mitad de la población masculina ha emigrado a Estados Unidos. La idea de formar este parque surge de inmigrantes que decidieron regresar a su comunidad y se esforzaron por encontrar una forma de sustento. Así, se organizan a la manera de muchas comunidades indígenas del país, con trabajo comunitario y empiezan a embellecer la zona que habitan, donde hay extraordinarios paisajes semidesérticos, un cañón, un río (el río Tula), aguas termales y fauna característica de la región. Proponen crear un recorrido nocturno, simulando un intento por cruzar la frontera, basado en sus propias experiencias, y agregan deportes extremos y de aventura, además de otras actividades ecoturísticas. Los recursos conseguidos por estas actividades han sido reinvertidos por el Consejo de Administración, que renueva a sus 89 integrantes cada año a la manera indígena, pues brindan su trabajo gratis a la comunidad durante los 12 meses que administran el parque. Esta extraordinaria organización comunitaria ha desarrollado un verdadero complejo turístico, que explota de una manera ecológica todos sus atractivos naturales. Los visitantes pueden aventarse en tirolesa, practicar rappel, pasear en lancha o realizar paseos nocturnos. También pueden nadar en aguas termales, acampar y hospedarse en cabañas bellamente construidas con materiales de la región, como piedra, madera y penca de maguey. Actualmente cuentan con cabañas para hospedar desde dos hasta seis personas cómodamente y con todos los servicios, restaurante con capacidad para 80 personas, palapas, una tienda comunitaria, baños, vestidores, regaderas para la zona de acampar y de albercas, área infantil, asadores y estacionamiento. Además, cuentan con un programa de operación ecológica, que incluye una planta de tratamiento de aguas residuales, manejo de desechos orgánicos e inorgánicos y acciones de concientización para el cuidado y respecto de los recursos naturales de la región. Todo eso han hecho los indígenas de esta zona, que para iniciar el proyecto tuvieron que aprender a hablar español, pues el 95% de la población sólo hablaba otomí. ¿Increíble no?  Hoy, la tarea es visitar este lugar.   Si quieren saber más sobre este sitio en el estado de Hidalgo les comparto una liga: http://www.cdi.gob.mx/ecoturismo/hidalgo_gran_canon_ecoalberto.html     Contacto: Twitter: @elopez_loyola Email: [email protected] Email: [email protected]

 

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